EE. UU. se pregunta cuál será el próximo paso de Trump en Siria

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

MOHAMAD ABAZEED | Afp

La visita de Rex Tillerson esta semana a Rusia aclarará si la crisis abierta con Vladimir Putin es irreversible o no

09 abr 2017 . Actualizado a las 09:34 h.

Donald Trump felicitó ayer a los miembros de las Fuerzas Armadas de su país por el ataque del viernes sobre la base siria de Shayrat, una acción que «representa bien a Estados Unidos y al mundo», dijo. La web Politico utilizaba la palabra rusa Kozyrnut, que se traduce al inglés to play a trump card (‘jugar a la carta ganadora’), para explicar el impulso que da al magnate su primera incursión bélica. El bombardeo con misiles Tomahawk le ha proporcionado una herramienta política útil para acallar, por el momento, a sus críticos y las acusaciones de connivencia con Rusia

Pero la gran pregunta que se hace EE. UU. es cuál es el siguiente paso del imprevisible presidente tras la operación limitada sobre Siria. Si tiene prevista una estrategia a largo plazo para mantener la presión sobre Bachar al Asad y empujar a la mesa de negociaciones a los bandos enfrentados o si todo se quedará en flor de un día.

El ataque puntual y localizado en represalia por el bombardeo con armas químicas de civiles de Jan Sheijún solo buscaba castigar a Al Asad y evitar una peligrosa reacción de Rusia. Pese a lo que EE. UU. anunció en la ONU, el Pentágono insiste en que no hay sobre la mesa nuevos planes militares contra Al Asad y que seguirá concentrado en derrotar al Estado Islámico.

Pasado el primer calentón, Rusia sigue midiendo la respuesta al desafío de Trump, sin cerrar la puerta al diálogo. Se ha conformado con suspender la coordinación militar con los estadounidenses en Siria y reforzar su dispositivo naval con el envío al puerto sirio de Tartus de la fragata Almirante Grigorovich, equipada con misiles de largo alcance Kalibr, utilizados para atacar las posiciones yihadistas. 

Puesta en escena

La portavoz de Exteriores, María Zajárova, insistió en que el ataque no es más que una puesta en escena destinada al consumo interno de EE.UU. En su opinión, el magnate se ha visto forzado a convencer a su país de que su política no está al servicio de Moscú. «No tiene nada que ver con la política de Washington en Oriente Medio, no es parte de una estrategia ni de un plan. Se debe a una pelea de grupos de la élite política y militar». «Debemos ser comprensivos con los procesos internos que tienen lugar» en Washington, dijo para justificar el «teatrero ataque», que apenas destruyó unos pocos aviones sirios Un periodista de Al Yazira confirmó que los cazas sirios Su-22 han reanudado sus vuelos en la base de Shayrat.

Vladimir Putin anhela superar la tensión con Washington y conseguir la ansiada alianza conjunta para hacer la guerra al EI, y así de paso volver a la arena internacional y sacudirse las sanciones económicas. La visita del secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, a Moscú esta semana será clave para constatar si la tensión entre Rusia y EE. UU. es una riña entre amigos o algo más.

No lo ve igual el presidente iraní, Hasán Rohaní, que aseguró que Donald Trump demostró lo peligroso e impredecible que es.

Jan Sheijún vivió ayer un nuevo bombardeo en el que perdió la vida una mujer, según los datos el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). En la vecina provincia de Raqa, al menos 15 civiles, entre ellos cuatro niños, murieron en un ataque aéreo, al parecer de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, contra un café con acceso a Internet en Hnedia, pueblo cercano a la autoproclamada capital de califato. La coalición apoya desde el aire la ofensiva de la alianza kurdo-árabe FDS para arrebatar Raqa al EI.

El secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abul Gheit, pidió «que se calme la escalada». «La Liga rechaza los intentos de las potencias regionales e internacionales de politiquear a costa de los cadáveres de los sirios, en detrimento de la soberanía siria», indicó el diplomático egipcio.

Boris Johnson cancela su viaje a Moscú

El ministro británico de Exteriores, Boris Johnson, canceló ayer su viaje el lunes a Moscú. «Los acontecimientos en Siria han cambiado totalmente la situación», señaló. Su prioridad es la reunión del G7 en Italia la próxima semana para construir un «apoyo internacional coordinado para [lograr] un alto el fuego y un proceso político intensificado».

Fuentes cercanas al tory citadas por The Daily Telegraph apuntan a que Johnson pretende «liderar las iniciativas para forjar una coalición contra la intervención rusa y contra el régimen sirio». Moscú calificó de absurda la cancelación del viaje del primer ministro británico de Exteriores en cinco años.