El Estado Islámico se venga en Kirkuk

Laura fernández palomo JERUSALÉN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

PO(PHOT) DEZ WADE / BRITISH MINI | EFE

Ataca por sorpresa y con técnicas de yihad urbana la ciudad alejada de la línea del frente, para intentar resarcirse de la ofensiva contra Mosul

22 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Por sorpresa y durante la medianoche, los combatientes del Estado Islámico (EI) respondieron ayer a la ofensiva para recuperar Mosul con una arremetida en la ciudad de Kirkuk. Enclave que está fuera de la línea del frente y del control del grupo terrorista, se vio envuelta en una arremetida de atentados suicidas, toma de mezquitas, edificios gubernamentales y ataques de francotiradores que derivaron en intensos enfrentamientos entre los combatientes yihadistas y el Ejército iraquí.

Las televisiones locales transmitían explosiones, tiros y columnas de humo por las detonaciones en plena ciudad. En la central eléctrica de Dibis, en el norte de Kirkuk, tres atacantes suicidas entraron en las instalaciones aún en construcción y mataron a 16 personas, 12 trabajadores iraquíes y cuatro iraníes según confirmó su alcalde, Abdullah Nur al Din. En los combates con las fuerzas de seguridad fue abatido uno de los yihadistas y otros dos se volaron por los aires. Otros ocho milicianos fallecieron por inmolación y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

La agencia de propaganda del EI, Amaq, aseguraba haber tomado la mitad de la urbe mientras las fuerzas oficiales intentaban mantener el control y evitaban confirmar que la incursión hubiese tenido tanto éxito. «Trabajamos sin cesar para eliminar las células terroristas antes de que acabe el día», dijo el coronel Arkan Hamed, de la policía provincial, en la misma línea que el gobernador de Kirkuk, Najmaldin Karim, intentando quitarle hierro: «Se esperaba que células durmientes de Estado Islámico atacarían algún día Kirkuk ahora que ha comenzado la ofensiva en Mosul». Las declaraciones chocan, sin embargo, con las del jefe de las fuerzas especiales iraquíes, el teniente general Talib Shaghati, que considera que los atacantes llegaron desde fuera de la ciudad.

La soberanía de Kirkuk, a 160 kilómetros de Mosul y reserva petrolera, ha sido disputada históricamente por fuerzas kurdas y por poblaciones árabes suníes, amparadas por el ex presidente Sadam Huseín. Tras la descomposición de Irak, originada por la invasión estadounidense de 2003 y agravada por el avance del EI en 2014, se ha producido un vacío de seguridad que acrecentó el riesgo terrorista, sobre todo, por la llegada de yihadistas asentados en el sur de la provincia.

Lo de ayer fue una exhibición de yihad urbana. Salieron a la luz y mataron al menos a 22 personas en una operación de impacto para desquitarse de la ofensiva contra Mosul, último feudo iraquí del Estado Islámico. El califato introdujo guerrillas en las calles de la ciudad que obligaron a las autoridades a decretar el toque de queda. Llegaron a ser visibles hombres portando fusiles y granadas, según un corresponsal de la agencia France Press.

Por su parte, la reconquista de Mosul entraba en su quinta jornada con el retroceso de las fuerzas kurdas por un contraataque con coches bomba del EI en Bashiqa, la segunda ciudad iraquí en manos de los terroristas desde 2014. Los combatientes yihadistas están demostrando gran habilidad en el contraataque, aunque las fuerzas iraquíes aseguran que la arremetida sigue su curso más rápido de lo previsto. Al menos, 25 pueblos colindantes han sido liberados alrededor de Mosul.

El dilema de los civiles: huir o exponerse a bombardeos

Con el avance de la ofensiva contra el Estado Islámico en Irak, poco se sabe del devenir de los 1,2 millones de personas que están en la ciudad de Mosul, último bastión de los terroristas en el país. «La población se enfrenta a un dilema terrible que es intentar huir de la ciudad y enfrentarse a bombas trampas y minas anti personas o quedarse en sus casas y correr el riesgo de que les caiga una bomba encima o ser víctimas de fuego cruzado», explica el portavoz de Save The Children en Irak, el español David Andrés Vinas.

ACNUR estima que, desde que empezó la ofensiva, el lunes 17 de octubre, 5.000 iraquíes procedentes de los alrededores de Mosul ya se han desplazado, aunque todavía no se han producido movimientos masivos porque las villas retomadas se vaciaron con la entrada de los yihadistas.

Tanto Save The Children como Naciones Unidas han documentado la salida de miles de residentes de Mosul, durante los últimos tres meses, en dirección a la provincia sirio kurda de Hasaka, que escaparon pagando a las mafias, ya que los yihadistas no están dejando salir a ninguno de los residentes. Además miles de personas estarían atrapadas en la frontera sirio iraquí tanto para escapar de las garras del EI como para volver desde Siria a territorio iraquí que no esté controlado por el grupo terrorista, en un movimiento migratorio que se repite desde hace meses.

Las oenegés insisten en la necesidad de recibir fondos que permitan hacer frente a la crisis humana sin precedentes que se avecina y que, según sus datos, puede afectar a medio millón de menores. «Muchos morirán», asegura David, por lo que insiste en abrir corredores seguros y priorizar la vida de civiles durante una ofensiva que está acompañada de bombardeos de las coalición internacional sobre la ciudad.

Se espera que los militantes del EI utilicen a los civiles como escudos humanos del mismo modo que ocurrió en la liberación de Faluya, en junio. «Tenemos que tener en cuenta las lecciones aprendidas de esa operación y garantizar ahora la protección de los civiles», intenta llamar la atención Andrés.