Cazando nubes en el cielo de Rozas

LUGO

cedida

INTA y Universidad de León realizan un ensayo en Castro de Rei para mejorar la seguridad aérea frente al hielo

29 mar 2017 . Actualizado a las 23:33 h.

Cazar nubes para estudiar su composición, las gotas de agua que la forman y sobre todo los cristales de hielo que generan, de cara a aplicar los resultados obtenidos en la investigación para mejorar la seguridad aérea, es lo que hacen desde el aire los técnicos que sobrevuelan un área de unos 100 kilómetros, en el avión de investigación atmosférica del INTA. Su trabajo forma parte del proyecto Meteorisk, cuyos objetivos son mucho más amplios y están íntimamente relacionados con las predicciones meteorológicas de eventos catalogados como peligrosos, como la nieve, el granizo y las tormentas. Lo están desarrollando conjuntamente la Universidad de León, que ha trasladado su instrumentación a Lugo y el INTA, desde Rozas, según explicó la física Neves Seoane, perteneciente a la Subdirección de Sistemas Aeronáuticos de este organismo y destinada en el centro de Castro de Rei.

El último vuelo de recogida de datos con este laboratorio aéreo fue la semana pasada. La aeronave no pudo aterrizar en el aeródromo lucense como consecuencia del mal tiempo, que sí permitió a los especialistas en meteorología trabajar en unas condiciones óptimas para la recogida de datos. El Aviocar C-212-301, habilitado específicamente para la investigación atmosférica, persigue las nubes invernales, que son las más peligrosas para el tráfico aéreo. Cada vuelo que realiza para comprobaciones sobre el terreno supone un coste de 9.000 euros.

El Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial aporta su avión de investigación atmosférica, que sobrevuela la zona y entra y sale del interior de las nubes recogiendo datos. Lo hace con cuidado de no permanecer más tiempo del debido dentro de ellas, para evitar que se produzca el temido engelamiento, que es el hielo que se puede formar en la superficie de aeronave al atravesar la nube y que es la causa de muchos accidentes aéreos. Este fenómeno es el que estudiará específicamente el INTA. Los objetivos de la Universidad de León son más amplios.

Accidentes relevantes

Los aviones en sus planes de vuelo suelen evitar cruzar este tipo de nubes, las invernales, que pueden resultar muy peligrosas y se sitúan por encima de ellas. Precisamente uno de los objetivos del proyecto Meteorisk es poder aportar los resultados de este ensayo para mejorar la seguridad en los vuelos, además de aportar claves para las predicciones meteorológicas.

«É un estudo importante ?señaló Neves Seoane, licenciada en física, en la especialidad atmosférica? porque os avións co xeo perden aerodinámica e collen máis peso, aínda que levan dispositivos que melloran permanentemente para evitalo. Houbo accidentes moi famosos por esta causa».

Solo nubes invernales

«A Universidade de León fai as predicións ?explicó la licenciada en Física sobre el desarrollo de esta investigación que ya se inició en el año 2015? dun modelo teórico e nós usamos o avión de investigación atmosférica para comprobar que as medidas coinciden e senón corrixir o que non estea ben».

En este modelo tienen en cuenta variables como la altura geopotencial, el viento, las precipitaciones, las corrientes verticales.

Según explicó Neves Seoane, es un trabajo muy laborioso, que lleva aparejadas numerosas comprobaciones. y correcciones. Después de la recogida minuciosa de los datos tienen que procesarlos.

No sirven todas las nubes para el estudio. Buscan las invernales, que son las peligrosas y que localizan, según explicó Neves Seoane, a través de un radar que está instalado en el aeródromo de Rozas y que pertenece a la Universidad de León. Su alcance es 100 kilómetros a la redonda. Las encuentran a unos 10.000 pies de altura (3 kilómetros).

Un estudio cuyos resultados esperan las aseguradoras

Uno de los objetivos de este ensayo es construir un sistema que supervise las predicciones de forma automática y genere alarmas en situaciones en las que se prevén daños socioeconómicos. De sus resultados están muy pendientes las compañías aseguradoras para poder disponer datos contrastados sobre destrozos producidos por el granizo, incidencias de una tormenta o de una nevada.