Por el acueducto en busca de las anguilas de Portizó

carlos rueda / francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Esta aldea de Sober cercana al río Cabe conserva recuerdos de su larga tradición vitícola y molinera

26 mar 2017 . Actualizado a las 22:16 h.

La aldea soberina de Portizó pertenece a la parroquia de Santo Estevo de Anllo y se encuentra en el mismo límite con la de Rosende. El arroyo de Portizó, que divide ambos territorios, corre por un terreno de fuertes desniveles entre el pueblo y su desembocadura en el Cabe, formando varios saltos de agua. El lugar tiene una larga tradición vitícola, pero buena parte de los antiguos viñedos y huertas están cubiertos hoy por un espeso bosque de robles, castaños y árboles de ribera. Tomás Rivero, vecino de Portizó, recuerda que el pueblo contó en tiempos con tres molinos. Dos de ellos -el de la Casa dos Magaos y el de la Casa dos Fermíns- están abandonados y arruinados, y solo queda en pie una parte de sus muros. El único que se conserva es el de Barroso, hoy llamado de Varela. Los tres eran alimentados por el arroyo de Os Muíños, cuyas aguas proceden del del Portizó.

Un recorrido que permite conocer las peculiaridades paisajísticas de Portizó comienza en una pista de tierra que arranca a la altura del molino de Varela, en la parte baja de la aldea. Dejó de moler en 1955, pero hace cinco años fue restaurado por su actual propietario. Disponía de dos sistemas hidráulicos distintos para mover las ruedas. Cuando el caudal del río era abundante se utilizaba el rodicio y en los meses de estiaje se servía de una noria.

El cobro, con una lata

En su época de actividad -recuerda el dueño, José Varela-, el molino atraía a muchos vecinos de Anllo y Rosende. Molía maíz, trigo, cebada y centeno, y se cobraba por el sistema de la maquía. Por cada ferrado de grano -unos 11,5 kilos-, el propietario del molino se quedaba con una libra, unos seiscientos gramos. «Xa tiñamos unha medida para cobrar esa cantidade, unha lata grande de sardiñas», dice Varela.

En su primer kilómetro, el camino discurre entre viñedos por las zonas de A Corvella y O Bico, pertenecientes a la ribera de Portizó. Después empata con una pista que viene de la aldea de Hortás. Hay que seguir por la de la derecha, donde el viñedo da paso a un espeso bosque de robles y castaños y el camino inicia un acusado descenso. Al cabo de unos trescientos metros da un brusco giro a la derecha para salir, cien metros más adelante, a la altura del arroyo de Portizó. Cruzamos el arroyo por un puente de hormigón y accedemos al lugar de Prado do Xastre. Hasta aquí llegaban los carros con arcas para cargar las uvas de los viñedos hoy abandonados.

Un viejo acueducto

Seguimos por el camino principal unos cien metros. Luego hay que tomar otro a la derecha, conocido por Camiño da Chouza, y cruzar de nuevo el arroyo por un puente de piedra llamado O Acueducto, que también se usaba para trasvasar agua de una orilla a otra -mediante un canal interior- para regar los prados. A partir de aquí el camino se convierte en sendero y toma altura hacia Portizó por la margen izquierda del arroyo entre socalcos abandonados. No es fácil seguirlo por el abandono de la zona y por lo irregular del terreno, pero de hacerlo lo ideal sería siguiendo el curso del arroyo de Portizó y salir al pueblo. En este paraje destaca un salto de agua conocido como Pozo da Cadela, de unos diez metros de altura y con varias caídas a distintos niveles.

En Portizó destaca el edificio de su antiguo priorato, recientemente restaurado, que muestra un escudo con inscripciones y la fecha de 1669. A pocos metros y encastrado en la fachada de una vivienda, está uno los pocos petos de ánimas de Sober. La aldea tiene también un antiguo puente que formó parte del camino real de Ourense a Monforte.

Tomás Rivera recuerda por otra parte que en el arroyo de Portizó se pescaban antaño muchas anguilas. «Cando eramos rapaces desviabamos unha parte do caudal do arroio para coller as anguías», explica. «Despois de varios días volviamos para normalizar o caudal e logo había que baleirar con cubos a auga dos pozos onde estaban as anguías» añade. Eso se hacía los domingos por la tarde en tiempo de crecidas.

DESDE SOBER

Hay que salir de Sober por la carretera que lleva a Santo Estevo de Anllo y O Arroxó. La localidade de Portizó está en el kilómetro 3,5 de este vial