Sueños ardientes en color naranja

Moncho Núñez Centella

LA VOZ DE LA ESCUELA

«Sol ardiente de junio». Óleo sobre lienzo de Frederic Leighton (1895). Museo de Ponce (Puerto Rico)
«Sol ardiente de junio». Óleo sobre lienzo de Frederic Leighton (1895). Museo de Ponce (Puerto Rico) XXX

ADJETIVOS CALIFICATIVOS: NARANJA

22 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

n marzo de 1895, diez meses antes de ser nombrado primer barón Leighton (y de fallecer el pobre de un infarto al día siguiente), Frederic Leighton remató y puso el título de Flaming June (Ardiente junio) a su obra maestra, un lienzo cuadrado de 120 centímetros de lado. Se trata de una obra controvertida, que ha sido admirada por muchos, pero tildada de kitsch (de estética pretenciosa y popular) por algunos críticos. Quienes admiran este cuadro destacan su exhibición de color y transparencia, la estudiada postura de la modelo, la sensualidad que expresa ?con su delicado punto de erotismo?, y un ambiente general de cálida placidez. Es una borrachera en naranja. En 1860 Leighton se había asociado a la Hermandad Prerrafaelita, cuyos miembros criticaban la pintura académica que imperaba en Inglaterra a mediados del XIX, acusándola de presentar «composiciones elegantes, pero faltas de sinceridad» y propugnaban el colorido luminoso de los pintores del Renacimiento, es decir, anteriores a Rafael Sanzio (de ahí el nombre que adoptaron). El primer objetivo de aquella hermandad era «expresar ideas auténticas y sinceras». Sin duda, buena intención.

Tras el impacto inicial frente a esta auténtica oda a la belleza victoriana, uno piensa ?sobre todo en año de celebración centenaria? en Shakespeare y su comedia El sueño de una noche de verano; también en lo fácil que resulta compartir fantasías y en la necesidad de separar la razón de aquello que se ama, se quiere, se desea o se sueña. Con mesura, pues sabemos que los sueños son necesarios para vivir (de ilusión también se vive), e incluso podríamos considerar un paso más y tratar de entender lo que Anaïs Nin escribió en su Diario I (1931-34): «El sueño es mi verdadera vida. Veo en él los ecos que me devuelven las únicas transfiguraciones que conservan lo maravilloso en toda su pureza. Fuera, toda la magia se pierde. Fuera, la vida revela sus imperfecciones». Como diría Arsenio (Iglesias), ¡qué duda cabe! ¿De verdad se puede sustituir la vida por un sueño? Forzosamente he de cerrar esta idea con el más famoso monólogo de Segismundo, el que da título a la obra de Calderón: «Que toda la vida es sueño y los sueños sueños son». Amén.

Una vez despiertos, vayamos al grano; comencemos por pensar que naranja es el color de una fruta. Y que fue fruta antes de ser color. El primer uso en castellano de la palabra con que se designa el fruto del naranjo es del siglo XIII, cuando los árabes introducen el árbol en España, mientras que el término no se emplea para color hasta el XVI. El color naranja, seguido de rojo y amarillo, es el preferido de frutos y frutas (como se dice ahora). No son las naranjas y sus parientes los únicos comestibles de ese mundo cromático, pues hay muchos otros miembros del grupo, como melocotones, albaricoques, nísperos, caquis, melones, calabazas, mangos y demás. La culpa del color naranja es casi siempre de los llamados carotenoides, pigmentos cuyo ejemplo más conocido es el caroteno, que es el que da color a las zanahorias y cuya importancia dietética radica en ser origen de la vitamina A. Por cierto, parece ser que el consumo de beta-caroteno puede actuar como protector ante las radiaciones ultravioletas. Dicho queda.

Pero también hay naranja después de la vida. Y si no, que se lo digan a los insectos y otros bichos pequeños de hace millones de años que quedaron atrapados en ámbar, una resina fósil que por su color y belleza se ha utilizado como piedra de adorno desde el Neolítico. Por cierto, que el ámbar es pariente químico de la zanahoria y el naranjo. También lo es la colofonia, una resina natural pegajosa, que se extrae del pino y se conoce también como resina de violinista, pues se usa para impedir que el arco resbale sobre las cuerdas. Con el mismo fin la usan en la danza y el alpinismo. Por último, y como anécdota, sépase que la resina naranja de colofonia es clave para obtener la fumata blanca, que anuncia la finalización del cónclave por elección de nuevo papa. Ese humo proviene de la quema de las papeletas de votación que han utilizado los cardenales, añadiendo una mezcla química que da el color. La usada para blanco tiene tres ingredientes: clorato de potasio, lactosa y colofonia. ¿Nada de política? Recordemos la llamada ley de Campoamor: «En este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira».

Palabras con historia

El anaranjado es el más feliz de los colores

Frank Sinatra (1915-1998)

¿Quién puede trazar en el arco iris la línea donde termina el violeta y comienza el naranja? Por separado vemos la diferencia de colores, pero ¿dónde, exactamente, se funde el primero con el segundo? Lo mismo sucede con la salud mental y la locura

Herman Melville (1819-1891)

Todo el mundo sabe que el amarillo, naranja y rojo sugieren alegría y abundancia. Pero yo puedo pintar la piel de Venus con barro, siempre que me permitas rodearla como yo quiero

Eugène Delacroix (1768-1863)

La luz del atardecer es naranja y violeta porque llega demasiado cansada de luchar contra el espacio y el tiempo

Albert Einstein (1879-1955)

El color naranja es el rojo humanizado por el amarillo.

Vassily Kandinsky (1866-1944)

No hay azul sin amarillo y sin naranja

Vincent van Gogh (1853-1890)

actividades

1. No solamente en los frutos y frutas abunda el color naranja. También hay setas que dan este toque de color a los campos y son precisamente algunas de las más apreciadas desde el punto de vista gastronómico, como la oronja («Amanita caesarea»), el rebozuelo («Cantharellus cibarius») o el níscalo («Lactarius deliciosus»). Este último se distingue porque en el momento de cortarlo desprende un látex de color naranja que se oxida rápidamente, adquiriendo un color verdoso cuando envejece o al pasar algunas horas de su recolección. Haz una lista de fenómenos químicos de oxidación que se manifiesten en un cambio de color.

2. La especia más cara del mundo es el azafrán, formado al secar los estigmas de color naranja extraídos a mano de una flor que tiene los pétalos violeta. En España, la planta de «Crocus sativus» se cultiva en La Mancha, Teruel y Valencia. Busca fotografías en Internet de platos donde el color naranja sea debido al azafrán y no a otros ingredientes. ¿Qué otras especias pueden usarse para dar color a alimentos?

3. El famosísimo puente colgante Golden Gate, en San Francisco, es en realidad de color naranja y fue pintado con urgencia para evitar la oxidación de su acero provocada por el océano. Su pintura está perfectamente definida en CMYK como: Cyan: 0 %, Magenta: 69 %, Yellow: 100 %, Black: 6 %. Averigua qué significan esos porcentajes. En las pinturas anticorrosivas tuvo históricamente un papel importante el minio, un óxido de plomo de color naranja que posiblemente se llama así por haber sido extraído por primera vez en minería en las proximidades del río Miño. En un mapa de Galicia, ubica las principales explotaciones mineras del pasado.