Ante de emprender la caminata es recomendable una visita al pueblo de Vilamor, uno de los lugares donde mejor se ha conservado la arquitectura tradicional de la sierra, donde se pueden admirar llamativas viviendas con balcones y corredores de madera. También merece especial atención el pueblo de Vilar, donde es posible visitar un curioso museo etnográfico de propiedad particular. Se encuentra en una vivienda perteneciente a Juan Rodríguez Sánchez, más conocido por Xan de Vilar, quien ha reunido por propia iniciativa una considerable colección de antiguas herramientas y utensilios domésticos. Antes de proseguir la ruta se puede hacer una breve parada en la Fonte da Saúde, un manantial cuyas -según se dice- tienen la virtud de abrir el apetito. Muros y viviendas El castro de Vilar, parcialemente restaurado en 1993, es uno de los mejor conservados de la sierra. En este antiguo asentamiento se han contado hasta una docena de viviendas, rodeadas por un notable conjunto de muros defensivo que se mantienen en pie en gran parte. La zona más vulnerable del castro, la orientada al sur -que servía de acceso natural al recinto- estaba protegida por cuatro fosos consecutivos. Para dificultar más el paso de posibles asaltantes se hincaron verticalmente varias losas en el suelo. Desde su croa se divisa una bella panorámica del valle. El pueblo de Froxán, donde finaliza el recorriddo, también destaca por el buen estado de conservación de su arquitectura tradicional, por lo que merece la pena dedicarle una visita detenida.