Rosetta y Philae

La Voz

FIRMAS

24 sep 2014 . Actualizado a las 10:25 h.

Los nombres de las sondas que componen esta misión hacen referencia a los grabados que ayudaron a descifrar la escritura jeroglífica del Antiguo Egipto. La clave para la resolución de un misterio que duraba siglos fue el hallazgo en 1798 de una piedra grabada en el interior de los muros de una fortaleza de la ciudad de Rosetta. La piedra contenía un texto en dos versiones de egipcio -indescifrables por aquel entonces- y otra en griego clásico, un idioma bien conocido por los estudiosos de la época. Otra inscripción bilingüe que también podía utilizarse como una especie de diccionario fue descubierta en el islote de Philae, en medio del río Nilo. Sin embargo, el trabajo no resultó sencillo, sobre todo porque todo el mundo creía que la escritura jeroglífica se basaba en una primitiva asociación entre dibujos y conceptos en la que cada pictograma habría de corresponderse con una palabra completa.

Todo comenzó a cambiar en el momento en que el británico Thomas Young empezó a sospechar que cada dibujo podía corresponderse en realidad con uno o con varios sonidos, como las letras de los idiomas modernos. Posteriormente el francés Jean François Champollion, basándose en sus vastos conocimientos lingüísticos, resolvió el rompecabezas descubriendo, además, que la lengua copta, que pervivía en antiquísimos rituales cristianos de la región, era en realidad la heredera del idioma que se hablaba en el tiempo de los faraones.