Las huellas todavía visibles de los últimos mineros de O Incio

carlos rueda, francisco albo MONFORTE / LA VOZ

O INCIO

La invade la maleza, pero la Ruta do Ferro sigue dando testimonio de una actividad no tan remota

15 jun 2017 . Actualizado a las 07:50 h.

La llamada Ruta do Ferro, en O Incio, no está hoy en las mejores condiciones para ser visitada, debido a la maleza que invade en gran parte estos parajes y a que algunos de los letreros indicadores están caídos por el suelo. No obstante, sigue siendo uno de los itinerarios de mayor interés del municipio y un singular testimonio histórico de la actividad minera que conoció la zona en otros tiempos.

El primer punto de interés se halla a unos 350 metros del inicio de la ruta. A mano izquierda aparece un roquedo conocido como Pena do Chao, en el que están grabados unos petroglifos de tipo cazoleta o coviña. Desde el lugar se disfruta de una amplia panorámica del valle de Incio. Seguidamente el camino pasa por cinco antiguas minas de hierro que dan nombre a la ruta, situadas entre los montes de O Couso y Pena Escrita. La primera es la mina de Avión, a unos seiscientos metros y a la derecha del sendero. Otros cuatrocientos metros más adelante se halla la mina de A Tinta.

Vagoneta desaparecida

A pocos pasos de esta última y por un sendero que arranca a mano izquierda se llega a la mina de Fonte Barrosa, situada a unos cuarenta metros. Hasta el 2007 se veía en la boca de esta cavidad una vieja vagoneta minera, abandonada en el lugar desde los años cincuenta, que fue sustraída por personas desconocidas.

Siguiendo por la pista de tierra, a unos setecientos metros está la mina de Couso, a la que se accede por un corto sendero que aparece a la derecha y que asciende por la ladera del monte una decena de metros. A la izquierda de esta mina está el área recreativa y la fuente de San Miguel o de O Couso -de llamativas aguas ferruginosas-, que hoy están tapadas por la maleza. Finalmente, a unos trescientos metros de distancia, se encuentra la mina del Bouzallo de San Miguel, a la que se llega por un sendero a la derecha y que dista de la pista unos veinte metros.

No se sabe con certeza cuándo se realizaron las primeras excavaciones en estas minas. En 1957 comenzó una serie de prospecciones por iniciativa de la misma empresa de capital alemán que explotó las minas de Freixo en Monforte. Los primeros trabajos se realizaron en la mina de Fonte Barrosa, donde con anterioridad de había cavado un túnel de unos cuarenta metros sin conseguir llegar al filón de hierro.

Un vecino de A Ferrería que estuvo empleado en estas explotaciones desde la mencionada fecha hasta 1963, Manuel Armesto Carreira, recuerda que la tarea fue llevada a cabo por seis obreros -incluyéndolo a él- que trabajaban en dos turnos. A lo largo de esos seis años se abrieron ocho galerías que tendrían en conjunto unos seiscientos metros de longitud.

Con martillos y dinamita

Para arrancar el mineral de hierro se usaban martillos neumáticos alimentados por un compresor que se encontraba a la entrada de la mina. Llegó un momento en el que encargado de la explotación tuvo que llevarse la máquina a otro lugar y la labor se siguió desarrollando con barrenos y cargas de dinamita.

Manuel Armesto señala que en cierta ocasión se encontraba con sus compañeros a la entrada de la mina cuando estalló una de estas cargas. «Oímos un ruído moi grande que viña pola mina adiante e que se acercaba á boca, e e o que pasara era que déramos cunha bolsa de auga enorme que levou por diante todo o que atopaba ao seu paso polas galerías», explica. La riada derribó las vagonetas, arrastró una gran cantidad de hierro, barro y cascotes y formó en el interior de la mina una profunda balsa de agua. Los mineros intentaron medirla con unos palos de abedul de unos diez metros de longitud. Los hundieron por completo en la balsa, pero no consiguieron tocar el fondo.

En otra ocasión, según recuerda el antiguo minero, el encargado de la mina quedó atrapado en una galería al producirse un derrumbe. Por suerte, logró abrir un hueco entre el montón de tierra y mineral que cegaba el túnel y finalmente pudo salir con vida al exterior.

DESDE a CRUZ DO INCIO

Hay que salir de la capital municipal por la carretera LU-642 hacia Hospital, distante dos kilómetros. A la entrada de esta localidad tomamos a la derecha la carretera LU-653, que lleva a Pacios de Veiga y A Pobra. En el kilómetro 2,5 hay un desvío a Saa y Monteagudo y 1,7 kilómetros más adelante, a la izquierda del vial, un letrero marca el inicio de la ruta

Una voladura provocó una riada que arrasó las galerías de una de las explotaciones