La muerte de 24 soldados eleva la presión sobre Netanyahu para acabar la guerra

Mikel Ayestaran ESTAMBUL / COLPISA

INTERNACIONAL

Reuters

Tel Aviv había ofrecido a Hamás una tregua de dos meses a cambio de la liberación de todos los rehenes que quedan en la Franja

23 ene 2024 . Actualizado a las 21:49 h.

La presión sobre Benjamin Netanyahu para terminar la guerra aumentó significativamente este martes, cuando el Ejército de Israel anunció la muerte de 21 soldados en el incidente más sangriento sufrido por las tropas desde el 7 de octubre. En la misma jornada, otros tres soldados murieron en otra zona de la Franja, mientras la guerra vive su cuarto mes, los bombardeos son brutales y los mandos aseguran haber matado a 9.000 miembros de Hamás y desmantelado su estructura al norte de Gaza. Pero los milicianos mantienen su capacidad de hacer frente al enemigo. Este grave incidente coincide con la oferta que Israel habría hecho llegar a Hamás, según informó el portal Axios, que consiste en dos meses de tregua a cambio de la liberación de los 136 cautivos que permanecen en la Franja.

La muerte de los 24 militares tuvo lugar a las cuatro de la tarde (hora local) en el centro de Gaza, cerca de la verja de separación, informó el portavoz Daniel Hagari, cuando «los terroristas dispararon un RPG contra un tanque que protegía a las fuerzas y al mismo tiempo se produjo una explosión en dos edificios de dos pisos. Los edificios se derrumbaron cuando la mayoría de las fuerzas estaban dentro». En opinión de Hagari, «la explosión fue probablemente el resultado de las minas colocadas por las tropas para demoler los edificios, pero la causa de la detonación aún está bajo investigación». Israel trata de expandir la zona de seguridad en torno a la verja y dinamita los edificios que se encuentran dentro de este perímetro.

Los bombardeos y combates fueron intensos en Jan Yunis, donde Israel puso en su punto de mira dos hospitales, según denunciaron fuentes médicas de Gaza. Médicos Sin Fronteras (MSF) aseguró que el personal del hospital Nasser podía sentir el «temblor del suelo» a medida que se aproximan los bombardeos enemigos.

Propuesta de tregua

La guerra avanza por un lado y los contactos para una nueva tregua por otro, siempre a una velocidad más lenta y supeditados al campo de batalla. El portal Axios, citando fuentes oficiales israelíes, informó de una oferta del Estado judío a Hamás: dos meses de tregua a cambio de la liberación de los 136 cautivos que quedan en la Franja. Según Axios, «el acuerdo incluiría la liberación de todos los rehenes vivos y la devolución de los cuerpos de los muertos en varias fases. En la primera fase se liberaría a mujeres, hombres mayores de 60 años y rehenes que se encuentran en estado médico crítico, dijeron los funcionarios». Después llegaría el turno de los soldados.

Durante los dos meses de tregua, el periodo más largo que Israel ha puesto hasta ahora sobre la mesa, se producirá un «repliegue de los militares de los principales centros de población del enclave» y se permitirá el regreso gradual de los civiles palestinos a la ciudad de Gaza y al norte de la Franja.

Sin embargo, según el medio israelí Haaretz, Hamás rechazó la propuesta. No se conocen los detalles de la negativa, pero las condiciones exigidas por los islamistas para la liberación de los cautivos han sido hasta ahora el final de la guerra y la liberación de 6.000 presos de seguridad palestinos de las cárceles israelíes. El Estado judío no acepta ninguna.

Catar confirmó que sí está habiendo «negociaciones serias» entre ambas partes, pero advirtió de la existencia de obstáculos como el rechazo de Netanyahu a la solución de dos Estados. El primer ministro se mantiene firme en su posición, frente al creciente descontento de su pueblo y la presión internacional, liderada por España y Bélgica.

EE.UU. y el Reino Unido lanzan 18 nuevos ataques contra posiciones hutíes en Yemen

Los rebeldes chiíes hutíes del Yemen confirmaron el martes que Estados Unidos y el Reino Unido realizaron 18 nuevos ataques contra sus posiciones en tres provincias yemeníes, y prometieron «respuesta y castigo».

Según el portavoz militar del grupo, Yahya Sarea, estos nuevos ataques tuvieron como blanco supuestas posiciones del movimiento chií proiraní en la capital de Yemen, Saná, y en sus inmediaciones, además de otras tres provincias más en el centro y el oeste del país.

El Pentágono informó de los bombardeos en la madrugada del lunes al martes. Una ofensiva que supuso la segunda operación conjunta de las dos potencias occidentales —EE.UU. y el Reino Unido— contra el grupo yemení respaldado por Irán.

«No hay solución militar»

Mientras el ministro británico de Exteriores, David Cameron, comentaba que los misiles pretenden enviar «el mensaje más claro posible» a las milicias yemeníes —por sus agresiones en el mar Rojo—, Catar afirmaba que, si hay una solución a esta crisis, no es militar. El portavoz de su Ministerio de Exteriores, Majed al Ansari, insistió en rueda de prensa en que los bombardeos «representan un gran peligro» al avivar el conflicto en el golfo de Adén.

«Apoyamos todos los esfuerzos regionales para reducir la escalada y reiteramos que este problema, que comenzó con el conflicto en los territorios palestinos ocupados, concluirá con el fin de dicho conflicto», aseveró Al Ansari. «En Catar siempre hemos dicho que la vía ideal para tratar las diferencias con Irán es el diálogo», añadió.

Pero tanto Washington y sus aliados como los hutíes siguen adelante, en un nuevo conflicto que aísla un poco más a Israel: en los últimos dos meses y medio, el puerto de Eilat —en el sur del Estado judío— no ha recibido ningún barco.

«Israel es como una isla», aseguró el director del puerto, Gideon Golber, y añadió que «un 98 % del cargamento que entra y sale del país lo hace por mar». El directivo comentó que aún no se pueden cifrar las pérdidas, pero avisó de que la situación puede ser catastrófica, porque la actividad se ha reducido a cero.

Albares viaja al Líbano en un esfuerzo contrarreloj para rebajar la tensión

El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, llegó el martes al Líbano en medio de intensos esfuerzos diplomáticos internacionales para rebajar la tensión entre Israel y el grupo chií Hezbolá, enzarzados en intensos choques que podrían acabar en una guerra abierta.

La solución pasa por negociar la completa implementación de la resolución 1701, adoptada por el Consejo de Seguridad de la ONU para poner fin a la última guerra librada por las partes en el 2006, mientras Israel amenaza con una operación a gran escala si no se llega a un acuerdo en cuestión de semanas.

La principal demanda del Estado judío es que Hezbolá se retire de la franja comprendida entre la frontera de facto común y el río Litani, en cumplimiento con la «zona desmilitarizada» que estipula la resolución.

Aunque desde el comienzo de las hostilidades el pasado octubre el Gobierno libanés ha insistido en que no quiere una guerra, el primer ministro libanés, Najib Mikati, ha endurecido recientemente su postura al condicionar un acuerdo para el Líbano a otro igual para Gaza.

«Informamos a todos los enviados de que hablar de una desescalada solo en el Líbano es ilógico. Desde nuestro arabismo y nuestros principios pedimos un alto el fuego en Gaza lo antes posible en paralelo con un alto el fuego serio en el Líbano», afirmó a mediados de mes durante un Consejo de Ministros.

Hezbolá, que controla las áreas fronterizas, está de acuerdo con Mikati: se ha mostrado abierto a negociaciones para demarcar la línea divisoria entre ambos países (actualmente establecida por la ONU), pero mantiene que para ello debe terminar primero la guerra en Gaza.

«El Líbano es sin duda uno de los actores principales con los que España quiere colaborar para contener la espiral de violencia que se vive en la región. Es uno de nuestros socios para la paz», declaró Albares en Beirut. En ese sentido, defendió que la supervivencia y la prosperidad del país son claves para lograr estabilidad en Oriente Medio.

«Daños leves»

Antes de la llegada de Albares, Israel confirmó que otro ataque reivindicado por Hezbolá contra una base de vigilancia de la Fuerza Aérea en el monte Meron (norte del país) causó «daños leves». El Ejército indicó que su capacidad de detección no se ha visto afectada y no reportó ningún herido, aunque los detalles del incidente están «bajo investigación».