Tintos y blancos del año, con crianza más o menos prolongada, con barrica o y sin ella, monovarietales y de varias uvas, de una sola viña o de diferentes procedencias. Pocas bodegas como Algueira encarnan en la denominación de origen Ribeira Sacra el reto de llegar a distintos tipos de consumidores. Su responsable, Fernando Algueira, se toma muy en serio saber quién bebe sus vinos.
-¿Hay que hacer tantos tipos de vinos?
-Sí claro, y si atiendes al mercado exterior más aún. En Londres es más fácil vender blanco que tinto, y en Estados Unidos hay variedades que les cuesta más aceptar que otras. Albariño y godello gustan mucho, pero hay otras que no quieren los importadores. También tienes que atender a los diferentes estilos dentro de un vino. Con la misma variedad puedes hacer vinos ligeros y otros que te pidan sentarte delante de una buena mesa.
-¿Es la distribución la que marca la pauta en el catálogo de la bodega?
-Procuro atender a lo que veo, en las visitas que recibe la bodega y en las catas promocionales que hacemos dentro y fuera de España. Hoy tienes que salir mucho, dar la cara constantemente para vender el vino.
-¿Qué valor le da al gusto de la mujer?
-Nosotros organizamos catas a diario en la bodega. Estamos recibiendo gente todo el año. Parejas, grupos muy diversos. Eso nos permite observar cómo se comporta la gente ante el vino. El hombre mira más la marca, la zona, tiene más miedo a equivocarse. La mujer es más espontánea, más sincera. Te dice que un vino no le gusta, igual que te puede decir que le encanta. Es un segmento de mercado muy interesante para zonas como la nuestra, que se están abriendo paso con vinos que enganchan, que invitan a repetir.
-¿Alguna curiosidad en el mercado español?
-Me llama la atención la demanda que tenemos de brancellao en Cataluña, es la zona en la que prefieren con diferencia los vinos de esa variedad.