Entre viñedos, también hay clases

Luis Díaz
Luis Díaz MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

Bodegas de Ribeira Sacra se suman a un foro en favor de otro enfoque en las denominaciones de origen

18 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Todo el mundo con algo que decir en este asunto cuida su discurso. Mide cada palabra para no dar a entender que es una historia de buenos y malos. Para no transmitir un mensaje de pulso frente a los consejos reguladores. Pero el manifiesto del Club Matador es concluyente: urgen cambios profundos en el mundo del vino. Sus firmantes volvieron e reunirse estos días en La Granja Nuestra Señora de Remelluri, en la localidad riojana de Labastida, para incidir en ese mensaje dirigido a las denominaciones de origen. Allí estaban, en representación de Ribeira Sacra, Fernando González (Algueira), Pedro Rodríguez (Guímaro), Laura Lorenzo (Daterra Viticultores) y los enólogos del proyecto Envínate.

Fernando González fue uno de los ponentes en este primer Encuentro de Viticulturas, en el que ejerció de anfitrión el prestigioso enólogo Telmo Rodríguez, a cuya familia pertenece la bodega de Remelluri. «Emilio Rojo me dijo en una ocasión: "Fernando, serás alguien en el vino cuando te respeten en Rioja". Nunca lo olvido. Para mí es un orgullo ver cómo se valora ahora lo que estamos haciendo en la Ribeira Sacra», dice el propietario de Algueira.

Emilio Rojo, con su buscado ribeiro, fue en su día el niño terrible del vino gallego. El que respondía que aspiraba a ganar lo mismo vendiendo una sola botella cuando le preguntaban si pensaba en ampliar producción. No estuvo en Labastida, pero sí participaron muchos de los que llevan su testigo. José Luis Mateo (Quinta da Muradella), Rodrigo Méndez (Forjas del Salnés), Eulogio Pomares (Zárate)... «Allí estuvimos gente que comparte un mismo concepto. Respeto por la tradición, por lo artesanal, por el cuidado del terruño», dice Fernando González.

El Club Matador proclama por así decirlo, el final del café para todos en el funcionamiento de las denominaciones de origen. Aunque fue un sistema eficaz «para poner las cosas en su sitio desde el punto de vista del origen», no serviría para ahondar en el camino de la diferenciación y la calidad. «En España se han desarrollado políticas para convertir nuestro viñedo en el mayor del mundo, pero no ha habido acciones encaminadas a convertirlo en el mejor», se lee en el manifiesto.

Un sello diferenciador

«Hablamos de algún modo de jerarquizar, de recuperar paisajes y pedir a las denominaciones de origen algo más de flexibilidad», explica Fernando González. «Un buen modo de empezar sería la creación de un sello que aglutine a diferente gente que trabaje de modo artesanal», apunta tras el encuentro en su cuenta de Twitter César Ruiz, de la distribuidora Alma Vinos únicos.

El Encuentro de Viticulturas fue un intercambio de experiencias entre elaboradores españoles y de otros países europeos. También ofrecieron sus puntos de vista críticos de relevancia internacional como Tim Atkin o Luis Gutiérrez. La pregunta, al final, es quién le pone e cascabel al gato. «Es una reflexión muy interesante, pero el camino es difícil. Todo está bien hasta que llega el momento de decir ?esto sí y aquello no?», opina Pedro Rodríguez, de Adega Guímaro.

A través de Twitter se han podido seguir muchas de las intervenciones del Encuentro de Viticulturas. «No son los políticos los que hacen grandes vinos sino los elaboradores», dice Atkin. «Hay que volver a hablar de vinos de lugares y no de vinos de bodegas», reflexiona el enólogo Eduardo Ojea. Algún experto incluso dejó caer que el progreso no tiene futuro. El mito del buen salvaje se instala en la viña. Pero que nadie se equivoque: nada de romanticismo, lo pide un sector amplio del mercado.