La semana más negra de Trump

ADRIANA REY REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Partidarios y detractores de Trump volvieron a protagonizar enfrentamientos este domingo
Partidarios y detractores de Trump volvieron a protagonizar enfrentamientos este domingo PATRICK T. FALLON | efe

El fracaso legislativo y el tirón de orejas del FBI y la NSA por sus vínculos con Rusia minan el crédito del presidente

27 mar 2017 . Actualizado a las 07:21 h.

En solo dos meses de presidencia, Donald Trump ha sido amonestado por los otros dos poderes que junto al ejecutivo garantizan el sistema democrático de EE.UU. El poder judicial bloqueó su controvertido veto anti inmigrante hace semanas. Ahora, ha sido el legislativo el que de la mano de los halcones herederos del Tea Party puso a vista de todo el mundo la falta de autoridad de un presidente incapaz de conseguir los votos necesarios para desmantelar, como prometió en campaña, el Obamacare.

Su propuesta fue retirada de forma abrupta para evitar una derrota humillante en la Cámara baja. Nada aprendió el neoyorquino, a juzgar por su primera reacción. «Cuando el Obamacare explote, haremos otro», dijo resentido sobre los tiempos de una posible reactivación de su plan.

No fueron suficientes ni las amenazas ni el ultimátum al que sometió al ala ultraconservadora, protagonista del motín republicano por considerar que el proyecto mantenía muchos de los elementos del Obamacare (como los beneficios esenciales de maternidad, emergencia o de salud mental). «O ahora o nunca», advirtió Trump antes del golpe de muerte. Pero ni él, ni ninguno de sus fieles consiguieron apaciguar los ánimos y el Freedom Caucus se enrocó en su no a un presidente acostumbrado a liderar negociaciones multimillonarias desde los rascacielos de la Gran Manzana, pero no a batallar en Capitol Hill.

El que su primer plan en el Congreso haya fracasado ha dejado a Trump con un preocupante déficit de capital político que ha compartido protagonismo con los ecos del impeachment. Y es que la semana negra de Trump arrancó con un desmentido del FBI y la NSA, que no solo pusieron en tela de juicio sus acusaciones de espionaje contra Barack Obama, sino la actuación del propio presidente con Rusia, ahora investigada por el FBI.

«Fake president»

Tras todo lo acontecido, es indudable que la credibilidad del mandatario se encuentra en su peor momento desde que juró la presidencia. Polifacts, cifra en un 70 % las falsedades del neoyorquino. «Con su desmedida falta a la verdad, corre el riesgo de ser recordado como un fake president», se mofó la CNN, medio al que el mandatario suele llamar fake news (noticias falsas).

Las acusaciones de espionaje contra Obama sin aportar ni una sola prueba fueron la punta de un iceberg señalado por sus propios compañeros. «Su credibilidad se verá afectada si no se retracta de sus denuncias», advirtió el senador Lindsey Graham, consciente de la caída en picado de Trump en los sondeos.

Graham no fue el único en alzar la voz. La exconsejera de Seguridad Nacional, Susan Rice, dio un paso más al alertar de que el descarado retorcimiento de la verdad por parte de la Casa Blanca hace a EE.UU. menos seguro. Y es que la erosión de la confianza pública no es solo a nivel interno, sino también en el plano internacional. La insistencia de su controvertido portavoz, Sean Spicer, en repetir una información no verificada por Fox News, en la que se sostenía que Obama utilizó los servicios secretos de Reino Unido para no dejar huellas, también creó tensiones con su histórico aliado. El malestar se hizo extensivo a Alemania, cuando el presidente aseguró después de su reunión con Angela Merkel, que el país debía enormes cantidades de dinero a la OTAN.

Su desacertada puesta en escena fue de tal magnitud que hasta diarios ideológicamente afines como The Wall Street Journal, afearon la conducta del presidente: «Trump necesita amigos, dentro y fuera del país», increpó en un devastador editorial, donde incluso comparó al republicano con un borracho aferrado a una botella de ginebra vacía.