Del cínico que buscaba un hombre

> Moncho Núñez Centella

LA VOZ DE LA ESCUELA

Diógenes prepara el candil para continuar su representación metafórica de buscar un hombre honesto. Jean-León Gérôme (1824-1904)
Diógenes prepara el candil para continuar su representación metafórica de buscar un hombre honesto. Jean-León Gérôme (1824-1904) cuadro

«El más libre y feliz no es quien más tiene, sino quien menos necesita»

22 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Entre los filósofos de la Antigüedad de nombre más conocido contamos a Diógenes de Sinope, el Cínico. No se conserva ninguna de sus obras -suponiendo que hubiera escrito alguna-, pero el testimonio de su vida fue realmente impactante, pues era lo que hoy llamaríamos un antisistema. De él nos han llegado muchas anécdotas y leyendas, contadas sobre todo, casi siete siglos más tarde, por un tocayo suyo, el historiador Diógenes Laercio, que las incluyó en los diez tomos de Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres. El libro sexto de esa magna obra está dedicado a los cínicos, y en él se incluye un capítulo con la biografía, dichos y anécdotas del pensador por antonomasia de esa escuela, nacido en Sinope (actual Turquía) en el año 412 antes de Cristo y contemporáneo, por tanto, de Aristóteles y Alejandro Magno.

 El término cínico está vinculado a los perros, y parece que existe para ello un triple motivo. En primer lugar, porque la escuela está ligada en su origen al Cinosargo, un gimnasio y santuario donde se dice que enseñaron Antístenes, un discípulo de Sócrates que está considerado como el fundador de esa escuela, y el propio Diógenes. El nombre de aquel lugar, situado en las afueras de Atenas, significaba en griego ‘perro blanco y veloz’. También sabemos que el cinismo era más una forma de vivir que una escuela formal de la filosofía, y que asemejaban su vida a la de los animales. Diógenes dormía en una tinaja y vivía rodeado de perros, como bien representa la ilustración de Gérôme, justificando el adjetivo cínico (del griego kynikós, ‘de perros’). El tercer motivo para aludir a los canes está en relación con el lenguaje. Todas las sentencias atribuidas a los cínicos tienen un aire mordaz, que es término derivado de morder, y representa una metáfora del desgarro que pueden producir a veces las palabras.

 Nos encontramos, pues, en la Atenas del siglo IV antes de Cristo, con una singular escuela de pensamiento que predica con el ejemplo y defiende una forma de vida austera, simple, autosuficiente y cercana a la naturaleza, despreciando las riquezas y cualquier preocupación por los bienes materiales, criticando las falsedades de la civilización. Afirmaban que la libertad, la felicidad y la virtud se alcanzan prescindiendo de todo lo superfluo (no es feliz quien más tiene, sino quien menos necesita). Se cuenta que las únicas propiedades de Diógenes eran su manto, su cayado y una escudilla, y que un día vio beber a un niño haciendo un cuenco con las manos y decidió desprenderse de la escudilla, por superflua. A este respecto no parece del todo adecuado haber dado ese nombre hace pocos años a un síndrome, pues si bien es cierto que esas personas se aíslan de los modos sociales y descuidan su higiene, también se obsesionan por acumular objetos a su alrededor. Y Diógenes de Sinope no acumulaba nada.

La anécdota más conocida de Diógenes se refiere a Alejandro Magno. Parece que el rey de Macedonia tuvo curiosidad por conocer al ya anciano filósofo y se acercó a caballo a donde él estaba tomando el sol. Alejandro se sintió en la obligación de ofrecerle ayuda, y le preguntó si necesitaba algo, a lo que Diógenes contestó: «Únicamente que no me quites el sol». Dicen que tras esa respuesta Alejandro comentó que si no fuera él quien era le gustaría ser Diógenes. En general, los cínicos se hicieron famosos por su desfachatez y desvergüenza para la provocación, porque eran escandalosos y obscenos, así como por realizar fuertes sátiras contra la corrupción y los vicios. Por fin, se dice que Diógenes iba a pleno día con un candil encendido, y explicaba esa acción metafórica diciendo que estaba buscando un hombre. Por supuesto que le importaría un bledo el lenguaje de género, pero además cuando tal cosa decía era para provocar, sugiriendo que los auténticos seres humanos escasean. Puede ser, al menos para los cánones cínicos. Seguiremos buscando, pero haberlos, haylos.

 Palabras con historia

El cínico es un dandi intelectual

George Meredith (1928-1909)

Todas las filosofías cínicas han hecho su entrada en la sociedad arropándose con los guiñapos de la franqueza

José Ortega y Gasset (1883-1955)

¿Qué es un cínico? Uno que sabe el precio de todas las cosas y no sabe el valor de ninguna

Oscar Wilde (1854-1900)

Un cínico es aquel que cuando huele flores busca un ataúd alrededor

Henry Louis Mencken (1880-1956)

Si rascas en cualquier cínico encontrarás un idealista insatisfecho

George Carlin (1937-2008)

No dejaba de asombrarle que la gente votara a favor de unos delincuentes sabiendo lo que eran. Dudaba que existiera un electorado más cínico en el mundo

Stuart Neville (1972-¿)

 Actividades

1. El significado del término «cínico» ha ido evolucionando, de modo que en la actualidad existe una diferencia entre el sentido estrictamente filosófico y el vulgar de la palabra, al que se refieren la mayoría de las citas. Son acepciones herederas de la original las sinónimas de descarado, desvergonzado, insolente, libertino, procaz o caradura, pero ya no son tan adecuados otros significados que se pretenden algunas veces, como los de falso o hipócrita. El cínico no miente, sino que dice siempre lo que considera verdad, lo que otros no quieren ver ni aceptar. En función de ese criterio, indica qué frases de las citas te parecen más adecuadas a un cínico.

2. Comenta estas supuestas citas de Diógenes:

  • «Cuanto más conozco a la gente más quiero a los perros»
  •  «El elogio en boca propia desagrada a cualquiera»
  •  «El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe»

3. La leyenda que dio nombre al Cinosargo de Atenas (de «kynos argos») cuenta que, cuando un hombre llamado Dídimos estaba presentando una ofrenda a los dioses, vino un perro blanco, que ágil y veloz se la arrebató y la llevó a otro lugar. Un oráculo le dijo al oferente que levantase un templo a Heracles en el lugar donde el perro dejó la ofrenda. Puestos a fabular, busca entre las razas actuales de perros aquel que sea tu favorito para protagonizar una película sobre esa leyenda del Cinosargo.

4. ¿Podría un ser humano dormir dentro de un tonel? Una barrica de 500 litros suele medir unos 115 centímetros de longitud, con un diámetro máximo de 90 y mínimo de 80. ¿Qué capacidad te parece que habría de tener la barrica que tú necesitarías para pasar una noche?