Crece el ruido de sables en Venezuela

JUAN FRANCISCO alonso CARACAS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

RONALDO SCHEMIDT | AFP

Las críticas se multiplican a pesar del esfuerzo de Maduro por controlar al ejército

23 jul 2017 . Actualizado a las 09:56 h.

Aunque sus mandos tienen más de un lustro calificándola como «bolivariana, antiimperialista y profundamente chavista», el control que el Gobierno viene ejerciendo sobre la Fuerza Armada Nacional (FAN) parece resquebrajarse. Al menos esa es la sensación que deja el goteo de deserciones y de pronunciamientos que se vienen produciendo dentro de la institución armada.

El último de ellos lo protagoniza la primera teniente del Ejército, Carolina Draegert, que difundió un vídeo en el cual instaba a Maduro a renunciar: «Somos muchos, ustedes no saben ni siquiera la cantidad de oficiales que estamos resteados (decididos) y queremos un cambio para la nación».

La grabación de la oficial, cuyo paradero se desconoce, es la cuarta que se difunde desde finales de abril, cuando tres efectivos de la Guardia Nacional (policía militarizada) publicaron uno en similares términos y acto seguido desertaron a Colombia, donde solicitaron asilo.

Estos hechos sumados a la renuncia del general retirado Alexis Ramírez López a la Secretaría del Consejo de Defensa de la Nación (Codena) y a las informaciones sobre la detención de decenas de militares para ser interrogados, han hecho no pocos comiencen a hablar de la posibilidad de un alzamiento.

«En Venezuela desde hace aproximadamente 12 o 14 años el término golpe militar no figuraba en los escenarios políticos y económicos, pero ahora sí», advirtió la experta en temas castrenses, Rocío San Miguel, quien agregó: «Hay descontento en la FAN por la crisis reinante en el país y ese descontento quedó de manifiesto con el asunto del helicóptero, pues mientras los venezolanos asistían a lo que creían era un golpe ni el pueblo ni la FAN salieron a defender al Gobierno venezolano».

A finales de junio, el inspector de la policía científica (Cicpc), Oscar Pérez, tomó uno de los dos helicópteros del organismo y desde él disparó contra las sedes del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y del Ministerio del Interior, sin que nadie hiciera nada.

Los rumores de golpe han sido alimentados por el propio Maduro. «Hay que ver cuánta gente anda por ahí, tratando de calentar, de intrigar, de dividir. Me decía hoy un buen oficial: ‘Me buscaron los diputados tal y tal para ofrecerme la visa norteamericana para mandar a mi familia a los Estados Unidos. Me tenían todo listo en los Estados Unidos si me pronunciaba contra usted. Yo los mandé largo al carajo porque soy leal a esta patria y no voy a traicionar’. Me conmovió el alma, la lealtad de ese valiente, de ese patriota», reveló el jefe de Estado el pasado 24 de junio durante los festejos del día del Ejército.

Sin embargo, esta posibilidad es descartada por el mayor general retirado Cliver Alcalá, exedecán del fallecido Hugo Chávez, quien afirmó de forma rotunda que los militares «son conscientes de que un golpe no es la salida la crisis, porque de paso no vale la pena sacar por la fuerza a un Gobierno que ya está de salida».

No obstante, las autoridades parecen pensar lo contrario y por ello en lo que va de año al menos trece uniformados han sido detenidos y acusados de delitos como traición a la patria. 

Otros escenarios

Más catastrofista se mostró el diputado oficialista y exjefe de la Inteligencia Militar con Chávez, el general Hugo Carvajal, quien alertó que el país está «a las puertas de una guerra civil».

En una entrevista con Efe, el oficial, ahora crítico del Gobierno y al que Estados Unidos acusa de tener nexos con el narcotráfico, afirmó que la ola de protestas que sacude al país «tiene unas características especiales», pues «a veces no hay ni dirigentes opositores convocando (acciones de calles», algo espontáneo está pasando los manifestantes no tienen miedo y eso pudiera intensificar el conflicto, yo digo que estamos en las puertas de una guerra civil, es lo que viene. Todos los pasos se han ido cumpliendo».

Más represión, amenazas y disturbios impiden a los opositores concentrarse en apoyo del Tribunal Supremo

La marcha que la oposición convocó ayer hacia la sede del Tribunal Supremo de Justicia, al noroeste de Caracas, no pudo llegar a su destino, porque la Guardia Nacional (policía militarizada) le cortó el paso y a punta de agua a presión y gases lacrimógenos trató de dispersar a los manifestantes que deseaban llegar al máximo juzgado para respaldar a los 33 nuevos miembros del organismo que el Parlamento dominado por la oposición designó el viernes. La movilización estuvo encabezada por los diputados Miguel Pizarro, José Manuel Olivares y Carlos Paparoni.

Pese a las amenazas de detención que pesan sobre los parlamentarios y nuevos magistrados, en virtud de la orden de los actuales miembros del TSJ, quienes los acusaron de incurrir en delitos como «usurpación de funciones» y «traición a la patria», hasta ahora ningún legislador ni magistrado ha sido aprehendido.

En la mañana de ayer, la Fiscalía anunció su intención de procesar a cinco policías municipales de la ciudad de Los Teques, a 70 kilómetros al noroeste de Caracas, como presuntos responsables de una de las cinco muertes ocurridas durante el paro del pasado jueves. Con estas ya son 24 los decesos producto de actuaciones irregulares de policías y militares, según los datos del Ministerio Público.

Hasta el momento más de medio centenar de uniformados han sido aprehendidos o sobre ellos pesan órdenes de captura como sospechosos de asesinar o herir a manifestantes.

Pero no solo en Caracas se registraron enfrentamientos entre manifestantes y autoridades, pues en la oriental localidad de Lecherías también.