Washington y Moscú estrechan el cerco sobre el Estado Islámico

La Voz JERUSALÉN / COLPISA

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En apenas unos meses han sufrido la pérdida de su ministro de guerra, Omar Shishani, y de Al Adnani, mano derecha del califa

01 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A las pocas horas de que el Estado Islámico (EI) informara de la muerte en Siria de Abu Mohamed al Adnani, portavoz, fundador del grupo y responsable de alentar los golpes en Occidente, EE.UU. y Rusia se atribuyeron su muerte. El EI se limitó a señalar que falleció «mientras controlaba las operaciones para rechazar las campañas militares contra Alepo», y a las pocas horas el portavoz del Pentágono, Peter Cook, confirmó que «las fuerzas de la coalición condujeron un ataque aéreo de precisión cerca de Al Bab, contra Al Adnani». La sorpresa llegó cuando el Ministerio de Defensa ruso emitió otro comunicado en el que detallaba que un grupo de unos 40 combatientes del EI, entre los que estaba Al Adnani, murieron en un bombardero cerca de Um Hoch, en al zona rural de Alepo.

Los ataques son en lugares diferentes de la provincia de Alepo, pero Moscú y Washington se quisieron anotar el tanto. El EI tiene cada vez más problemas para defender el califato y proteger a sus grandes líderes, con lo que se estrecha el círculo sobre el califa Abu Bakr al Bagdadi. Los yihadistas reemplazan con rapidez a los cabecillas caídos en combate, pero en apenas unos meses han sufrido la pérdida de su ministro de guerra, Omar Shishani, y Al Adnani, mano derecha del califa.

El iraquí Abu Abdel Rahman Iyad al Ubeidi y el saudí Abu Mohamed al Shemali son los dos únicos supervivientes del núcleo duro que estableció el califato.

Imán para los radicales

Taha Sobhi Falaha era el verdadero nombre de Al Adnani, nacido en la provincia siria de Idlib hace 39 años. Tras la invasión estadounidense de Irak no dudó en cruzar la frontera para unirse a la guerra santa y allí comenzó su relación con Al Qaida, lo que le llevó a la prisión de Camp Bucca, donde cumplió varios años de condena. Tras el estallido revolucionario en su país natal, regresó para ayudar a formar el Frente al Nusra, primero, y después el EI.

Fue el encargado de anunciar la proclamación del califato en el 2014, pero fue sobre todo el responsable de exhortar a los musulmanes a hacer la yihad en sus países de origen. Esta tarea de propaganda la completaba con labores de reclutamiento y la planificación de ataques como los de París o Bruselas.

Raqa, en Siria, y Mosul, en Irak, son los últimos bastiones del EI. Parece que el califato vive sus último días y esto es «un error estratégico» para el profesor Efraim Inbar, del centro de estudios estratégicos israelí Begin Sadat (BESA). «No merece la pena malgastar munición con ellos porque pueden acabar desarrollando un papel positivo. El problema real en Oriente Medio es el deseo de hegemonía de Irán y el EI puede ayudar a obstaculizar los planes iraníes».