Parada de Lóuzara, del bullicio al borde del despoblamiento

carlos rueda / francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

La aldea pasó en medio siglo de contar más de un centenar de vecinos a tener solamente seis

16 oct 2016 . Actualizado a las 19:57 h.

La aldea de Parada, perteneciente al municipio de Samos, se encuentra en el valle del Lóuzara, que desde el punto de vista biogeográfico y geológico se considera como una prolongación de la sierra de O Courel. La localidad es una de las más representantivas de la la zona, ya que conserva numerosas muestras de arquitectura tradicional de montaña. Pese a su gran atractivo, en poco más de medio siglo pasó de ser un núcleo de población de notable importancia a un lugar fuertemente castigado por el descenso demográfico.

Antes de perder a la mayor parte de su vecindario, los castaños eran una de las principales fuente de riqueza de Parada de Lóuzara. No en vano la aldea posee uno de los soutos más extensos del municipio. José O Ferreiro, de 72 años, lleva toda su vida viviendo en la localidad y recuerda bien aquellos tiempos. Según explica, en el pueblo había en torno a veinticuatro sequeiros de castañas. Aunque la mayoría de las familias tenía su propio sequeiro, algunas de estas construcciones pertenecían a vecinos de aldeas próximas, como Bustofrío, Portela, Santa Mariña, Quintá, Vilar de Robledo, A Casela...

Autoconsumo y venta

La mayor parte de la producción local de castaña se destinaba al autonconsumo, tanto para la alimentación de las familias como para cebar a los animales. Las que sobraban -principalmente las secas- se vendían en las ferias de A Pobra do Brollón y de Rubián, en el municipio de Bóveda. «A castaña levábase en sacos que viñan pesando uns cen quilos e eran coñecidos por sacas, e transportábanse en cabalerías», señala O Ferreiro. «Meu pai lembrábase de vender as castañas despois da guerra a catorce pesos o ferrado -unos catorce kilos según la medida local- e era todo un capital, porque normalmente pagábase a dez pesos o ferrado», añade.

En aquellos tiempos también se vendía en Parada de Lóuzara mucha madera de castaño. «En cambio agora non hai quen a queira e mesmo algunha tes que regalala para que cha quiten dos sitios», comenta el vecino. La madera se vendía ya preparada en forma de postes para las líneas eléctricas y de vigas para las viviendas. La mercancía era transportada en carros tirados por bueyes hasta la estación de A Pobra do Brollón. «Levábanos todo o día e toda a noite ir ata A Pobra e volver de novo á aldea de Parada», dice el vecino.

Aislamiento en invierno

En lo más crudo del invierno era habitual que la aldea quedase aislada durante días por las fuertes nevadas. Pero aún así los vecinos se las arregablaban para entretenerse, principalmente jugando a las cartas por la noche.

A lo largo del año, muchos vecinos estaban ocupados en las faenas del campo. Se sembraban muchos cereales, sobre todo en los terrenos situados por encima de la aldea, en dirección a Vilar de Robledo. También se hacían siembras en la otra margen del Lóuzara, aunque en esa zona la tierra era más pobre y no se disponía de fertilizantes industriales. El abono se obtenía quemando el matorral en zonas de monte bajo y recogiendo la ceniza.

En Parada se criaba mucho ganado, principalmente vacuno y lanar. Los bueyes, muy numerosos, se vendían en las ferias de A Pobra do Brollón, sobre todo en la del 11 de enero, la mayor del año. Pero también había muchas ovejas y cabras. Entre unas y otras, algún vecino poseía hasta cien cabezas. Para buscar tierras de pastoreo a veces había que ir muy lejos, de forma que llevaba todo el día ir y volver con los rebaños. Había vecinos que pasaban hasta diez seguidos en el monte con los rebaños.

En la aldea hay más de veinte viviendas, pero José solo recuerda ver catorce de ellas abiertas y con familias en los tiempos de su infancia. En algunas de ellas vivían hasta dieciséis personas y el pueblo tenía en total más de un centenar de habitantes. Un fuerte contraste con los seis vecinos que siguen viviendo hoy en la localidad.

 

Desde O Incio

Hay que salir de A Cruz do Incio por la carretera que va hacia los pueblos de A Ferrería, A Casela y Parada de Lóuzara. Esta última localidad está a quince kilómetros del punto de partida