La autovía Ourense-Lugo, pendiente de las «prioridades» de FomentoEn Marea reclama hoy en Madrid medidas para reducir el peligro en la N-120

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZMONFORTE / LA VOZ

LEMOS

álvaro ballesteros

El ministerio aún no da pistas sobre la inversión de este año en el tramo de A Barrela

21 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La otra gran autovía del interior de Galicia, la A-56 entre Lugo y Ourense, sí que lleva camino de ser una odisea, por mucho que los alcaldes lucenses y ourensanos por donde discurre el trazado y desde la patronal lucense pidieran en varias ocasiones el Gobierno la adjudicación de tramos.

El Gobierno acaba de responder a la diputada del PSOE por Lugo, Margarita Pérez, que «los plazos en los distintos tramos de la A-56 y de la variante norte de Ourense dependerán de las disponibilidades presupuestarias y de las prioridades que se asignen». De esta manera, cuando se conozcan las cuentas del Estado del 2017 se sabrá si para el Gobierno esta autovía es de las marcadas como prioritaria o si se seguirán dando lentos pasos en su construcción.

Tampoco el parón en las obras del pasado año al haber Gobierno en funciones ayudó al desarrollo de esta obra. En julio del 2015 se retomaron las obras de un tramos entre ambas provincias, entre A Barrela (Carballedo) y San Martiño, en el límite entre las provincias de Lugo y Ourense. Son 9,8 kilómetros, con un presupuesto de 33,43 millones. Este tramo se había paralizado a inicios de la década con la llegada de la crisis.

Además, el Ministerio de Fomento había anunciado en el 2015 que el pasado año se licitarían las obras de un intercambiador para unir la A-54 con la N-540, para aligerar el tráfico de las peligrosas curvas de Guntín, pero de este proyecto nada se sabe por el momento.

En cuanto a la autovía entre Lugo y Santiago, la A-54, el parón político del pasado año le ha sentado mal. En octubre del 2015, el presidente Rajoy en persona inauguraba un nuevo tramo, entre Guntín y Palas. Ese mismo día, desde Fomento se señalaba que el 50% del otro tramo en obras, los 18,5 kilómetros entre Arzúa y Lavacolla, estaba finalizado. Pues 15 meses después de aquel comunicado oficial todo sigue igual. Hace unos días, desde Fomento se indicaba que la ejecución del citado tramo era del 51%, con lo que se estaba reconociendo que apenas se había avanzado en la obra.

Ahora, el Gobierno, tras una pregunta del diputado de En Marea por Lugo, Miguel Anxo Fernán-Vello, acaba de contestar que los trabajos se prevén que finalicen en el 2018, cuando en el 2015 la fecha de que estuviesen acabados este mismo año no era descabellada.

Retraso entre Palas y Arzúa

El retraso en las decisiones del Gobierno también se dejan notar en los 28 kilómetros centrales de la A-54, entre Palas y Arzúa. El pasado verano tendrían que haber sido adjudicadas las obras. Hubo informaciones el pasado julio que apuntaron que las mesas de contratación ofrecieron sus propuestas de concesión, pero al parecer quedó el asunto en suspenso por posibles bajas (entorno al 40%) en las propuestas, con lo que una obra presupuestada en 121,66 millones (Palas-Melide) quedaba en 70,9 millones.

De esta manera, Fomento reconoce en la respuesta a En Marea que los trabajos siguen pendientes de adjudicación, «pero está previsto que las obras de los tramos Palas-Melide y Melide-Arzúa se inicien en el 2017». Eso sí, el Gobierno señala que ya han sido abonados los expedientes de los depósitos previos de las expropiaciones de los citados tramos.

Según el plan de obra aprobado en el proyecto de construcción de la A-54, tanto en el 2016 como en el 2017 se destinaban partidas para la reposición de servicios, gestión de residuos y asuntos de seguridad y salud, con lo que no sería hasta inicios del 2018 cuando comenzarían las excavaciones y drenajes de desnivel.

El Congreso votará hoy una proposición no de leu presentada por En Marea que defiende la adopción de medidas para frenar la proliferación de accidentes de tráfico en el tramo de la N-120 que pasa por Pantón, estadísticamente el segundo más peligro de la red estatal de carreteras convencionales. La propuesta que se debate hoy en Madrid pide más carriles y una reforma completa en la curva de Guítara.