El fiscal general de EE.UU. ocultó al Gobierno sus nexos con Moscú

adriana rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

WIN MCNAMEE | Afp

Ya había escondido al Senado reuniones con el embajador ruso

26 may 2017 . Actualizado a las 07:28 h.

El entramado del Rusiagate ha vuelto a colocar al fiscal general de EE.UU. en el centro de la diana. Jeff Sessions, el mismo que decidió inhibirse de las investigaciones rusas por no haber informado al Senado sobre sus contactos con el hombre del Kremlin en Washington, Sergei Kislyak, tampoco informó al Departamento de Justicia cuando este solicitó dicha información a través del cuestionario SF-86. Según CNN, Sessions debía especificar en las preguntas que se le formulaban «cualquier contacto» suyo o de su familia con gobiernos extranjeros o sus representantes en los últimos siete años, pero en ningún momento lo hizo. El ex senador por Alabama escondió sus reuniones con Kislyak de la misma manera que lo hizo durante su confirmación en la cámara alta.

«Como senador, el fiscal general mantuvo centenares, sino miles de reuniones con representantes extranjeros y sus equipos», trató de justificar el Departamento de Justicia. Sin embargo, Sessions se reunió con Kislyak en los meses de julio y septiembre del año pasado, mientras además de senador, era uno de los más leales asesores de campaña de Donald Trump. «Si hay alguna prueba de que algún miembro de la campaña de Trump se comunicó con el gobierno ruso durante la campaña ¿qué haría?», le preguntó el senador Al Franken durante su audiencia de confirmación. «No tengo conocimiento de ninguna de esas actividades», respondió Sessions, aparentemente despreocupado.

La injerencia rusa en las elecciones ya ha sido denunciada desde las más altas instancias del país, que a su vez llevan meses investigando al entorno del presidente. Los servicios de inteligencia de EE.UU. obtuvieron informaciones, antes de los comicios, de que importantes funcionarios rusos discutieron la manera de influenciar a Trump por medio de sus asesores de campaña. The New York Times cita a dos de los protagonistas de este entramado: el ex asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn y el ex jefe de campaña, Paul Manafort.

Para el Kremlin, ambos constituían la manera más fácil de llegar al republicano y así se evidenció en varias comunicaciones intervenidas por el espionaje americano, donde los rusos no solo se jactaban de sus vínculos con Flynn sino que también discutían sobre cómo podría beneficiarles la asociación existente entre Manafort y el ex presidente ucraniano y prorruso, Viktor Yanukovych.