Agua caída del cielo

Fran Armesto

LA VOZ DE LA ESCUELA

EDUARDO PEREZ

Cuando el vapor de la atmósfera se condensa, forma gotas que pueden caer, o no, al suelo

17 dic 2014 . Actualizado a las 10:42 h.

En lo que llevamos de otoño las lluvias fueron noticia en numerosas ocasiones y en muchos lugares de todo el mundo por las inundaciones que están causando. Conforme la población human se hace cada vez más urbana, parece que la lluvia está dejando de ser el regalo caído del cielo que regaba los cultivos, mejoraba el rendimiento agrícola y reverdecía los campos para convertirse en una penalidad para pueblos, ciudades, carreteras, vehículos y comercios. Detrás de algunos de estas manifestaciones meteorológicas está la sospecha de que el cambio climático está afectando a los patrones de lluvia de muchas regiones de nuestro planeta, al formentar el incremento de episodios meteorológicos extremos (en este caso el de lluvias torrenciales).

El agua, posiblemente la sustancia química que más caracteriza nuestro planeta, puede encontrarse en tres estados: sólido (hielo), líquido (mares, ríos...) y gaseoso. En la atmósfera, el vapor de agua es el gas que determina el grado de humedad y por ello es el que más participa en las manifestaciones meteorológicas (lluvia, hielo, nubes...). Cuando se condensa (pasa de estado gaseoso a líquido) forma gotas de agua que caerán o no al suelo dependiendo de cuestiones como el tamaño de la gota, la velocidad del viento ascendente o la diferencia de temperatura entre la nube y el suelo. En todo caso, la Organización Meteorológica Mundial define como lluvia las gotas de agua que llegan al suelo con un tamaño mayor de 0,5 milímetros (pueden llegar a tener 6,35 milímetros de diámetro). Curiosamente, aunque se suelen representar con forma de lágrima, las gotas de lluvia tienen forma esférica.