Luis Ferrer: «El comportamiento del copiloto no cuadra con el de una depresión»

Carlos Punzón
carlos punzón VIGO / LA VOZ

INTERNACIONAL

Luis Ferrer achaca a un «transtorno de personalidad complicado» la decisión de Lubitz.
Luis Ferrer achaca a un «transtorno de personalidad complicado» la decisión de Lubitz. monica ferreirós

«Este caso se puede ver como una venganza, un enfado con la humanidad»

28 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la cautela que obliga emitir una opinión médica con datos que cambian con rapidez y sin haber visto nunca al paciente, el psiquiatra Luis Ferrer i Balsebre apuesta por descartar que una depresión llevase al copiloto de Germanwings a estrellar el avión contra los Alpes y acabar con la vida de 150 personas. El que fuera director del área de salud mental del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago cree que algo motivó un afán de venganza en el joven alemán.

-Con lo que se conoce de Andreas Lubitz, ¿diría que daba muestras de estar inmerso en un proceso de depresión?

-Las bajas por depresión conllevan cuadros mucho mayores: no tienes ganas de levantarte, ni de trabajar, ni de ducharte siquiera, y por lo que se ve del copiloto tenía una presencia pulcra, cumplía con sus horarios, mantenía una relación normal con los demás y eso no es capaz de hacerlo una persona con un cuadro depresivo agudo.

-¿Diría entonces que puede haber algo más u otra interpretación psiquiátrica de su estado?

-Es raro, por lo que se sabe hasta ahora no me cuadra que estuviera de baja por depresión.

-¿Cuáles son pues los síntomas inequívocos de que una persona sufre una depresión aguda?

-Profunda tristeza, llanto inmotivado, angustia importante, tendencia a quedarse en cama, evitar a la gente, falta de apetito e higiene, un insomnio importante y en definitiva desentenderse de lo básico de la vida.

-¿Un cuadro semejante puede pasar desapercibido al entorno de quien lo sufre, a familiares o compañeros de trabajo?

-No, lo notarían claramente y más en un trabajo como el de los pilotos que se desarrolla en un espacio tan reducido.

-¿Un desorden como el de la depresión o similar puede desencadenar en una pulsión criminal como la protagonizada por Lubitz?

-No. En suicidio sí, pero este no es el caso, aunque hay que verlo con más perspectiva. Pero tiene que haber algo más. Pudo ser que le pareciera oír voces que le dijeran ¡estréllate!, pero eso no es asimilable por ejemplo a una depresión. Un cuadro psicótico se nota en la cara.

-Pero actuar contra los demás acabando con su vida, además de con la propia, ¿qué denota desde el punto de vista psiquiátrico?

-Se puede entender en clave de venganza, de enfado con la humanidad. Es seguro un trastorno de personalidad complicado.

-¿Y ese enfado puede ser tan sostenible como para no cambiar de opinión y encaminar al desastre a un avión lleno de pasajeros?

-Lo que recalca es el ansia de venganza y de estar sufriendo alguna patología. Hay que ver qué le ocurrió antes a esa persona y por qué decide, si al final fue así, llevarse por delante a todas esas personas que iban en el avión.

-¿Se le ocurre algún motivo?

-Puede ser por múltiples razones. Ya ha habido otros casos de pilotos que han estrellado su avión, aunque son conductas improbables, pero se acabará sabiendo con seguridad.

-El copiloto había registrado en el 2009 un episodio de depresión. ¿Hubiera sido suficiente para impedirle trabajar en un avión?

-La depresión no incapacita a nadie. El 60 % de la gente va a padecer en algún momento de su vida un cuadro de depresión, es algo cotidiano de lo que nadie está vacunado. Es un estigma identificar a alguien con depresión con estar como una caldereta. De hecho la depresión es el motivo más común de las bajas laborales, por lo que si impedimos trabajar a alguien por haber tenido una depresión, pues entonces no trabajaría nadie.