El alcalde sostiene que la prioridad es disponer de un estudio sobre los arreglos pendientes

La Voz

LEMOS

02 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La primera llamada de atención sobre los efectos del tráfico en la conservación del puente viejo se produjo a finales del 2003. El Ayuntamiento había recibido tiempo atrás un informe de la Dirección Xeral do Patrimonio que aconsejaba la peatonalización y el alcalde parecía dispuesto a abordar por fin una decisión «complicada pero necesaria». Pero el mero cambio de sentido en la circulación que planteó dos años después el entonces concejal de Tráfico, el socialista José Tomé, enfrentó a los vecinos de la calle Huertas con el gobierno local. Ante las protestas, los responsables municipales decidieron dejar las cosas como estaban.

La peatonalización del puente medieval pasó a partir de ese momento a ser tema tabú al menos mientras no se levantase algún paso alternativo sobre el Cabe. La construcción de otro puente en el Malecón, una de las alternativas que se barajaban, no fue más allá de un simple bosquejo presentado en rueda de prensa. Ni siquiera el viaducto entre Acea Nova y Covas, que llegó a tener cabida en los presupuestos de Fomento, tiene visos de llegar a construirse.

«O primeiro de todo é ver as reparacións que se necesitan e como se poden facer, sobre todo no que atinxe á maleza que medra entre as pedras da ponte. De se procede ou non que sexa peonil, falarase en todo caso nunha fase posterior», apunta ahora el alcalde.