La mayor residencia cumple 30 años

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ROI FERNANDEZ

El centro de la tercera edad de Chantada, que nació en 1984 de la iniciativa vecinal, conmemora sus primeros tres decenios

19 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

De «una conversación de casino». Así nació la residencia de ancianos de Chantada, que celebra estos días su treinta aniversario. A aquella primera conversación en el círculo recreativo se sumaron después numerosos vecinos de Chantada preocupados por la falta de un servicio que ya en los primeros años ochenta se adivinaba fundamental. El proyecto salió adelante gracias al empuje de estos vecinos, al dinero que aportó José Rodríguez López, el entonces propietario de Larsa, y a la colaboración de las monjas de la orden de Mercedarias de la Caridad, que tenían en propiedad un terreno en la avenida de Lugo sobre el que se acabó levantando el edificio. Sus 190 plazas la convirtieron en aquella época en la residencia de ancianos más grande de la provincia.

Treinta años después, aquella fundación ya no está al frente de la residencia. El centro está dirigido ahora por la empresa Geriatros y los servicios que presta no son tampoco los mismos que en 1984. «Esta residencia se caracteriza por un equipo técnico importante», explica su directora, Noelia Argiz. La plantilla básica de la residencia está formada hoy por 85 personas, entre las que hay especialistas en terapia ocupacional, trabajo social, animación sociocultural y educación social psicología, además de seis enfermeros y un médico.

En la residencia viven en régimen de pensión completa 165 mayores. Geriatros tiene concertadas con la Xunta un total de 122, a las que se les aplican tarifas públicas. Las otras son privadas. Las dimensiones de este centro hace que aquí sea posible ingresar a las veinticuatro horas de pedirlo.

Noelia Argiz subraya que el panorama que se encuentran quienes ingresan en esta residencia no tiene que ver con el habitual de los antiguos asilos. «Para empezar, a todos los que llegan se les hace un programa de asistencia y actividades personalizado, y además su estancia no tiene por qué ser permanente, porque son muchos los casos que ingresan temporalmente para pasar periodos de convalecencia en la unidad de cuidados especiales, un área de la residencia en la que está el equipo de enfermería y el médico », explica la directora.