La ciudad es uno de los grandes reductos del radicalismo islamista británico

rita álvarez tudela LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

ANDY RAIN | Efe
ANDY RAIN | Efe

El barrio de Moss Side ha sido comparado con el de Molenbeek, en Bruselas, por el número de yihadistas que salieron de allí

24 may 2017 . Actualizado a las 07:00 h.

El atentado de este martes parece menos casual si se considera que la ciudad que lo sufrió ha sido cuna de un mínimo de 16 yihadistas, lo que la convierte en uno de los mayores reductos del radicalismo islamista del Reino Unido. Mánchester atrajo todas las miradas hace apenas tres meses, cuando se descubrió que un ataque suicida del Estado Islámico cerca de la ciudad iraquí de Mosul había sido cometido por Jamal al Harith, encarcelado durante años en Guantánamo y convertido a la yihad en la ciudad.

Al Harith, cuyo nombre original era Ronald Fiddler, fue detenido en Afganistán por los talibanes por tener pasaporte británico y, tras la caída del régimen, apresado a principios del 2002, esta vez por los norteamericanos, que lo enviaron a Guantánamo, donde sufrió torturas y trato degradante. Cuando regresó al Reino Unido, en el 2004, recibió una indemnización de un millón de libras del Gobierno británico. Se le perdió la pista unos meses hasta que se supo que había emprendido viaje a Siria.

Al Harith procedía de las calles de Moss Side, uno de los barrios con mayor número de inmigrantes de Mánchester, considerado una especie de Molenbeek, el distrito de Bruselas del que han salido varios conocidos yihadistas. La zona albergó una tupida red islamista radical, cuyos miembros rezaban en la misma mezquita.

Una investigación del diario The Guardian encontró que más de una decena de terroristas convictos o muertos habían vivido en un radio de menos de cuatro kilómetros alrededor de la casa de Al Harith. El excampeón de boxeo Maurice Core, quien trabaja en un gimnasio local, reconoce que el terrorismo acosa a la juventud de la zona, que está pasando del vandalismo de pandillas a la radicalización.

El año pasado, otro residente de Moss Side, el veterano de la guerra en Irak Stephen Gray, intentó un par de veces unirse a los yihadistas en Siria, y fue finalmente encarcelado durante cinco años. Nacido en una familia de origen cristiano, se convirtió al islam y tenía dos esposas que viven en Mánchester. De ahí también procedían las gemelas Salma y Zahra Halane, de 17 años, quienes huyeron a Siria en el 2014 para convertirse en novias de yihadistas y ejercen ahora papeles influyentes sobre las mujeres británicas que viajan para unirse al Estado Islámico. Las autoridades conocen la situación. Varios informes apuntan a que niños de tan solo 11 años están en riesgo de radicalización en la región de Mánchester, donde un total de 350 menores de 18 años son susceptibles de ser captados.

Otros puntos de la geografía británica conocidos como cunas del yihadismo son la cercana Sheffield y Birmingham. Entre los principales factores de la radicalización los expertos sitúan la segregación económica. La mayor parte de los musulmanes (1,2 millones) viven en los barrios más pobres. Hasta el 21 % no llegan nunca a trabajar, frente al 4 % de media de los británicos.

May podría sacar tajada si el atentado exacerba el sentimiento antimigratorio

El atentado puede marcar un antes y un después en las elecciones británicas del próximo 8 de junio por dos razones. En primer lugar, produce un corte. Los partidos han decidido suspender la campaña de forma temporal en un momento en el que los conservadores veían peligrar su amplia ventaja sobre los laboristas como consecuencia de un paquete muy impopular de ajustes para la tercera edad. El giro de la agenda hacia la amenaza que entraña el yihadismo hará pasar, por tanto, la cuestión de los ajustes a un segundo plano.

Por otra parte, la matanza beneficia el discurso de la primera ministra en funciones, Theresa May, quien no cesa de reclamar a los electores un «liderazgo fuerte y estable». Si bien es cierto que ha estado haciendo esta petición para disponer del mayor margen de negociación posible en relación con el brexit, podría extrapolarla a cuestiones de seguridad. No hay que olvidar su trayectoria al frente del Ministerio del Interior y su insistencia en recortar el peso que tiene la inmigración, un target que muchos asocian con mayores controles de pasaportes y visados que los que existen hoy. 

Consecuencias impredecibles

Tim Oliver, profesor de la London School of Economics especializado en política británica, reconoce en una entrevista concedida a La Voz que aún es pronto para predecir las consecuencias del ataque en los comicios y que dependerá en gran medida de si hubo fallos en los servicios de seguridad. De todos modos, sostiene, no se puede perder de vista el importante papel de las emociones y las actitudes hacia la inmigración y la seguridad, dos asuntos que ya jugaron un papel muy importante en el voto del referendo del año pasado que se materializó en la victoria del brexit.

Pese a ello, reflexiona, el efecto de ataques como el de Manchester en las elecciones «está lejos de estar claro». Recuerda que el asesinato de la diputada laborista Jo Cox, gran defensora de la permanencia en el bloque común, justo antes del referendo de la UE no afectó al resultado final de la consulta pese a la enorme conmoción que causó en el momento.

Si la masacre de ayer tuviera como efecto generar un sentimiento más radical hacia la inmigración y la seguridad, entonces es más probable que beneficie más a los conservadores que a los laboristas. El motivo es que Corbyn «puede parecer más liberal en el tema de la inmigración y la seguridad que May», añade Oliver.