Julián Pérez-Villacastín, cardiólogo: «Un pelotazo en el centro del pecho puede producir una arritmia y una parada cardíaca»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Julián Pérez-Villacastín es cardiólogo y presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Julián Pérez-Villacastín es cardiólogo y presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

El presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) explica lo que le ocurrió al jugador de los Buffalo Bills, Damar Hamlin, que se desplomó tras un golpe en un partido

04 ene 2023 . Actualizado a las 18:57 h.

El jugador de fútbol americano Damar Hamlin, integrante de los Buffalo Bills, ha sido protagonista de una desgracia en pleno partido. El pasado lunes, Hamlin se desplomó tras una jugada en la que había recibido un golpe en el pecho. El defensivo de 24 años fue atendido de inmediato en el estadio, donde recibió reanimación cardiopulmonar durante más de diez minutos. Finalmente, suspendido el partido, fue trasladado al hospital de Cincinnati, donde se encuentra en estado crítico. ¿El diagnóstico? Una parada cardíaca.

Las lesiones deportivas que derivan en paradas cardíacas son relativamente poco frecuentes. En realidad, tienen que darse ciertas condiciones para que la regularidad del ritmo cardíaco pueda verse alterada de esa forma. Sin embargo, se trata de un fenómeno bien documentado que tiene nombre: commotio cordis, o conmoción cardíaca. Este término describe a la parada cardíaca debida a un impacto contundente en la pared del tórax a la altura del corazón. En otras palabras: sí, un golpe en el pecho puede provocar que el corazón deje de latir.

La commotio cordis ocurre generalmente durante la práctica deportiva o en las actividades de ocio y puede llegar a ser altamente peligrosa: se trata de una de las causas más comunes de muerte súbita cardíaca, tanto en deportistas profesionales como en ámbitos recreativos, apuntan desde la Sociedad Española de Cardiología (SEC). «Aunque se pensaba que era infrecuente, se están dando a conocer nuevos casos cada vez más a menudo», explica la SEC.

Gracias a los avances en las maniobras y técnicas de resucitación, la supervivencia de este tipo de problemas ha subido de un 15 % en el 2002 al 50 % en la actualidad. Esta supervivencia depende, en gran medida, del tiempo que se tarde en actuar: la conmoción debe ser atendida de manera urgente. En este sentido, el uso cada vez más extendido de desfibriladores automáticos externos es una herramienta muy poderosa. El doctor Julián Pérez-Villacastín, presidente de la Sociedad Española de Cardiología, explica en esta entrevista cómo funcionan y el rol que tienen en la recuperación de estos pacientes, que, con la intervención oportuna, pueden volver a llevar una vida normal.

—¿Cómo puede un golpe provocar una parada cardíaca?

—Es un fenómeno muy conocido. Un golpe en el pecho es, podríamos decir, una cantidad de energía que si cae en un sitio y en una fase del ciclo cardíaco en la cual el corazón está vulnerable, produce una arritmia, que es una fibrilación ventricular, y una parada cardíaca. Y esto se ha estudiado en animales. Entre los deportistas, también pasa mucho con el béisbol, porque en el béisbol, si te pegan un pelotazo en el centro del pecho que es como una piedra y, si coincide en una fase del ciclo cardíaco, produce esa arritmia que es la misma que provoca la muerte súbita en los pacientes que tienen infarto o cualquier otro problema cardiológico.

—¿Qué características tiene que tener ese golpe para que esto ocurra?

—La intensidad es un factor. Tiene que ser intenso como un puñetazo. Después, la localización: tiene que ser en el centro del pecho para que afecte a la zona del corazón. Y luego, es la suerte de que te toque en esa fase del ciclo cardíaco que es donde el corazón está más vulnerable. Pero hay que darse cuenta de que el corazón late 100.000 veces al día. Una vez por segundo. Y de ese segundo que dura el ciclo cardíaco, todo el estímulo eléctrico en el corazón se produce aproximadamente en menos de medio segundo, son unos 400 milisegundos. Dentro de ese tiempo, hay unos 50 milisegundos en los cuales estarás vulnerable. Entonces, el riesgo al final es como que te toque la lotería. Que te peguen un golpe o un pelotazo y te pegue en esa zona en ese momento es difícil. Y ni siquiera es reproducible, porque puede haber veces en las cuales tú recibas el pelotazo en el sitio y no tengas arritmia. Es todo también una casualidad. Por eso hay que tener un desfibrilador, porque con eso sales adelante, si no, no.

Así funciona un desfibrilador automático externo

El desfibrilador automático es un dispositivo que se utiliza para tratar eventos cardiovasculares como una parada cardíaca o una fibrilación ventricular. Tiene el tamaño aproximado de una caja de zapatos y, según David Hermida, responsable de formación del área sanitaria de Eisega, estos aparatos «son tan seguros, que no le podemos dar una descarga a nadie que no lo necesite. La única precaución que tenemos que tener es en el momento de la descarga porque nadie puede tocar al paciente. Son aparatos diseñados para que cualquier persona los pueda utilizar».

El desfibrilador se coloca con unos electrodos que llevan instrucciones precisas sobre dónde deben posicionarse. Primero, debemos comprobar que la persona no esté respirando y no responda a estímulos. Si es así, debemos buscar el desfibrilador, retirar la ropa del pecho de la persona y colocar los electrodos. El desfibrilador cuenta con unos sensores que analizan el ritmo cardíaco del paciente. Si detecta una arritmia, el dispositivo indicará que hay que aplicar la desfibrilación y determinará la intensidad de la descarga, que solo podrá hacerse si la persona no está siendo tocada por otras. Aquí te explicamos cómo utilizarlo.

—¿Qué podemos hacer si sucede un golpe de estas características y la persona se desvanece?

—Si sucede esto, es una parada cardíaca. Entonces, lo primero es gritar que alguien tiene una parada para que traigan un desfibrilador. Y mientras tanto, tú ponerte a hacer masaje cardíaco. De esa manera, entra en reanimación. Hemos visto esto muchas veces en los campos de fútbol: un choque eléctrico resucita a una persona y puede seguir viviendo y llevando una vida completamente normal, sin ninguna necesidad especial. 

—¿Qué atención se da desde un punto de vista médico en estos casos?

—En lo que llamamos el proceso de parada cardíaca, lo que se hace es traer un desfibrilador, que ahora están en muchos sitios públicos. Incluso está legislado dónde tienen que estar, sobre todo en sitios donde hay mucha gente. Son desfibriladores automáticos, es decir que tú lo coges, lo desenganchas de la pared y automáticamente va a llamar a Urgencias, y con que lo cojas ya te va a ir indicando lo que tienes que hacer. Tienes que quitarle la ropa a la persona, ponerle las pegatinas en el pecho como indica el desfibrilador que hay que ponerlas. Y una vez que está puesto, tienes que dejar de estar en contacto con el paciente y el desfibrilador empieza a analizar. Si detecta una arritmia, automáticamente hace un chispazo, que es una descarga eléctrica de 200 julios como mínimo.

—¿Esta intervención es suficiente, o se pueden realizar cirugías como en el caso de un infarto?

—No, nada. Lo único que hace falta es revertir la arritmia para que el corazón vuelva a latir lo antes posible, para que no se produzca daño en otros órganos, sobre todo el cerebro. Una vez que se ha logrado eso, ya no hace falta nada más. La recuperación, poco a poco, del paciente, se alcanza con esto.

—Dices que después de uno de estos eventos la persona puede volver a hacer vida normal. ¿Cuánto demora la recuperación del paciente en estos casos?

—Todo depende del tiempo que esté inconsciente. Si el cerebro pasa tiempo sin oxígeno, a partir de los dos minutos ya empieza a sufrir, y a partir de los siete o diez minutos de parada cardíaca sin que nadie te dé masaje cardíaco o te asista, empieza a haber lesiones que son ya casi irreversibles, o sea que es progresivo. Puedes actuar, pero luego, todo es proporcional al tiempo de parada. Porque hay gente que se muere porque el cerebro está mal. Tú puedes sacar adelante el corazón, pero ya el cerebro no va a volver a funcionar nunca.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.