Las elecciones en Ecuador, cuestión de décimas y algo más

Julio Á. Fariñas A CORUÑA

INTERNACIONAL

MARIANA BAZO | Reuters

Cerca de 13 millones de ecuatorianos están llamados de nuevo a las urnas el próximo dos de abril para decidir quién sucederá a Rafael Correa en la presidencia del país. En las elecciones celebradas el pasado día 18 su candidato logró un millón de votos más que el segundo, pero le faltaron unas décimas para librarse de la segunda vuelta.

25 feb 2017 . Actualizado a las 22:09 h.

La de Lenin Moreno, el candidato oficialista, ha sido calificada de «amarga victoria» porque deja en el aire el retiro de Rafael Correa que ostentó el liderazgo del país en la última década y llevaba años aplazando una retirada que cada vez con mas insistencia le exigía su familia. Temía, con fundamento, que no tenía en su equipo ningún candidato a la sucesión que le garantizase la continuidad de su Revolución Ciudadana. Al final apostó por Lenin Moreno, al que formó en su último mandato nombrándolo vicepresidente, pero las urnas no le dieron el vistobueno definitivo. El veredicto de los electores no le sentó nada bien a Correa que amenaza con volver.

Planes trastocados

Este economista formado en Europa y Estados Unidos llegó al poder por primera vez tras haber ganado las elecciones en una segunda vuelta hace diez años en un país en el que los tres presidentes anteriores no habían llegado a concluir sus respectivos mandatos, logró una profunda transformación de su país.

Su buen aprovechamiento de la bonanza petrolera le permitió dedicar el 35% del gasto público a Educación, el 10,23 % a Sanidad y algo menos del 6 % a Defensa. Esa política económica funcionó bien hasta la caída en picado de los precios del petróleo, su principal fuente de ingresos. La drástica caída de los mismos y su escasa o nula apertura a la iniciativa privada en las fuertes inversiones realizadas han elevado la deuda pública al 34 % del PIB, lo que equivale a 1.905 dólares per cápita, a pesar de la fuerte subida de impuestos, para hacer caja y así poder hacer frente a los compromisos contraídos.

Todos estos factores trastocaron en buena medida la hoja de ruta diseñada por Correa y el millón de votos de ventaja que le sacó el candidato oficialista al ex banquero Guillermo Lasso no fueron suficientes para evitar la segunda vuelta ya que se quedó a unas décimas del 40 % que le daría el acceso directo a la presidencia, según la legislación electoral ecuatoriana.

La segunda vuelta

Pero lo más preocupante para los promotores de la Revolución Ciudadana es que tampoco le garantizan el triunfo en la segunda vuelta. Su único rival en las urnas, el próximo dos de abril, al 28 % de votos propios obtenidos en la primera vuelta puede sumar una buena parte de los que el pasado día 18 fueron a parar a los otros seis candidatos en liza, especialmente los de la social cristiana Cynthia Viteri que obtuvo algo más del 16 % y ya le manifestó su apoyo y los del ex alcalde de Quito, el socialdemócrata Paco Moncayo, que rondaron el 7 %, aunque este, de momento, mantiene abierta la decisión.

Los resultados por provincias

Por otra parte, los resultados obtenidos por los dos finalistas en las distintas circunscripciones electorales también ofrecen datos significativos. Así, Lenin Moreno ganó en siete provincias de la costa en las que tradicionalmente ganaba la derecha y perdió en cinco de las diez provincias de la sierra. También perdió en las provincias del centro con fuerte presencia indígena, en Galápagos y en cinco de las siete provincias del Amazonas, donde Correa autorizó hace escasos meses la explotación de los yacimientos petroleros localizados en el Parque Nacional Yasuni, una zona que es reserva mundial de la biosfera.

Otro retroceso del populismo

El no descartable triunfo de la derecha el próximo dos de abril supondrá una nueva confirmación del retroceso del populismo en la región, después de la caída del kirchnerismo en Argentina, el lulismo en Brasil y la clamorosa derrota del chavismo en las parlamentarias de diciembre del año pasado en Venezuela. Solo perviven, aunque seriamente tocados los dinosaurios de Bolivia y Nicaragua.

La llegada de Rafael Correa a la dirección de los destinos de un país que desde la vuelta a la democracia en el año 1978 había probado antes con 12 presidentes, entre ellos uno interino, una presidenta de tres días y un triunvirato cívico-militar que duró horas, le dio a Ecuador un líder fuerte que se planteó el reto de refundarlo y casi lo consiguió.

Para ello le declaró la guerra a los viejos políticos neoliberales, a banqueros, periodistas -los, según él, «sicarios de la tinta»- y a los desencantados de su causa, la mayoría de ellos por no soportar el ramalazo autoritario que le contagió su amigo Hugo Chávez, al que le copió sus Aló presidente que rebautizó como Sabatinas, aunque no logró competir en showman con el inventor del Socialismo del siglo XXI.

Los sicarios de la tinta

Los sicarios de la tinta, según Daniel Wilkinson de la organización Human Right Watch, se han visto sometidos a juicios penales y civiles millonarios por difamación tras la aprobación de una Ley de Comunicación que le otorga amplios poderes al gobierno para sancionar a medios independientes e influir en su cobertura.

Martín Pallares, periodista del sitio web 4pelagatos, uno de los medios más críticos al gobierno, coincide con el diagnóstico del representante de la organización de defensa de los derechos humanos con sede en Washington: «Lo que queda después de diez años en lo que respecta a los medios de comunicación es la práctica destrucción de la prensa independiente, que sufre de un vacío de contenidos debido a una autocensura por el temor a ser sancionados por el gobierno, ya sea a través de la Ley de Comunicación, de procesos judiciales o de ataques del presidente».

Gane o pierda el candidato de Correa, en abril empezará una nueva primavera para los ecuatorianos.