El continente helado

Francisco J. Franco del Amo

LA VOZ DE LA ESCUELA

Vista aérea de la Antártida
Vista aérea de la Antártida Eli Duke

Este año se cumple el quincuagésimo quinto aniversario de la entrada en vigor del Tratado Antártico

28 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El oceanógrafo y explorador francés Jacques-Ives Cousteau (1910-1998) se hizo famoso por haber inventado, junto con su compatriota Louis Gagnan, la escafandra autónoma. A Gagnan se le ocurrió adaptar los dosificadores de gas de los coches que funcionaban con gasógeno para que los buceadores pudiesen respirar aire comprimido bajo el agua y Cousteau probó y acondicionó el equipo. El nuevo invento tuvo mucho éxito e hizo famosos a sus autores. Cousteau aprovechó su recién adquirida fama para dedicarse de lleno a la exploración bajo el mar. Continuó construyendo nuevos artilugios, como el platillo sumergible o el trineo submarino, pero sobre todo se dedicó a filmar la vida en el océano. Sus documentales El mundo del silencio (1953) y El mundo sin sol (1965) son auténticos clásicos de la divulgación científica. El primero fue dirigido por Louis Malle y ganó la preciada Palma de Oro del festival de Cannes.

A bordo del viejo dragaminas Calypso, Cousteau y sus hombres recorrieron todos los océanos del mundo y obtuvieron imágenes sorprendentes de animales desconocidos. Con el paso del tiempo Cousteau adquirió prestigio como científico y se convirtió en un apóstol de la conservación de la naturaleza. Todos los escenarios marinos captaron su atención, pero algunos le resultaron especialmente fascinantes. Así le sucedió con la Antártida y su océano. Durante el transcurso de una expedición organizada para filmar ballenas, Cousteau quedó enamorado de aquellas latitudes y después dedicaría una gran cantidad de esfuerzo a divulgar las maravillas naturales del lugar. En la Antártida, los exploradores del Calypso realizaron experimentos sobre la productividad de las aguas y sobre la vida de las focas y las ballenas, y realizaron un recuento minucioso de las especies animales del Polo Sur.

La belleza y originalidad de la Antártida convencieron a Cousteau de la necesidad de conservarla en estado virgen. Por eso fue uno de los principales impulsores y defensores del llamado Tratado Antártico, que fue firmado por doce países el 1 de diciembre de 1959. A raíz de la firma del tratado, que prohíbe expresamente las instalaciones militares y las reivindicaciones territoriales, la Antártida se convirtió en un santuario científico que no podría ser explotado comercialmente. El tratado entró en vigor el 23 de junio de 1961 y actualmente lo respaldan 52 países.

La vida entre el hielo

El clima de la Antártida es el más frío y ventoso de la Tierra. La temperatura en invierno desciende a 30 grados bajo cero y los vientos pueden llegar a alcanzar los 300 kilómetros por hora. Solo se supera el punto de congelación durante el corto verano austral, que dura de diciembre a marzo. Así pues, la mayor parte del continente Antártico está desierta. Sin embargo, las aguas del océano Glacial Antártico están llenas de vida. En ellas habitan 120 especies de peces y más de 3.000 de invertebrados. También es el hogar de varias especies de mamíferos marinos, algunos tan abundantes como la foca de Weddell, el mamífero más meridional, cuya población alcanza los 15 millones de ejemplares. Y en el hielo que flota sobre el mar, aparentemente un lugar inhóspito para vivir, habitan más de doscientas especies de organismos marinos.

La razón principal de tal explosión de vida es que las aguas de océano Glacial Antártico son extremadamente ricas en nutrientes, aportados en su mayor parte por la corriente Circumpolar Antártica, la más caudalosa de todas las del planeta. Esta corriente aflora cerca de la costa y gira en torno al continente fertilizando a su paso las aguas superficiales. Además, estabiliza la temperatura del agua, evitando grandes variaciones a lo largo del año. Los nutrientes que llegan hasta la superficie son aprovechados directamente por las diatomeas, que son el alimento favorito del krill, una pequeña gamba de la especie Euphasia superba.

El krill es el centro de la cadena alimentaria antártica. Es muy abundante, su densidad de población puede llegar a los 20.000 individuos por metro cúbico; y sirve de alimento a los arenques, calamares, pingüinos y focas. Es además el alimento favorito de la ballena azul y de otros grandes cetáceos. En verano, una ballena azul puede llegar a consumir hasta tres toneladas diarias de krill. Por eso la Antártida es un auténtico paraíso para estos gigantescos mamíferos. A raíz de la aplicación del Tratado Antártico, la población de ballenas comenzó a recuperarse lentamente.

Anecdotario

  • La superficie de océano Antártico es de 35 millones de kilómetros cuadrados.
  • «Antártico» significa ‘opuesto al Ártico’. Un nombre no muy original que indica que el océano polar del sur está en la otra punta del globo respecto al océano polar del norte.
  • La corriente Circunpolar Antártica, que gira en torno a la Antártida en el sentido de las agujas del reloj, es la más caudalosa de las corrientes oceánicas. Con su caudal se podrían llenar en dos días los Grandes Lagos de América del Norte.
  • Los icebergs antárticos pueden llegar a alcanzar dimensiones excepcionales de hasta 200 kilómetros de longitud, 100 metros de altura y más de 200 metros de calado. En el Antártico se originan el 93 % de los icebergs del mundo. Su masa total excede los seis billones de toneladas. Al contrario que los icebergs árticos, los antárticos no proceden de la fragmentación de los glaciares, sino de la ruptura en verano de la gran plataforma de hielo que se forma durante el largo invierno polar y que llega hasta las costas de Tierra del Fuego.