Vecinos de Friol crían en Carballo 105 cerdos celtas en el monte comunal

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

FRIOL

Oscar Cela

Pastorean en una finca de 30 hectáreas y duermen en un curro automatizado

05 jul 2015 . Actualizado a las 12:06 h.

Ciento cinco cerdos celtas, de entre tres y seis meses, se crían desde hace un mes en una finca de monte común de 30 hectáreas de superficie, dedicada a pastoreo, que pertenecen a la comunidad de montes vecinales de Carballo, en Friol. Esta iniciativa la apoyan 54 familias de la parroquia, con la aportación de la mitad de los ingresos por la venta de madera. Con una inversión de 40.000 euros pusieron en marcha un sistema automatizado, que recibe energía de placas solares, que programa las comidas y las salidas del curro de los animales a la zona en la que comen raíces, toxos y helechos. En la época de castañas y bellotas tienen previsto suministrárselas como alimentos a los animales.

Las puertas del curro se abren automáticamente y a toque de silbato los porcos celtas acuden a los comederos en los que están depositadas las raciones de cereales de cada una de las tres comidas y beben de unas mangueras. Por las noches quedan recogidos en el curro para evitar que sirvan de alimento de los lobos que abundan en esta zona.

La primera partida de cerdo celta criado por la comunidad de montes de Carballo saldrá al mercado en el mes de noviembre, coincidiendo con la temporada de matanzas, según señaló el presidente de esta entidad, José Manuel Iglesias. Pretenden comercializarlo entre particulares y para ello habilitaron ya una página en Internet para empezar la reserva de ejemplares: montedocarballo@gmail.com. En esta dirección también programan visitas a la explotación extensiva para comprobar cómo viven estos animales.

Los cerdos ocupan ahora una superficie cercada con una malla eléctrica de 90 centímetros de altura, que moverán cada dos años para cambiarlos de lugar. De momento la comunidad de montes no tiene previsto que los ejemplares de porcino y los caballos de raza galega que pastan en otra zona convivan en un mismo espacio, aunque no lo descartan para el futuro.

Para controlar a los animales y tratar de evitar la acción de los predadores como posibles robos, instalaron cámaras camufladas en el recinto.