¡Qué miedo!

> Ana T. Jack anatjack@edu.xunta.es

LA VOZ DE LA ESCUELA

GUSTAVO RIVAS

Ideas para enseñar a los hijos a enfrentarse a sus temores

22 oct 2014 . Actualizado a las 12:18 h.

Lucía, de 8 años de edad, aparenta ser una niña despreocupada y feliz. Tiene un montón de amigas, se pasa el día haciendo bromas y le encantan los deportes. ¡Es muy buena bailando! Y eso que por las noches no duerme... Al menos no duerme bien. Ni ella ni sus padres, que ven interrumpido su descanso cada noche porque la niña se despierta y no puede volver a conciliar el sueño: piensa en brujas (sabe que no existen, pero no lo puede evitar), en ladrones, en que les puede pasar algo malo a sus padres... Ellos han hablado con su hija un montón de veces sobre el tema: razonando, intentando ofrecer seguridad y tranquilidad. Pero nada, los miedos persisten. Al final, aunque saben que no es lo correcto, han solucionado el problema por la vía rápida: la niña se mete en la cama con ellos. ¡Al menos así duermen! Lo malo es que, de esta forma, Lucía no se está enfrentando a sus miedos. Sus padres simplemente se los están evitando.

El filósofo José Antonio Marina asegura que «hoy en día los niños tienen una protección exagerada por parte de sus padres, lo que los convierte en seres vulnerables. Porque los miedos se aprenden. Pero la valentía para enfrentarse a ellos, también». Por eso aboga por ofrecer a los niños una educación emocional que les permita hacer frente a las angustias y temores del día a día. Los miedos más comunes, que forman parte del desarrollo evolutivo de cualquier persona, son estos:

n Ante los estímulos desconocidos (0-12 meses).

n A los animales. A separarse de la madre (2-4 años).

n Temor a la oscuridad, a las catástrofes y a los seres imaginarios. Miedo a la muerte (4-6 años).

n Al daño físico, al ridículo (6-9 años).

n Miedo a los incendios, a los accidentes, a las enfermedades y a los conflictos con los mayores. Miedo e inseguridad en la relación con los demás (9-12 años).

n Miedos relacionados con la autoestima y las relaciones interpersonales (12-18 años).

En cuanto a las causas que generan estos miedos, además de la predisposición individual, hay que buscarlas en:

1. Los patrones familiares. Los padres inseguros, temerosos o con problemas de ansiedad ofrecen un modelo a sus hijos por el que estos aprenden a reaccionar de la misma forma.

2. Las experiencias previas. Por ejemplo, un niño que padece asma puede tener miedo a no poder respirar.

3. El visionado de imágenes, películas o contenidos de televisión o Internet pueden resultar impactantes si la madurez del niño no es la adecuada. Este perjuicio es mayor cuando el niño ha estado solo, sin un adulto a su lado que le explicara que se trataba de un contenido ficticio o exagerado.

3. Los mensajes verbales directos del tipo «si te comportas así no te va a querer nadie» o «si no te duermes vendrá el hombre del saco» también pueden estar en la base de determinados temores irracionales.

1. La primera regla es hacer un esfuerzo por enfocar la situación con tranquilidad, sin mostrarnos excesivamente preocupados, ya que podríamos aumentar su angustia. Además, un exceso de atención puede reforzar esta conducta. Una actitud de serenidad y diálogo es la adecuada.

2. Hay que evitar ridiculizar sus temores, por muy irracionales que sean. Tampoco debemos enfadarnos y mucho menos castigar (puede que sus miedos sean imaginarios, pero su malestar es real). En vez de eso, hay que transmitirle comprensión y disposición a ayudarlo para superar la situación.

3. Evitar la sobreprotección: si les tiene miedo a los perros, no puede ser que le cojas en brazos o lo defiendas poniéndote delante de él cuando aparezca el cocker del vecino. Esta forma de actuar solo aumentará su fobia.

4. La solución a los miedos no es evitarlos, sino enfrentarse a ellos. Pero este proceso debe hacerse con calma, de forma gradual, no exponiéndolo de forma brusca al estímulo motivo del miedo (dejándolo en una jaula con dos perros). Lo mejor es utilizar el juego y la imaginación. Por ejemplo:

n Si tiene miedo a la oscuridad: al principio se le puede dejar encendida una lamparita, luego solo un piloto o luz del pasillo, hasta que haya superado del todo el temor.

n Si el motivo de su miedo es que aparezca Batman (porque un día vio la película y le dio miedo), se le puede poner el documental de Cómo se rodó la película para que vea todos los disfraces y escenarios falsos. Si se trata de una película en DVD que le ha llegado a provocar aversión, se puede tirar a la basura, cerrar bien la bolsa y que él mismo la tire al contenedor.

n Si tiene miedo a seres imaginarios, como monstruos y brujas, podemos decirle que lo dibuje en un papel para después reírnos del personaje añadiéndole elementos cómicos y ridículos. Finalmente, se puede romper el dibujo de forma simbólica.

n Si tiene miedo a los perros, se le puede leer cuentos en el que los protagonistas sean ellos o bien llevarlo a visitar unos cachorros. Poco a poco podrá ir acercándose a perros adultos.

n Si tiene miedo a las tormentas, contarle lo apasionantes que son los fenómenos meteorológicos y animarlo a contar desde que se ve el rayo hasta que se oye el trueno.

5. Practicar una técnica de relajación o de respiración puede ser también de gran ayuda.

En el caso de que la fobia no mejore, o vaya a peor, hay que valorar la conveniencia de acudir a un profesional.