Y la Virgen de Montserrat pasó bajo la Porta Nova

carlos cortés francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ROI FERNANDEZ

El alcalde renovó los votos de Monforte en la procesión de la patrona

23 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Fue un milagro», se decían en voz baja dos de las asistentes a la procesión religiosa que conmemoró ayer en Monforte el martes de Pascua. Les parecía milagroso que los porteadores de las andas de la virgen hubieran logrado hacer el recorrido completo con salida y llegada en la iglesia de San Vicente. La falta de voluntarios para cargar los doscientos kilos que pesa la estructura se ha convertido en un problema habitual que en los últimos años ya ha obligado a suspender la procesión más de una vez.

Pero ayer hubo voluntarios suficientes, y no solo para llegar al Campo da Virxe, el lugar en el que el alcalde de Monforte escenifica desde la Edad Media la renovación de los votos de la ciudad a su patrona. Los seis porteadores que se fueron turnando en los cuatro puestos de las andas se atrevieron a dar la vuelta completa al monte por las calles Real, Falagueira y Santo Domingo.

No hubo dudas

Esta vez no hubo dudas, y en cuanto terminó la misa de las once en la iglesia de San Vicente, estuvo claro que la procesión saldría. De entre los asistentes a la ceremonia religiosa se adelantaron hacia el altar media docena de hombres. Cuatro de ellos formaron el relevo que sacaría a hombros de la iglesia la imagen de la virgen. Por delante, un pequeño grupo de músicos capitaneado por el director de la banda municipal de gaitas, Emilio Estévez, les abría paso tocando la marcha del antiguo Reino de Galicia.

Tras ellos y las andas de la virgen desfilaron también las algo más de 150 personas que habían asistido a la misa, oficiada por el párroco de San Vicente, Rafael Mella, y el arcipreste de Monforte, Juan Marcial Pereira. Entre el público, estaban representantes institucionales, como los concejales Pilar Martínez, José Tomé o Julia Rodríguez, el exdiputado Julio Padilla y representantes de las policías local y nacional y de la Guardia Civil. Y también estaba el alcalde, Severino Rodríguez, que cuando la procesión llegó al Campo da Virxe, se acercó al altar al aire libre construido en ese lugar hace diez años, participó en el rito de renovación de los votos de la ciudad a su patrona.

«¿Comprométese a continuar facendo as festas do Martes de Pascua e 15 de agosto no nome do Concello e o pobo de Monforte?», le preguntó el párroco. «Comprométome», contestó el alcalde.

La difícil entrada a la Falagueira

En ese punto, lo habitual en los últimos tiempos es que la procesión dé la vuelta y suba de nuevo hasta la iglesia para dar por terminada la ceremonia. Ayer, los voluntarios se sentían con fuerza y decidieron seguir por la calle real abajo al ritmo que les iba marcando María Jesús González, máxima responsable desde hace quince años de la cofradía de la virgen de Montserrat, la entidad que consiguió hace tres años que el Ayuntamiento volviese a declarar fiesta local el Martes de Pascua tras un referendo.

La prueba más difícil se les presentó en el acceso a la Falagueira por la Porta Nova. Los cuatro que llevaban las andas en esos momentos sudaron lo suyo para hacerlas pasar sin que la imagen de la virgen chocase con la parte superior del arco de piedra. Superado ese escollo, a partir de ahí no necesitaron más que dos o tres paradas para recuperar el aliento antes de llegar de nuevo a la cima del monte y devolver a la virgen a su lugar en la iglesia de San Vicente.

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