Monforte, un gran cruce de caminos del Paleolítico

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

GEPN

Reconstruyen con herramientas informáticas seis rutas que pudieron seguir los grupos nómadas prehistóricos

24 sep 2016 . Actualizado a las 21:11 h.

Los trabajos de campo realizados en los yacimientos paleolíticos del valle de Lemos no han tenido continuidad desde el 2010, pero el estudio en el laboratorio de los numerosos artefactos y datos recogidos hasta entonces por los investigadores sigue adelante. La revista científica Sémata publicó recientemente un trabajo que profundiza en la condición de paso estratégico que durante la prehistoria remota tuvo la depresión monfortina, que por su ubicación geográfica unió las grandes vías naturales que enlazan Galicia con la Meseta occidental y a su vez sirvió de nodo entre el interior del noroeste y la costas atlántica y cantábrica.

El estudio se basó en la situación de los numerosos yacimientos paleolíticos localizados en la zona y en un análisis del territorio en el que se utilizaron las llamadas herramientas Sig, acrónimo de sistema de información geográfica. Los investigadores recurrieron a diferentes programas informáticos que tuvieron en cuenta las altitudes y la orientación de los terrenos, la inclinación de las pendientes, las condiciones de visibilidad de los diferentes puntos geográficos y la proximidad a las redes hidrológicas. Con este método se calculó la posible ubicación de las denominadas rutas de menor costo, es decir, los pasos naturales que requerían un menor gasto de tiempo y energía para los rebaños de herbívoros salvajes que constituían la principal fuente de alimentación de los nómadas del Paleolítico.

Teniendo en cuenta todos estos datos, se determinó la posición de seis grandes rutas que comunican el valle de Lemos con el interior de la península y con otras zonas de Galicia. A juicio de los investigadores, estos son los probables caminos seguidos por los grupos de cazadores-recolectores que recorrieron la zona durante cientos de miles de años.

Valle del Cabe. La desembocadura de este río en el Sil da acceso a las llanuras graníticas y los valles de la zona ourensana, así como al valle del Miño, que comunica con la fachada atlántica. Varios yacimientos situados al sureste del valle de Lemos -en Mañente y San Mamede- están en el punto de salida de esta ruta.

 O Saviñao. En la aldea de Pedras, perteneciente a este municipio, se descubrió un yacimiento situado junto a una vía natural de tránsito que une el valle de Lemos con noroeste de Galicia pasando por las superficies aplanadas del interior y la dorsal montañosa que divide el territorio gallego de norte a sur. En las terrazas fluviales de la depresión monfortina hay otros asentamientos situados en esta ruta. 

Valle del Sil. El hallazgo de industrias paleolíticas en Quiroga, A Rúa, O Barco y León sugiere que este río sirvió como vía de entrada desde la Meseta norte. En las épocas interglaciales, cuando el caudal estaba más bajo, la desembocadura del Lor daba paso a zonas de pendientes suaves y espacios abiertos aptos para el tránsito de herbívoros. Otras zonas de paso están en las vaguadas de Vilachá, en A Pobra do Brollón, y Vilar de Mouros, en Sober. En las entradas de estas rutas en la depresión se localizaron diversos yacimientos, situados en laderas montañosas y orientados al sureste. 

O Cebreiro y O Courel. Los pasos de estas zonas montañosas hacia la meseta pudieron ser utilizados en las épocas más cálidas. Durante la glaciación quedarían cerrados, ya que el límite de las nieves perpetuas estaba en torno a los ochocientos metros de altura. En esos períodos, el acceso a la depresión monfortina se haría por el valle alto del Cabe o el curso del Mao, o bien por la cordal divisoria entre los valles del Lor y Quiroga. 

Valle de Sarria. Las depresiones de Lemos, Sarria y Terra Chá conforman un corredor natural hacia el norte que en la zona de Mondoñedo se comunica con la Cornisa Cantábrica a través de los valles de los ríos Eo, Masma y Ouro. A lo largo de esta zona se hallan los yacimientos de O Chao do Fabeiro, Ribas Altas, A Áspera, Bóveda, Betote -Sarria- y Cova da Valiña -Castroverde. También hay rastros de asentamientos en valles próximos, como son los de Cova Eirós -Triacastela-, Valdavara -Becerreá-, Terra Chá y O Xistral. 

Valles ourensanos. Las vaguadas del cañón del Sil comunicaban el valle de Lemos con las depresiones ourensanas de Verín y Maceda. Esta ruta rodeaba el macizo de Manzaneda y continuaría más al sur hasta el valle del Duero, en Portugal.

  

Más de cien yacimientos

En las prospecciones realizadas en el valle de Lemos durante la primera década del siglo se localizaron 104 puntos en los que había concentraciones de industrias prehistóricas. En todos estos lugares se recogieron en total 3.522 artefactos que muestran rasgos técnicos de las tres grandes etapas culturales del Paleolítico: Inferior, Medio y Superior. Estos hallazgos fueron realizados primeramente por el investigador aficionado Juan Antonio Peña y después por los arqueólogos que trabajan en el proyecto «Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno de la cuenca media del Miño», coordenado por la Universidade de Santiago.