Markus Wettstein, psicólogo: «Hoy sentimos que la vejez empieza más cerca de los 75 años»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Markus Wettstein es psicólogo e investigador de la Universidad de Humboldt, en Alemania.
Markus Wettstein es psicólogo e investigador de la Universidad de Humboldt, en Alemania.

El experto alemán lideró una investigación que se acaba de publicar acerca de cómo percibimos nuestra edad que concluyó que no solo nos creemos más jóvenes de lo que somos, sino que pensamos que la vejez empieza mucho más tarde de lo que se creía antes

04 may 2024 . Actualizado a las 17:40 h.

Arrugas, canas, deterioro cognitivo, huesos frágiles y un declive general de las funciones de nuestro cuerpo son las primeras imágenes que se nos vienen a la mente cuando pensamos en el envejecimiento. Quizás por eso fantaseamos con postergarlo y tomamos todas las medidas posibles para patear esa piedra hacia adelante. Pero ¿hasta qué punto podemos retrasar el envejecimiento?

Una nueva investigación, publicada por la Sociedad Americana de Psicología ha demostrado que no solo nos sentimos cada vez más jóvenes respecto de nuestra verdadera edad (la cronológica, como se la denomina a nivel médico). También hemos ido cambiando nuestra percepción del envejecimiento en las últimas décadas. Si alguien de 60 años se identificaba como «viejo» en los años noventa, hoy, las cosas han cambiado. Según el estudio, pensamos que una se engloba en esa denominación a los 75 años. Para entender lo que implica sentirnos más jóvenes, hablamos con el psicólogo Markus Wettstein, de la Universidad de Humboldt, en Berlín, autor principal de esta investigación.

—¿Cómo se llevó a cabo su estudio?

—Usamos datos de la encuesta alemana sobre envejecimiento para investigar cómo había cambiado nuestra percepción del comienzo de la vejez a lo largo del tiempo a nivel histórico. Partimos de datos de la encuesta del 1996 y llegamos hasta el último informe, que es del año 2021, así que analizamos un intervalo de 25 años. No solo contábamos con personas que realizaron la encuesta por primera vez en 1996 y que en ese momento tenían entre 40 y 85 años, es decir, personas que fueron evaluadas y reevaluadas, sino también con un nuevo cohorte de sujetos que se incorporaron más adelante a medida que iban envejeciendo, para poder comparar las percepciones sobre el envejecimiento entre personas nacidas antes y después.

—¿Cuáles fueron los principales hallazgos?

—Lo que hallamos fue que, efectivamente, las personas de mediana edad o incluso mayores consideran que la vejez empieza más adelante que aquellos que estaban en esa franja de edad 20 años antes. Así que parece haber una tendencia a posponer la llegada de la vejez en la mente de las personas.

—¿Cómo se define la vejez a nivel científico?

—Los ancianos son un grupo muy heterogéneo. Es decir que dos personas de la misma edad pueden ser muy distintas en términos de salud y de bienestar. Entonces, puede ser difícil definir la vejez de manera unívoca. En este estudio, los individuos pueden tener diferentes respuestas en función de factores como su edad o su género, por ejemplo. En la investigación científica, se suele considerar que a partir de los 60 o 65 años una persona es un adulto mayor, pero esta es una definición técnica, heurística. Uno de los grandes marcadores de la transición hacia la vejez es la jubilación y la edad de retirarse está en torno a los 65 o más, según el país. Esta edad está aumentando y ese es uno de los factores que creemos que pueden contribuir a los cambios en la percepción de la vejez. También está aumentando la esperanza de vida a nivel histórico, lo que influye en cómo definimos la tercera edad.

—¿Cómo ha cambiado nuestra percepción de la edad a nivel histórico? 

—Hoy, la gente piensa que la vejez comienza más tarde. También hay que tener en cuenta que las personas mayores hoy son diferentes a cómo eran hace diez años o veinte. Vemos tendencias a mejoras en los indicadores cognitivos, a un mejor estado funcional en la vejez, y esto influye en cuándo pensamos que empezamos a ser 'viejos'. Al mismo tiempo, observamos en estudios realizados en Estados Unidos que la visión que tenemos de la vejez se ha vuelto cada vez más negativa en los últimos 200 años.. Esto podría explicar por qué hoy sentimos que la vejez empieza más cerca de los 75 años. Nadie quiere identificarse como 'viejo'. Entonces, mentalmente, lo posponemos y nos decimos que no lo somos aún.

—¿Esto significa que nos sentimos más jóvenes de lo que realmente somos? ¿Alguien de 50 se siente de 45 o 40?

—Sí, esto es algo que hemos observado mucho. La gente se siente más joven y al mismo tiempo, quienes se sienten más jóvenes, suelen considerar que la vejez empieza a una edad más avanzada. Y tiene sentido que si yo tengo 60 pero me siento de 40, no tenga la percepción de que la vejez comienza a los 60, sino más adelante.

—¿Qué causas podrían explicar este fenómeno de sentirnos más jóvenes de lo que somos, que en el estudio llaman «disociación» entre la edad biológica y la cronológica?

—Hay numerosos factores que vemos que se correlacionan con lo jóvenes o viejos que nos sentimos. Pero también vemos que no nos sentimos de la misma edad todos los días. Por ejemplo, en los días en los que estamos estresados, nos sentimos más viejos.

—Eso es interesante, porque uno pensaría que el estrés es más típico de la vida que llevan los adultos jóvenes o de mediana edad, no tanto los jubilados... 

—Lo que pasa es que uno puede verse ante una situación estresante y pensar: «Yo ya no estoy para esto, soy demasiado viejo para manejar estos estresores». A veces, incluso dentro del mismo día, si le preguntas varias veces a alguien cuántos años siente que tiene, puede haber mucha diferencia entre una respuesta y otra. Esto sugiere que la edad que sentimos que tenemos es algo dinámico y relacionado con cómo estamos en un momento dado.

—Menciona los estudios norteamericanos que hablan de una percepción cada vez más negativa de la vejez. ¿Nos estamos volviendo más edadistas?

—No sé si lo que ocurre en Estados Unidos se replica en todo el mundo, pero podría ser el caso, teniendo en cuenta los mensajes que transmite la industria antiage, que promueve una visión del envejecimiento como algo que tenemos que revertir. Esto es un problema porque tener una percepción negativa del envejecimiento conlleva consecuencias negativas para la salud. Si pienso que ser viejo es algo negativo, a medida que me voy haciendo mayor, me predispongo a sentirme víctima de mi edad y esto afecta a mi salud. En este sentido, creo que es necesario contrarrestar esos mensajes con una visión científica de los aspectos positivos de la vejez, tenemos que explicarle a la gente que la vejez es un estado muy diverso, que envejecer no significa necesariamente una pérdida. Esto es algo de lo que no se suele hablar. Hablamos mucho de la demencia, de las necesidades de cuidado en la gente mayor, pero no de las fortalezas y ventajas de ser mayores.

—¿Cómo impacta en nuestra salud este edadismo?

—Afecta a cómo nos comportamos, de modo tal que es una profecía autocumplida. Si pensamos que una persona mayor no es capaz de seguir aprendiendo o permanecer fuerte, en el momento en el que empecemos a sentirnos viejos, vamos a dejar de cuidarnos, vamos a dejar de invertir en nuestro aprendizaje, vamos a volvernos fatalistas.

—¿Hay diferencias entre países en cuanto al edadismo?

—Hay grandes diferencias incluso entre distintos países de Europa. Creemos que esto se debe a las diferencias en la edad de jubilación, o de la esperanza de vida en los diferentes países. En aquellos que tienen una esperanza de vida más larga, las personas ven la vejez como algo que ocurre más tardíamente.

—Si antes los abuelos, los padres y los nietos vivían en el mismo hogar, hoy esto no ocurre tanto. ¿Qué relevancia tiene esta falta de convivencia intergeneracional en cómo entendemos la vejez?

—Muchos de nuestros estereotipos se basan en una falta de conocimiento. Entonces, si no tienes contacto en el día a día con personas mayores, puede ser más probable que sostengas una visión estereotipada de ellas. Esto sería más fácil de corregir si hubiese más convivencia intergeneracional.

—Se ha visto que las mujeres tienen una percepción distinta que los hombres con respecto al envejecimiento. ¿Podría deberse a que en ellas los marcadores físicos del paso del tiempo son más evidentes al tener la menopausia?

—Podría ser un factor. Vemos que las mujeres jóvenes se sienten más jóvenes que los hombres de su edad y ellas también perciben la vejez como más tardía que ellos. La diferencia entre géneros es incluso más pronunciada ahora que hace 20 años. Las mujeres viven más que los hombres, lo que podría ser otra explicación: se sienten más jóvenes porque saben que tienen más años por delante. Luego, por supuesto, están los estereotipos negativos sobre la edad, que son más marcados en ellas. Tenemos un doble estándar respecto de la edad en el que la vejez de las mujeres se ve como algo más negativo que la de los hombres. Entonces, es posible que las mujeres sientan un deseo más intenso de distanciarse de la vejez. 

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.