Lo que decimos... sin hablar

Ana T. Jack anatjack@edu.xunta.es

LA VOZ DE LA ESCUELA

RAMON LEIRO

Las claves para entender lo que expresamos con el lenguaje no verbal

29 oct 2014 . Actualizado a las 11:38 h.

La tutora de Ruth, de 5.º de primaria, ha citado a su madre para una entrevista. Quiere trasladarle su preocupación por ciertos comportamientos que ha observado en la alumna: es tan tímida que no es capaz ni de mirar a los ojos de quien le habla. En clase se sienta encorvada, escurrida en la silla, intentando pasar lo más desapercibida posible. Cuando un profesor se dirige a ella se pone colorada y responde con un hilillo de voz. Aunque tiene un grupito de amigas, en los recreos se la ve con expresión acobardada, mirada huidiza y caminar nervioso. Da la imagen de ser una niña muy insegura. «Ahí viene la madre de Ruth», se dice la tutora en cuanto ve entrar por la puerta a una mujer algo encorvada, con caminar nervioso y mirada al suelo. «Ahí va, pero si es igual que su hija».

Los padres y madres somos los principales modelos de referencia de nuestros hijos desde que son unos bebés: nos copian la forma de mirar, de sentarnos, de caminar y hasta de gesticular. A veces con tanta fidelidad que llega a resultar cómico. Es imprescindible que seamos conscientes de lo que les estamos transmitiendo, sin palabras, a través de las cuatro claves de la comunicación no verbal.

1. La mirada: mirar a los ojos o a la zona superior de la cara ayuda a establecer el contacto, anima a la otra persona a comunicarse y hace más convincente el discurso. Sin embargo, la mirada no puede ser tan fija que resulte dominante o avasalladora. Y mirar poco puede ser síntoma de timidez o sumisión.

2. La distancia: todas las personas tenemos un espacio personal íntimo en el que solo permitimos que se sitúen personas con las que mantenemos una relación íntima. Un poco más amplia es la zona personal, donde se sitúan amigos o compañeros con los que mantenemos una buena relación. A los extraños no les dejamos atravesar esa barrera aunque a veces no tenemos más remedio que hacerlo: en el bus, en el metro, en el ascensor? Entonces tensamos el cuerpo y miramos al infinito como diciendo: «En realidad no estoy aquí».

3. La postura corporal: la manera de caminar, de sentarse o de estar de pie indica cómo se siente una persona. Se puede transmitir escepticismo (con los hombros encogidos), agresividad (apretando los puños), indiferencia (con una postura excesivamente relajada en una conversación) o falta de confianza en uno mismo (con el cuerpo contraído).

4. Los gestos: veces un gesto vale más que mil palabras. Por ejemplo, una sonrisa en el momento oportuno suaviza tensiones, facilita la comunicación y ofrece confianza. Ahora bien, si esa sonrisa se vuelve un poco burlona, transmitiremos rechazo y desprecio hacia los demás.

En resumen, este podría ser un mensaje sencillo para transmitir a los hijos en relación a la comunicación no verbal:

- Mira a la cara cuando hables y cuando te hablen.

- Camina con la espalda recta, mirando al frente.

- Siéntate con la espalda sobe el respaldo, sin encorvarte.

- No invadas el espacio del otro. Para ello haz un círculo imaginario con tus brazos y respeta esa distancia cuando hables con alguien.

- Utiliza un tono de voz adecuado, ni tan bajo que no se te oiga ni tan chillón o agresivo que resulte molesto.

- Haz señales de que estás escuchando cuando te hablan: mueve la cabeza afirmativamente, respeta los turnos de palabra y siempre que te sea posible... ¡sonríe!

Ayudar desde casa

Los niños de hoy en día cada vez se pasan más tiempo separados de sus padres, por lo que sus modelos de comunicación no verbal también son otros: los compañeros de actividades extraescolares, el entrenador de fútbol, los personajes de las series de televisión, los protagonistas de los videojuegos... Estas son algunas propuestas que se pueden tener en cuenta para enseñarles lo que transmite el lenguaje corporal:

1. Hablar de las emociones ligándolas a la expresión de la cara, postura... para que aprenda a identificarlas («Hoy te veo un poco tristón. Tienes la mirada apagada»).

2. Hacer teatro, juegos de mímica o títeres. Es una excelente forma de trabajar el tono de voz, las expresiones emocionales...

3. Comer al menos una vez al día juntos. Alrededor de la mesa se ponen en práctica habilidades muy necesarias para la vida social y profesional futura.

4. Charlar. La charla distendida es una actividad placentera en la que se ejercitan las habilidades básicas de comunicación: gestión de silencios, turnos de palabra...

5. Facilitarles la participación en eventos familiares y sociales, lo más variados posibles. Incluso en situaciones también difíciles para los adultos, como dar el pésame o asistir a un funeral.

6. Recibir invitados en casa, tanto si son de su edad como si no, es un buen entrenamiento para superar la timidez.

7. Asistir a fiestas infantiles, exposiciones, eventos deportivos... para aprender que el registro informal es diferente que el formal.

8. Practicar ante el espejo poniendo caras, o justo en el momento en que uno está enfadado, puede ser un excelente ejercicio para familiarizarse con la expresión facial de las emociones básicas.