Los edificios destruidos en el seísmo de Italia tenían certificados antisísmicos falsos

María Signo ROMA / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Atlas TV

En 1997 se destinaron 2.300.000 euros a las obras para cumplir las normas y en el 2009, otros cuatro millones

31 ago 2016 . Actualizado a las 07:57 h.

El terremoto del centro de Italia ha destapado la caja de Pandora sobre las irregularidades en las obras para cumplir las normas antisísmicas en edificios públicos y privados realizadas tras los terremotos de 1997 y el 2009. En un documento destapado ayer por la prensa, aparece la lista de intervenciones antisísmicas, así como el dinero destinado a cada una, las empresas encargadas de las obras y los responsables. Fueron 2.300.000 euros en 1997, a los que se añaden en el 2009 otros 4 millones. En la lista aparece las certificaciones de la puesta a punto antisísmica de los edificios que se derrumbaron en el seísmo del pasado 24 de agosto y que ahora investiga la fiscalía.

En Arquata, la sede de correos, la escuela, el ayuntamiento y el cuartel de carabineros tendrán que ser demolidos a pesar de tener todos los papeles en regla.

En Accumoli, los dos test realizados en la Torre Cívica, uno en octubre del 2012 y el otro en mayo del 2013, tras una intervención para asegurarla, no han evitado que esta se derrumbase. En esta misma población los documentos muestran como el dinero destinado a la torre de la iglesia, cuyo derrumbe provocó la muerte de un matrimonio y sus dos hijos pequeños, fue destinado a obras en el techo. Otro de los casos es el colegio de Amatrice. El escándalo de los certificados falsos se extiende también a los edificios privados. Muchos ciudadanos aseguran haber comprado sus casas hoy destruidas, con el certificado de «anclaje» antiterremoto.

Amatrice despidió ayer a los fallecidos en el seísmo, en un acto que contó con la presencia del presidente Sergio Matarella y el jefe del Gobierno, Matteo Renzi. En la ceremonia solo estaban presentes 37 ataúdes, dos de ellos de niños, de los 231 muertos allí y en Accumoli. Muchas de las víctimas eran de otras zonas y otras 10 no pudieron ser trasladados a causa de la fuerte lluvia. En la homilía, el obispo de Rieti, Domenico Pompili, aseguró que «no mata el terremoto sino las obras del hombre».