El castro de Arxeriz como nunca lo había visto nadie antes

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

O SAVIÑAO

ECOMUSEO DE ARXERIZ

Imágenes tomadas con dron se utilizarán para mostrar a los visitantes la compleja estructura del asentamiento

16 nov 2016 . Actualizado a las 23:12 h.

El Ecomuseo de Arxeriz renovará en breve plazo la señalización del castro que se encuentra en sus terrenos utilizando fotografías aéreas tomadas recientemente con un dron, a fin de permitir a los visitantes apreciar la estructura de este asentamiento prerromano de O Saviñao desde una perspectiva muy diferente de la que se tiene cuando se recorre el lugar a pie. El intenso desbroce que se realizó en los últimos meses en la croa o recinto central del castro -antes cubierta en su mayor parte de vegetación- hace que las imágenes ofrezcan una gran nitidez.

Según explica el director del museo, José Antonio Quiroga, el castro está edificado sobre un gran espolón rocoso formado básicamente por esquistos. La croa ocupa la cúspide de esta elevación natural y presenta una forma ovalada, con una longitud de un centenar de metros y una anchura de cerca de setenta. Los habitantes del castro cavaron en torno a este promontorio un foso defensivo sobre el que se levanta un terraplén que en su parte oriental tiene aproximadamente una decena de metros de altura. Por el lado opuesto de la croa la elevación es aún mayor -de hasta quince metros-, pero la caída es menos abrupta porque la ladera está suavizada por un par de aterrazamientos que fueron construidos picando la roca viva. Sobre estas terrazas se levantaron varios edificios cuyos restos han sido puestos al descubierto en las excavaciones.

Entrada al recinto

Los arqueólogos que han estado excavando el castro desde el 2013 creen que la puerta de entrada de la croa se encontraba en la parte alta de esta ladera occidental. En esa zona se desenterraron algunos bloques de piedra de un tamaño notablemente mayor que el de los empleados en la construcción de los edificios y que pudieron servir de base a una de las dos torres defensivas que flanquearían la entrada. Este tipo de acceso se ha documentado antes en otros castros. Pero este punto solo se podrá aclarar con más seguridad -puntualiza Quiroga- cuando la excavación en esta parte del castro esté más avanzada.

Un aspecto que se da por seguro es que la croa también estuvo defendida por una muralla construida en el borde del terraplén que cae sobre sobre el foso que la circunda. Los investigadores han encontrado algunos vestigios de esta fortificación, que por ahora consisten en un tramo de muro de una veintena de metros de longitud, formado por tres o cuatro hileras de piedras. En la construcción de la muralla también se pudieron utilizar troncos, pero de este material no se encontró ningún rastro.

Por otro lado, José Antonio Quiroga señala que cuando el castro estaba habitado, el terraplén que lo ciñe debió de presentar un aspecto no muy diferente del que ofrece ahora, después de haber sido desbrozado. Los arqueólogos descartan que esta superficie inclinada estuviese cubierta de árboles, que serían un gran estorbo para la visibilidad en una estructura defensiva de este tipo. «Como moito no terraplén podían crecer herbas e algún arbusto pequeno, pero de ningún modo podía ser unha zona arborada», añade Quiroga.

Un punto estratégico desde el que se divisan otras cuatro poblaciones

El promontorio sobre el que se asienta la croa del castro de Arxeriz se eleva a una altura de 508 metros sobre el nivel del mar y domina un espectacular panorama del meandro que forma el Miño en la zona conocida como Cabo do Mundo, donde divide los territorios municipales de O Saviñao -en la orilla izquierda- y Chantada. Al margen de su carácter escénico, desde este punto estratégico se divisan además otros cuatro castros situados en el entorno del río.

Dos de ellos -los de Curveixe y Mourel- están igualmente en O Saviñao. Otro es el de Vilar de Ortelle, en el municipio de Pantón y también en la orilla izquierda del Miño. El cuarto es el castro de Nogueira, en territorio chantadino y en la cima del Cabo do Mundo, en la orilla opuesta del río.

Posible relación

A pesar de esta evidente conexión visual, los arqueólogos optan de momento por no plantear ninguna hipótesis sobre una posible relación entre el castro de Arxeriz y sus vecinos. Para empezar, porque ninguno de los otros cuatro ha sido nunca objeto de una investigación arqueológica y por ahora no hay ningún indicio sobre la época en la que pudieron estar habitados, que puede haber coincidido o no con la ocupación de Arxeriz.

En cuanto a la antigüedad del castro, la fundación Xosé Soto de Fión -propietaria del museo de Arxeriz y del yacimiento- está a la espera de recibir los resultados de los primeros análisis de restos orgánicos recuperados en el yacimiento mediante el método del carbono 14. Solo entonces se contará con datos seguros acerca de la época de ocupación de este poblado. Por el momento, los investigadores tienen que basarse únicamente en el examen de las piezas arqueológicas recuperadas en las excavaciones. Hasta la fecha no apareció ningún material que muestre una influencia cultural romana, por lo que se cree que el lugar fue abandonado antes de la anexión de Galicia al imperio. Pero esta falta de indicios de romanización -matiza José Antonio Quiroga- no quiere decir que los habitantes del castro no tuviesen ningún contacto con los romanos. Una hipótesis que manejan los arqueólogos es que el poblado pudo ser abandonado progresivamente mientras el noroeste era ocupado por los invasores.

Hasta ahora solo se hallaron viviendas en el recinto central, pero queda mucho por explorar

El recinto central del castro ocupa una parte relativamente pequeña del asentamiento, que en total se extiende en unas cuatro hectáreas. Además del foso que protege la croa, a su alrededor se han detectado otros tres recintos concéntricos que conforman un importante complejo defensivo. Según indica Quiroga, todo hace pensar que el castro albergó una población numerosa, pero hasta ahora no es posible hacer cálculos a este respecto, ya que se solo se han desenterrado los restos de unas pocas viviendas en la zona de la croa.

Los investigadores suponen que la mayor parte de la población se concentraría en el antecastro, es decir, el recinto que rodea la croa. En este espacio se realizaron en el 2013 un par de sondeos en los que se descubrieron restos de cerámica castreña. En unos trabajos de acondicionamiento del terreno que se efectuaron en el 2005 se había desenterrado fortuitamente en el antecastro un mortero de piedra de gran tamaño. Estos materiales indican la presencia de viviendas, pero por ahora no se encontró ninguna estructura constructiva fuera de la croa.

Cámaras infrarrojas

Los responsables del museo planean ahora equipar un dron con cámaras infrarrojas para intentar localizar nuevos restos de construcciones en el subsuelo. La naturaleza rocosa del promontorio impide realizar esta labor con georradar, una técnica que recientemente se utilizó con éxito en el castro de San Lourenzo de Cereixa, en A Pobra do Brollón.