Eduardo Sacheri: «Si yo intentara escribir en un español neutral fracasaría»

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

CESAR QUIAN

El escritor y guionista, último premio Alfaguara de Novela, visitó por primera vez Galicia, aunque no estuvo en A Guarda, de donde era su abuelo

31 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«En la feria del libro de Madrid, que fue el único contacto con lectores españoles, muchos pensaban al verme: 'Es el de El secreto de sus ojos [novela famosa por la adaptación al cine que rodó Juan José Campanella], a ver qué pasa ahora'». Lo admitía ayer Eduardo Sacheri (Buenos Aires, 1967) antes de participar en el ciclo La creación literaria y sus autores, en el que conversó con Xavier Seoane y Javier Pintor.

-Estrena premio Alfaguara por «La noche de la Usina»...

-El fallo fue el 5 de abril y la entrega del premio, el pasado viernes en Madrid. El libro salió hace una semana aquí y en América Latina. Es una de las grandes cosas del premio Alfaguara: esa salida simultánea te permite que en países donde tus libros son más o menos conocidos acrecentar esa presencia y donde no te conocen, intentar llegar. Es una oportunidad que a la mayoría de los escritores no se les presenta nunca.

-¿Había estado antes en Galicia?

-Es mi primera visita a Galicia y mi cuarta visita a España. Lamentablemente, porque mi abuelo era gallego. No lo conocí. Era de A Guarda, O Rosal...

-¿«La noche de la Usina» es una novela de perdedores?

-Es una novela de gente sencilla, de a pie, de gente común, que suele ser el tipo de gente que a mí me gusta. Creo que la vida de cualquiera de nosotros suele ser y parecer rutinaria, anodina, común y corriente, sin nada que hacer para contar. Sin embargo, cuando nos detenemos a escuchar y a vernos actuar, hay un montón de situaciones y gestos y circunstancias que vuelven sublime, o trágico, lo cotidiano. Y a estos personajes me parece que les sucede eso: están en Argentina, en el corralito, y aparentemente sufren lo mismo que los demás, o un poco más, porque además son estafados. Son comunes, son ordinarios, pero comienzan a tomar decisiones que los empiezan a hacer especiales. Su especialidad es plantarse y decir: ?hasta aquí hemos llegado?. Y ahí empieza el libro.

-Al lector español, ¿no le choca el lenguaje tan argentino del libro?

-Sí. Esa una barrera inevitable en este enorme universo que habla español. Y al mismo tiempo puede ser una ventana a la que asomarse. Lo mismo nos sucede a nosotros cuando leemos a un autor que escribe en el español peninsular: hay formas, cadencias y hasta sustantivos que nos son ajenos. Ahí está el riesgo y la oportunidad. Y al mismo tiempo no podemos renunciar a lo específico, porque somos un universo de muchas particularidades. Si yo intentara escribir en un español neutral creo que fracasaría y no interesaría ni al argentino ni al español

-¿Son personajes de su barrio?

-Una mezcla. Nunca son una copia exacta de nadie, pero el modo de hablar y de entender la vida es de la gente que yo frecuento. Hemingway decía que uno siempre tiene que hablar de un mundo que conoce. Creo que es así. La única manera de que un gallego pueda entender mi libro es si este habla de mi propio pueblo. Si yo pretendiera escribir una historia universal o cometiera la osadía de ubicar mi historia en un pueblo de Galicia... ¡No conozco un pueblo de Galicia! Ni los modos de hablar, ni de sentir, ni los modos de ver el mundo. Entonces serían personajes artificiales. Los míos son inventados, pero espero que no artificiales.