El Celta apostará por su versión más ofensiva para intentar remontar el 0-1 de la ida en Ucrania
23 feb 2017 . Actualizado a las 19:51 h.El Celta está convencido de que la machada es posible. No es una pose para mantener el pulso para la vuelta ante el Shakhtar, sino la idea que ha transmitido Berizzo nada más perder por la mínima (0-1) en la ida. Los vigueses viajaron a Ucrania considerando que no son un rival inferior al colectivo de Donetsk, que pueden ganar en el Metalist y que ya demostraron en el Bernabéu que son capaces de cualquier empresa. Y el frío no será un problema. Será menos del esperado aunque el termómetro puede estar en territorio negativo a la hora de comenzar la contienda.
La necesidad de marcar simplemente reafirma el plan de partido de los célticos. Si atacar y presionar en campo contrario forma parte de un ADN tan solo traicionado en Mendizorrotza, en Járkov los vigueses buscaran el control de partido desde el saque inicial. Asumiendo que el Shakhtar, en el estreno continental en su nuevo hogar, querrá lucirse y sabiendo que el contragolpe es la principal amenaza del colectivo de Fonseca.
Y para tener el balón y moverlo con criterio, todo apunta a que Jozabed, uno de los triunfadores del duelo del domingo pasado ante Osasuna, puede tener un sitio en el trivote, una zona capital en la que no podrá estar Radoja por sanción. La baja del serbio en teoría debería estar cubierta por Marcelo Díaz. Una de las grandes incógnitas para el plan de partido es saber si el Toto apostará por el chileno o por una formación más ofensiva con Guidetti en punta, lo que retrasaría a Wass, encomendado de inicio a la banda derecha. En su comparecencia de ayer habló de tres atacantes, lo que en teoría aumenta las opciones del sueco.
Las demás cartas celestes parecen marcadas. Con Sergio Álvarez en la portería, el cuarteto habitual en la zona defensiva, con el Tucu Hernández en la sala de máquinas y Pione Sisto con Iago Aspas en ataque. Sin descartar a Bongonda, que siempre ha encontrado en el entrenador a un fiel aliado.
El Shakhtar defiende su gol de ventaja recuperando a Stepanenko, uno de sus pesos pesados en el centro del campo, que estaba sancionado en la ida. Será, en teoría, la única novedad en un once continuista, ya que Ferreyra, el máximo realizador, no se recuperó a tiempo, lo que significa que Gustavo Blanco, el goleador del partido de ida, continuará siendo la referencia ofensiva del equipo ucraniano, que no tuvo competición el fin de semana y que jugará su segundo partido del 2017, frente a los 14 que cumplen los vigueses.
A los celestes les espera un campo lleno, con una afición hambrienta de fútbol y con muchos hinchas de Donetsk que se reencuentran con su equipo después de una larga temporada en el destierro. Járkov es lo más cerca que ha estado el Shakhtar de su casa desde que estalló el conflicto bélico.
Y en medio de todos, una veintena de valientes aficionados del Celta que se pasaron cinco horas en el vuelo chárter soñando con vivir en directo la gesta del equipo vigués. Que se niega a morir sin intentarlo.
Comprueban el mal estado del césped
El césped puede ser uno de los problemas del conjunto vigués para la contienda. Los célticos pudieron comprobar de primera mano durante el entrenamiento oficial previo al partido que el campo está muy duro, lo que puede dificultar el control del balón. No obstante, una situación parecida ya la vivió el equipo, que jugó y ganó en Butarque ante el Leganés en el inicio de la segunda vuelta.
Por otra parte, Berizzo se llevó a todo el plantel a Ucrania, incluido el sancionado Nemanja Radoja, pero al margen del serbio, el entrenador del Celta tendrá que hacer cinco descartes. La expedición céltica regresará a Vigo a la conclusión del partido.