Biden tiene las arcas llenas para el duelo electoral con Trump

Miguel Palacio NUEVA YORK / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Biden, trabajando como voluntario en Philabundance, una organización de ayuda contra el hambre, en el  Día de Martin Luther King, el pasado lunes.
Biden, trabajando como voluntario en Philabundance, una organización de ayuda contra el hambre, en el Día de Martin Luther King, el pasado lunes. KEVIN LAMARQUE | REUTERS

Puede presumir de una recaudación de fondos récord, pero es impopular y los sondeos lo sitúan empatado con su rival

18 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Falta menos de diez meses para que los estadounidenses acudan a las urnas. Todo apunta a que las elecciones presidenciales repetirán el menú del 2020: un duelo entre Joe Biden y Donald Trump. Desde el Partido Demócrata parecen satisfechos con la perspectiva. El lunes, tras la aplastante victoria de Trump en el caucus de Iowa, el presidente aprovechaba para pedir donaciones, apuntalado la idea de que es el único capaz de derrotarle.

El abrazo de la campaña de Biden a Trump como rival lleva cociéndose desde que este anunciara que se presentaba por tercera vez a las urnas. Es, precisamente, parte de la lógica que sostiene la candidatura del octogenario inquilino de la Casa Blanca: si pudo con el magnate una vez será capaz de hacerlo de nuevo. Para ello, desde su equipo repiten machaconamente un mensaje: Trump quiere imponer una dictadura fascista y los demócratas, con Biden a la cabeza, son el dique de contención. Un mensaje al que los partidos de izquierda de todas las latitudes comienzan a aferrarse con demasiada frecuencia, a riesgo de que termine perdiendo lustre.

Así, en uno de los últimos vídeos de su campaña en la red social X, Biden se presenta «como la única persona que ha vencido a Donald Trump» y afirma que tiene ganas de repetir «por el bien» de Estados Unidos. 

Causas antidemocráticas

La realidad parece remar a favor del mensaje de los demócratas. Entre las causas legales abiertas contra Trump, dos buscan encarcelarlo por su intentona de vulnerar los resultados electorales del 2020. En una de ellas, en Washington, está acusado, entre otros cargos, de conspiración para cometer fraude electoral; en la otra, en Georgia, de encabezar una organización criminal con la finalidad de impedir la certificación de los resultados de las urnas. Dos causas con claras implicaciones antidemocráticas.

Ahora bien, el argumentario de Biden tiene varios objetivos. Por un lado, el propósito manifiesto de denunciar que el candidato rival tiene hechuras de dictador y movilizar a las bases con el fin de detenerlo. Y, al mismo tiempo, usar esa narrativa para quitar el foco de los asuntos que más daño pueden hacer a su reelección.

Cuestiones igual de reales que la peligrosidad de una segunda Administración Trump, es la avanzada edad de Biden y sus —cada vez más frecuentes— lapsus. O la impopularidad de su gestión de la guerra en Oriente Medio por parte de un electorado clave, como son los jóvenes.

La campaña de Biden ha logrado recaudar 235 millones de dólares (más de 216 millones de euros) desde que anunció que se presentaba la reelección en abril del 2023, y ha comenzado el año con 117 millones en efectivo, la cifra más alta acumulada por cualquier candidato demócrata en este punto del ciclo electoral.

La campaña de Joe Biden puede presumir de tener las arcas llenas a niveles insólitos. Pero de poco más. Biden es profundamente impopular entre los estadounidenses y las encuestas lo mantienen empatado con Trump. Los demócratas se estrenará en las irrelevantes primarias de Carolina del Sur (el 3 de febrero), que deberán servir para tomar la temperatura de las bases del partido. Allí comenzó a forjar su victoria en las últimas primarias. Ahora, bien podría ser donde empiece su declive.