Nuevos bombardeos en la ciudad de san Nicolás

Oleksandr Pronkevych
Oleksandr Pronkevych CATEDRÁTICO DE LITERATURA ESPAÑOLA EN LA UNIVERSIDAD DE MYKOLAIV

INTERNACIONAL

El doctor Anatoli Pavlov toma fotografías de los daños en el hospital psiquiátrico de Mykolaiv, en el sur de Ucrania
El doctor Anatoli Pavlov toma fotografías de los daños en el hospital psiquiátrico de Mykolaiv, en el sur de Ucrania NACHO DOCE | Reuters

El catedrático cuenta como los rusos bombardearon Mykolaiv durante 24 horas

23 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Mykolaiv desempeña un papel estratégico en las batallas por el sur de Ucrania. Es el camino hacia Odesa y Yuzhnoukrainsk, donde se ubica la central atómica. Los generales de Putin sueñan con un corredor desde Crimea hasta Moldavia, que separaría Ucrania del mar Negro, y no pueden realizar el plan sin conquistar Mykolaiv. Por esta razón, los rusos desplazaron hasta aquí tropas de élite, que rodearon la ciudad desde los tres lados, dejando abierto el pasillo en dirección este. La situación es así desde hace 10-12 días, cuando huimos a Leópolis. En el momento actual el Ejército ucraniano, las tropas de defensa regional y los habitantes han hecho retroceder a los rusos unos 20-50 kilómetros en todas las direcciones. El golpe a los invasores ha sido tan fuerte, que estos tuvieron que huir a Jersón como perfectos cobardes dejando sus tanques, sus vehículos portatropas blindados y otros equipos militares. Nuestro protector san Nicolás está con mi ciudad. 

Y como siempre, cuando a los rusos no les sale bien guerrear, pasan a bombardear a los civiles. Ayer esta práctica mezquina nos interrumpió la reunión en el rectorado. Los éxitos de nuestro Ejército nos han llevado a tener la esperanza de que sea posible reiniciar el proceso educativo. Era la primera vez que nos veíamos desde que empezó la guerra. El rector y muchos colegas no han salido de Mykolaiv, otros, como yo, se han refugiado en la Ucrania occidental. Para que los que estamos fuera nos podamos comunicar, el rectorado decidió hacer una conferencia por Zoom. Todo andaba como siempre: estábamos buscando soluciones para pagar salarios, impartir cursos y ayudar psicológicamente a los estudiantes y los profesores. En un momento dado, empezaron a sonar las sirenas en la ciudad. Sin embargo, la reunión continuó. De repente vi a mis colegas ponerse de pie y correr hacia la puerta. Tenían las caras pálidas y desfiguradas de terror. 

Una y hora después llamé a mi vicedecana, que estaba presente en la reunión, y me contó lo que había pasado. Se produjeron dos grandes explosiones casi simultáneamente a unos 500-700 metros por los dos lados de la universidad. Un misil cayó en el hotel, y el otro explotó en el territorio del hospital psiquiátrico. Nuestros edificios se encontraban justamente entre estos dos lugares. La onda explosiva rompió los cristales de las ventanas y dañó el techo en el rectorado. 

Y no es todo. El mismo día el misil mató a tres civiles cerca de una gasolinera, la bomba en paracaídas, prohibida por todas las convenciones militares, desmanteló un parque. Por la noche el bombardeo inhabilitó parte de la infraestructura del puerto marítimo. En la región de Mykolaiv, tras 24 horas de bombardeos de artillería, 40 personas resultaron  heridas. «Los habitantes de Orcostan son bastardos y cabrones», comentó sobre los bombardeos Vitaliy Kim, el jefe de la administración militar de la región de Mykolaiv. «Solamente los imbéciles pueden lanzar bombas y misiles a barrios residenciales». 

  

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