Con las emociones a raya

Ana T. Jack anatjack@edu.xunta.es

LA VOZ DE LA ESCUELA

El autocontrol se relaciona con el éxito personal, social y escolar

15 oct 2014 . Actualizado a las 11:42 h.

«Lo quiero ahora», dice Fran mirando con ojos golosos el flan reservado para la hora de la merienda. «Tienes que esperar un poco ?le insiste su madre?, al menos media hora». Pero el niño no resiste la tentación y desobedece: en apenas unos segundos, parte del dulce acaba derretido en su boca. «Muy mal, Fran, deberías haber hecho como Miguel». Y es que su hermano tiene otro carácter: ya desde que era un bebé se muestra más paciente, con mayor autocontrol y perseverancia en las actividades que emprende. Y por estas mismas características su pronóstico, en cuanto al éxito escolar y personal se refiere, es mejor que el que tiene su hermano, más impaciente e intolerante a la frustración.

Aunque en general padres y madres somos conscientes de la importancia de enseñar a los niños a aplazar la recompensa y a marcarse objetivos a medio plazo, la cultura de la inmediatez en la que vivimos, el consumismo atroz y el ritmo trepidante que nos ofrecen las nuevas tecnologías nos ponen las cosas un poco difíciles. Una investigación muy famosa en los años 60 ya demostraba la relevancia del autocontrol. El estudio se realizó en la Universidad de Stanford con niños de 4 años. Se les informaba de que podían tomar una golosina inmediatamente o esperar entre 15 y 20 minutos y comerse dos. Los investigadores salían de la sala y dejaban a los niños con las golosinas delante de sus narices. Un tercio de ellos, aproximadamente, no pudieron resistirse a comérsela en el momento. Otro tercio «se quedó a medio camino» (vamos, que mordisquearon la golosina). Y otro 33 % esperaron a que el investigador regresara y les diera su recompensa doble. Pues bien, los científicos hicieron un seguimiento longitudinal de estos menores hasta la edad adulta. Descubrieron que los que ya controlaban sus impulsos con 4 años en la adolescencia continuaban siendo más autodisciplinados, con mayor éxito escolar y aceptación social. Esos mismos chicos, años después, tuvieron carreras profesionales más exitosas, obtuvieron ingresos más elevados y vivieron relaciones de pareja más satisfactorias que sus compañeros de educación infantil más impulsivos y con menor autocontrol.

Esto no quiere decir que si nuestro hijo de 4 años no se controla con las golosinas vaya a fracasar en la vida... Pero es un experimento que nos recuerda que, por su propio bien, debemos hacer un esfuerzo por enseñarles a controlarse, a desarrollar la autodisciplina, a perseverar en las tareas y a afrontar la frustración. Serán personas mucho más felices.

Adolescentes fuera de control

Una de las principales quejas de padres de adolescentes es que sus hijos les sacan de sus casillas porque no son capaces de controlar sus impulsos y adoptan conductas irreflexivas. La manera de actuar ante un hijo adolescente que explota con facilidad, que grita y da portazos no es muy diferente a la forma en que debemos enfrentarnos a una rabieta de niño pequeño. Estas son algunas pautas de actuación:

1. Evita enfrentarte y gritarle cuando está fuera de control. Lo más fácil es responder con ira ante la ira. O pensar «¿Pero qué se ha creído este niño?», y ponernos a su altura. Hay que demostrar mayor fortaleza emocional, el mismo autocontrol que le pedimos a él y esperar a que ventile su enfado.

2. Con las emociones desbordadas, no hay lógica que valga. A los padres y madres nos suele encantar argumentar y razonar con nuestros hijos... pero cuando están ofuscados no sirve de nada, solo empeora las cosas.

3. Si es necesario, aléjate hasta que se calmen también tus ánimos. La ira es una emoción poderosa que se contagia con facilidad. Y en ese estado no se suelen dar las respuestas más acertadas.

4. Recuérdale la importancia de mantener el respeto mutuo. Cuando recupere la tranquilidad, habla con él y refuerza la comunicación asertiva. Emplea un lenguaje positivo, sin ridiculizar sus comportamientos. Explícale que tiene derecho a estar enfadado, pero que hay conductas que son inaceptables.

5. Practica la escucha activa. Deja que tu hijo te cuente su versión antes de tomar una decisión. Recuérdale las normas de la casa y lo que pasa cuando no se respetan. Si decides poner una consecuencia negativa, sé firme y mantente en tu decisión.

6. Mantén las vías de comunicación abiertas. Aprovecha momentos oportunos y en privado para averiguar si hay algo que le esté preocupando.

El mensaje es: es normal sentir emociones de enfado e ira, pero somos responsables de lo que hacemos cuando nos sentimos así. Por ejemplo: puedes sentirte fatal porque tu novia te ha dejado, pero no es aceptable que des puñetazos a la puerta, rompas objetos o digas groserías. Este mensaje hay que repetirlo muchas veces. Tantas como sea necesario para que adquiera ese autocontrol necesario para una vida emocional adulta saludable.

Escola de pais

- TEMA DEL MES: Inteligencia emocional.

- ETAPA: La adolescencia.

- LA FRASE: «Dominar a otros es la fuerza, el dominio de uno mismo es el verdadero poder» (Lao Tzé).

- COMPORTAMIENTOS QUE SE DEBEN EVITAR: Satisfacer todos los caprichos y deseos de los hijos.

- ALGUNAS CLAVES: Ante un hijo especialmente impaciente hay que preguntarse cómo son los adultos que lo rodean: ¿su madre se desespera cada vez que el ordenador va especialemente lento, su padre toca la bocina enfadado en cuanto el semáforo está en verde y el de delante no se ha enterado? El autocontrol, como tantas otras cosas, se aprende por imitación.

- PARA SABER MÁS: La familia y la educación de las emociones: http://www.familias.apoclam.org/educando-las-emociones.html