Un chantadino en la búsqueda de un combustible más limpio para el mar

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

roi fernández

Rodrigo Díaz nació en A Coruña hace 38 años, pero se siente de Chantada

13 jun 2016 . Actualizado a las 22:37 h.

La familia de Rodrigo Díaz Ibarra tiene sus raíces en Chantada desde hace generaciones, pero a él le ha tocado nacer fuera. Un simple contratiempo que no le impide sentirse chantadino y ejercer como tal. «Me parece importante no perder de vista de dónde viene uno», cuenta. No perder la perspectiva, esté donde esté uno trabajando en cada momento, ya sea en el diseño del tren de alta velocidad de Arabia Saudí o del puerto exterior de A Coruña, los dos proyectos en los que participó Rodrigo Díaz hasta su llegada en el 2012 a Reganosa, la empresa de capital gallego dedicada al almacenamiento y distribución de gas natural que tiene sus instalaciones en la ría de Ferrol.

En Reganosa, Rodrigo Díaz trabajó dos años como responsable de Proyectos y desde julio de 2014 el es director de Desarrollo de la empresa. «Lo importante para mí -explica- es que encontrar a Reganosa me dio la oportunidad de trabajar en Galicia en una empresa gallega, y en un proyecto muy ilusionante en algo estrechamente relacionado con la energía, que es mi especialidad».

Hay que reducir las emisiones

En concreto, con la energía que mueve los barcos. La industria del transporte marítimo busca alternativas al petróleo como combustible. La Organización Marítima Internacional, el organismo de las Naciones Unidas que se ocupa de la seguridad y del transporte internacional por mar, impone desde hace años medidas para reducir las emisiones contaminantes que provocan el efecto invernadero. Autoridades locales ya han impuesto sobre algunos corredores marítimos restricciones de emisión de gases. «El cumplimiento de estas nuevas exigencias requiere de combustibles limpios y los expertos son unánimes en vincular navegación limpia con gas natural licuado», apunta Rodríguez Díaz.

Y el gas es la materia prima con la que trabaja Reganosa, así que la empresa lleva ya un tiempo preparando una infraestructura capaz de suministrar este combustible a los barcos. El responsable de Desarrollo de esta empresa está convencido de que un centro de distribución de gas natural licuado con sede en Galicia será muy positivo para diferentes sectores fundamentales para la economía gallega. «Tener en Galicia un centro de distribución de gas para embarcaciones permitiría que la pesca gallega usase un combustible más eficiente, o que el sector naval pueda diseñar buques preparados para este combustible, y también que los puertos gallegos puedan atraer barcos dotados de estos motores».

Siete de quince

Reganosa participó en el 2013 en la puesta en marcha del denominado Hub de gas natural licuado en el nororeste de la Península, un proyecto que analiza la demanda del mercado y diseña la infraestructura precisa para poner en marcha un centro de estas características. En estos últimos años, ya ha habido avances prácticos. Desde el 2015 está diseñado un buque de suministro con capacidad para 8.000 metros cúbicos de gas. «Será una pieza clave de la cadena logística necesaria para suministrar gas a los barcos», augura Rodríguez Díaz. Además, siete de los quince barcos en construcción en estos momentos en astilleros españoles están preparados para operar con gas natural licuado.

Si a Rodrigo Díaz se le pregunta por nuevos proyectos, contesta que el del gas y Reganosa tiene todavía mucho desarrollo por delante. «¿Después de Reganosa? Más Reganosa, que este es un proyecto de empresa muy bonito».

«Mi padre siempre dice que él es un hijo del embalse»

La de Rodrigo Díaz es una clásica familia chantadina, tocada en las últimas generaciones por la emigración y por la construcción de los embalses del Miño. Cuando viene a Chantada, él acostumbra a pasar tiempo en la ribera cuando visita Chantada. En la ribera y en el barrio de Veiga, que es donde vive su abuela paterna, la única que antes que él había nacido fuera de Chantada. La emigración la llevó a nacer en Cuba, aunque después volvería.

Su familia siempre ha tenido una casa en la ribera. La de hoy es la tercera. La primera se quedó por debajo del embalse y la segunda se la llevó el trazado nuevo de la carretera de Monforte. «Mi padre siempre dice que él es hijo del embalse -asegura Rodrigo Díaz-, porque gracias al dinero de la expropiación pudo estudiar una carrera». Rodrigo Díaz está casado con una mujer del Bierzo y quiere que sus dos hijas tengan claro dónde están sus orígenes. Que ellas tampoco pierdan de vista de dónde viene su familia.