La crónica de una muerte anunciada

JULIO Á. FARIÑAS REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

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La coartada de esta nueva maniobra suicida lleva el sello del diputado Diosdado Cabello y de otros personajes del ala más radical del chavismo

22 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El Consejo Nacional Electoral de Venezuela anunció el jueves la suspensión, «hasta nuevo aviso», de la segunda fase de recogida de firmas -la del 20 %- prevista para miércoles, jueves y viernes de la próxima semana, alegando que los tribunales penales de cinco estados, que no tienen competencias en materia electoral, anularon las allí recogidas para el 1 %.

La decisión no sorprendió a nadie. Ya esperaba la semana pasada que el revocatorio, el último cartucho que quedaba para dar una salida institucional a la crisis galopante que padece el país, no se iba a quemar. Se daba por hecho que el pelotón de fusilamiento de una de las joyas de la corona de la Constitución bolivariana estaría formado por magistrados del Tribunal Supremo, los mismos que se arrogaron la competencia de aprobar el presupuesto del Estado para el año que viene, una competencia exclusiva de la Asamblea Nacional.

La coartada de esta nueva maniobra suicida lleva el sello del diputado Diosdado Cabello y de otros personajes del ala más radical del chavismo, como el gobernador de Aragua, que orquestaron de forma sincronizada, vía Twiter, las sentencias penales de los cinco tribunales que anularon la recogida del l % de las firmas.

Estas decisiones, así como la prohibición del salir del país de Capriles y otros ocho dirigentes de la MUD se interpretan desde las filas de la oposición, incluso desde el ala crítica del chavismo que encabeza Nicmer Evans, como provocaciones para generar violencia y justificar la intervención de los militares para imponer orden.

Mientras tanto, Maduro, el nudo gordiano del problema, horas antes de que se hiciese pública la muerte del revocatorio, salió de gira internacional por cuatro países «para estabilizar los precios del petróleo». Antes presentó un programa de radio y televisión en la que no mentó el tema. Dedicó las tres horas a dar incienso a Chávez.

Las dos preguntas que hoy flotan en el ambiente son: ¿qué papel jugó en todos estos despropósitos el mediador Zapatero? ¿Se atreverá Maduro a volver a Venezuela?