El día que la locura celeste fue más bendita que nunca

La Voz

GRADA DE RÍO

Salvador Sas | EFE

Por supuesto, no faltaron la «Rianxeira» y el «Miudiño» como en toda celebración

21 abr 2017 . Actualizado a las 13:47 h.

Locura era la palabra más repetida ayer por la noche por el celtismo para describir lo que se había vivido en las gradas del Luminus Arena. «Ha sido increíble, una emoción tremenda, gente emocionada llorando», resumía Diego Lago, de Irmandiños 1923. El presidente de su peña, Pablo Alonso, se mostraba más escueto pero igual de explícito: «Esto es la hostia, ¡la hostia!», exclamaba nada más finalizar el encuentro.

Pero antes del éxtasis final se vivieron muchas emociones. «No paramos de animar, nos lo curramos como nunca. Estábamos tranquilos y creyendo en nuestro fútbol de salón, aunque viendo que el partido se ponía duro», recordaba Ángel Labordeta, de Tabernícolas. Hasta se tomaron con filosofía las alusiones de la afición del Genk. «Lo mejor es cuando nos llamaban portugueses, les sale precioso», señalaba con ironía.

Diego Fernández, miembro de la Peña de Porto do Son, hablaba de «un triunfo moi sufrido». «Estabamos bastante nerviosos ata o 0-1», comentaba. Para el momento en que el disparo de Sisto encontraba portería no les salían a ninguno las palabras exactas. «Fue una locura en la grada visitante. Hubo gente que acabó cinco filas más abajo de donde estaba. ¡Increíble», relataba Lago. Tras ese momento llegó la tranquilidad de verse más cerca de las semifinales, pero el empate hizo que fuera solo una calma fugaz. «Vímolo de cara, pero durou tan pouco... Os dez últimos minutos estabamos todos que saltabamos á mínima, fixéronse eternos. En canto vimos que aínda engadían otros cinco pensamos que non chegabamos ao final». Pero en cuanto el árbitro decretó la conclusión del duelo fue «unha tremenda explosión de alegría».

A sabiendas de que el equipo estaba clasificado llegaron los momentos más dulces. «Fue una comunión total. Vinieron tras el partido, se fueron al vestuario y volvieron a salir. Estuvieron cantando y celebrando un buen rato con la afición», agradecía Lago. Lo confirmaba Fernández, añadiendo que la fiesta continuó luego. «Estivemos un bo rato celebrando na grada antes de marchar, e agora -contaba durante el desplazamiento- no bus de volta a Lieja e unha festa. A verdade é que aínda non acabamos de crer o que conseguimos».

Por supuesto, no faltaron la Rianxeira y el Miudiño como en toda celebración que se precie. Con la esperanza de que no vuelvan a tardar en sonar. El día en que la bendita locura celeste lo fue más que nunca