Sober prepara ayudas a viñas en bancales para evitar su abandono

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Viñas en bancales de Doade, en Sober, un referente turístico de la Ribeira Sacra
Viñas en bancales de Doade, en Sober, un referente turístico de la Ribeira Sacra ALBERTO LÓPEZ

Los viticultores recibirían hasta 100 euros al año por hectárea por cuidar el paisaje cultural

04 abr 2024 . Actualizado a las 05:15 h.

El problema no es nuevo ni mucho menos. Ribeira Sacra echó cuentas en el 2018 y sacó una media de edad de 65 años entre los 2.397 viticultores del consejo regulador. Pero el dilema demográfico de esta denominación de origen está de actualidad ahora que la demanda de vino, sobre todo tinto, es muy inferior a la oferta. Si en la región francesa de Burdeos planean arrancar casi 10.000 hectáreas de viñedo, en Rioja son 17 millones de litros de vino los que dejaron sitio en las bodegas tras una destilación de crisis. Orografía y envejecimiento poblacional no brindan a la viticultura heroica el mejor paraguas frente al chaparrón de la caída del consumo. No parece que vaya a escampar pronto y la concesión de incentivos municipales para mantener las viñas en bancales ya está sobre la mesa en Sober.

A diferencia de lo que sucede con los viñedos singulares de Canarias, de la región italiana de Aosta o del archipiélago portugués de las Azores, no existen ayudas específicas a la viticultura en bancales de la Ribeira Sacra por su contribución al sostenimiento de un paisaje declarado de interés cultural por la Xunta de Galicia. «O que non pode ser é que se pague por manter un lameiro e non por un viñedo desas características», dice el alcalde de Sober, Luis Fernández Guitián, en referencia al destino actual de las ayudas de la política agraria común de la Unión Europea.

Guitián aguarda la toma de posesión del nuevo Gobierno de la Xunta para plantear la concesión de ayudas directas a los viñedos en bancales en concepto del sostenimiento de un paisaje singular, una propuesta que hará extensiva a la Diputación de Lugo. El alcalde quiere dar ejemplo y adelanta su disposición a conceder subvenciones por importe de un máximo 100 euros por hectárea y año. «No concello temos —explica— unha capacidade orzamentaria moi limitada, pero resultaría asumible con fondos propios. Aínda sendo poucos cartos, é unha forma de dicirlle ao viticultor que valoramos o moito que significa o seu traballo para esta paisaxe».

Las más inclinadas

Las ayudas municipales se concederían a viñedos en pendiente incluidos en el paisaje cultural, con independencia de que estén dados de alta o no en la denominación de origen. Los 100 euros se destinarían a las viñas con mayor inclinación, que en Ribeira Sacra se concentran en su gran mayoría en las laderas del Sil a su paso por este municipio. «Non é o mesmo traballar cun 80% de desnivel que en muras con catro filas de cepas. A foto da Ribeira Sacra, a imaxe da viticultura heroica, son os viñedos en pendente cunha única fila de cepas nas que so é posible o traballo manual», apunta Guitián.

Según su criterio, sumando incentivos europeos y de otras administraciones se podrían conceder subvenciones que favorezcan la continuidad del paisaje vitícola de la Ribeira Sacra. La última orden publicada por el Gobierno de Canarias establece ayudas por el mantenimiento del cultivo del viñedo de 2.530 y 2.310 euros por hectárea y año, según la finca tenga seguro agrario o no. Dentro de las medidas europeas de apoyo directo a las producciones locales, los viticultores de las Azores reciben hasta 1.400 euros anuales por hectárea.

Menos demanda de uva y un incierto relevo generacional

El problema de la falta de relevo generacional en el viñedo en la Ribeira Sacra no es de ahora, aunque podría verse agravado por la caída de la demanda de uva por parte de las bodegas. Tampoco es nueva la reivindicación de ayudas directas para los viticultores por el sostenimiento del paisaje en bancales. La elección de Monforte, sede del consejo regulador, para albergar el congreso internacional sobre viticultura heroica que se celebró en el año 2008 dio pie a que se sondease esa posibilidad.

El Cervim, organismo científico impulsor de aquel congreso, reivindica el valor medioambiental de las zonas europeas que mantienen el cultivo del viñedo en condiciones orográficas adversas. La llamada que se lanzó entonces a las instituciones sigue vigente: estos territorios precisan medidas de apoyo que compensen sus mayores costes de producción. «As axudas son absolutamente necesarias na Ribeira Sacra. Os viticultores non so venden uva, contribúen a soster unha paisaxe cultural», dice el presidente de la denominación de origen, Antonio Lombardía.

A través del Leader

Los fondos de la PAC podrían destinarse a ese tipo de incentivos, según las diferentes fuentes consultadas, con cargo a los programas de desarrollo rural que cofinancia Bruselas. El problema es que las líneas estratégicas de esos planes quedaron definidas hasta el año 2027, y dedicar dinero al sostenimiento del paisaje vitícola en bancales implicaría dejar sin esos fondos otros conceptos. Una opción que no se ha barajado hasta ahora, pero que sería factible, pasa por gestionar esas ayudas a través del grupo de desarrollo local que recibe los fondos del programa Leader.