Sanders vuelve a acorralar a Clinton

victoria toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

JEWEL SAMAD | Afp

El senador la vincula a Wall Street en el primer debate cara a cara entre ambos

06 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Bernie Sanders consiguió acorralar de nuevo a Hillary Clinton en el primer debate cara a cara tras la retirada de Martin O'Malley, que mantuvieron el jueves por la noche. Los dos candidatos demócratas discutieron con fiereza sobre de dónde procede el dinero de la política y su influencia en ella, la situación internacional y qué es ser progresista. Su casi empate en Iowa, donde la exsecretaria de Estado ganó por la mínima, y las encuestas sobre la próxima votación en Nuevo Hampshire, que le dan a Sanders treinta puntos de ventaja, estaban detrás de los ataques que se dedicaron.

La guerra de Irak

Experiencia o buen juicio. La estrategia de la antigua senadora es reivindicar su experiencia de Gobierno frente a la inexperiencia de Sanders. «Estáis votando tanto a un presidente como a un comandante en jefe», dijo dirigiéndose a los electores y añadió: «No hay manera de saber lo que puede llegar a la puerta de la Casa Blanca y suponer un peligro nacional». La respuesta de Sanders fue contundente: «La experiencia no es lo único que cuenta, también es importante el buen juicio. En el 2002 los dos teníamos la misma información para validar la guerra de Irak. Uno de nosotros votó lo correcto y el otro, no», dijo en alusión a que en el Senado él mismo se opuso a aquella guerra y Clinton votó a favor.

La ex primera dama no se dejó amilanar y en ocasiones fue realmente agresiva como cuando se refirió a lo que se entiende por progresismo: «Un progresista es alguien que hace progreso, que hace cosas. Y yo las hago. Lo que no hago es promesas que no puedo cumplir». «No hay nada malo en ser moderada», le contestó Sanders recordando que así es cómo ella misma se definió en el pasado. «Pero no se puede ser moderada y progresista a la vez».

El dinero en la política

La sombra de las donaciones. La estrategia de Sanders está limitada a mostrarse como el único abanderado de ese progresismo y a la denuncia de la connivencia entre Wall Street y la política. «Los millonarios controlan el proceso político», dijo en referencia a las donaciones que destinan a las campañas políticas, entre ellas la de Clinton. Esta, claramente enfurecida, le recriminó sus insinuaciones: «No creo que este tipo de ataques sean dignos de ti. Ya está bien. Si tienes algo que decir, dilo directamente».

La conclusión del debate es que no hubo un claro ganador. El mejor resumen lo hizo nada más acabar el debate un tuit de la actriz Mia Farrow: «Estaría bien si pudiéramos dividir el trabajo: Bernie se encargaría de la política doméstica y Hillary de la exterior»

El impulso de Marco Rubio

La sólida tercera plaza que logró Marco Rubio el lunes en Iowa ha empezado a darle frutos. La última encuesta en Nuevo Hampshire, realizada para el Wall Street Journal, le sitúa ya en segundo lugar con un 17 %, tras Donald Trump que tiene el 30 % del apoyo. Ese avance está teniendo consecuencias: los ataques en su contra se han redoblado. Sobre todo los de Jeb Bush y Chris Christie, que le definen como un «nuevo Obama». La razón es evidente: todavía hay muchos que creen que ni Trump ni Cruz lograrán la nominación. La explicación que dan algunos analistas es que los votantes quieren castigar a la dirección de su partido y que por eso al inicio de las primarias votan a candidatos que se enfrentan al establishment pero a la hora de la verdad se decantarán por el que esté mejor situado entre aquellos que sí tienen un perfil elegible. Obviamente, eso no incluye ni al magnate neoyorquino ni al senador tejano. El propio Rubio hace ya uso de esa imagen de elegibilidad en su campaña con mensajes como «ganar en noviembre» o «un conservador que sí puede ganar»