El fiscal pide la máxima pena legal por asesinato para el senegalés Ibrahima

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

óscar cela

El encarcelado por la muerte de Tatiana Vázquez se enfrenta a casi 28 años de cárcel

24 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La fiscalía lucense reclama la máxima pena que legalmente se puede solicitar en España por un asesinato, 25 años, para el senegalés Ibrahima Ndiaye, acusado de la muerte de su ex novia Tatiana Vázquez. Lo hace porque concurren dos circunstancias que agravan el hecho, el parentesco y la superioridad física. A mayores está también la extrema violencia ejercida: 54 puñaladas.

Además de por asesinato, el acusado (encarcelado en Bonxe) se enfrenta a año y medio de prisión por un presunto delito de violencia habitual.

El escrito de acusación se conoció ayer, después de que el fiscal jefe de Lugo, Roberto Brezmes, recibiese la pasada semana toda la instrucción para la calificación de los hechos. Ahora queda que la Audiencia Provincial establezca la fecha de celebración del juicio. Todo apunta a que no daría tiempo a celebrarlo antes de las vacaciones y que quedaría para el otoño por cuestiones de calendario. Hay que tener en cuenta que la vista puede necesitar dos o tres días.

Será un tribunal popular el que se encargue de dar un veredicto. La Audiencia tendrá que elegirlo y constituirlo previamente entre quienes ya están designados para actuar como jurados.

Dice el fiscal que «por la forma y el momento en que se produjo el ataque, en una zona despoblada y deshabitada (un descampado de Sanfiz), en horas de la madrugada, con un arma blanca y aprovechando su superioridad física, la víctima no pudo realizar una defensa eficaz frente al ataque del acusado, que buscó de propósito estas circunstancias».

Otro aspecto muy relevante para la calificar lo ocurrido como un asesinato y no un homicidio son las 54 puñaladas que el presunto autor de los hechos le ocasionó a la muchacha. Los hechos, recuerda la fiscalía, sucedieron la noche del 8 al 9 de abril.

Relata el fiscal que esa madrugada Tatiana, de 24 años, acudió a la habitación número 311 de una pensión de la Ronda da Muralla en la que residía temporalmente el acusado. La pareja permaneció junta por un tiempo aproximado de media hora.

Sobre las 4,10, los dos abandonaron la pensión. Subieron a un Citroën ZX, propiedad del padre de la muchacha, que estaba estacionado en la calle Montero Ríos. Tatiana se puso al volante y condujo hasta la Fonte da Bica, en Sanfiz, donde paró el vehículo. «En ese lugar despoblado, alejado de la presencia de cualquier persona y en hora próxima a las 4,35 el acusado, que había decidido acabar con la vida de ella, aprovechando su superioridad física y el hecho de que nadie podría acudir en su defensa, la atacó cuando estaba dentro del coche utilizando un cuchillo o arma blanca similar, con una hoja de al menos 11 centímetros de longitud, que clavó en su cuerpo repetidamente, hasta en 54 ocasiones, provocándole múltiples heridas, sabiendo que de este modo aumentaría el sufrimiento de la víctima hasta que se produjera su muerte, que también buscaba», relata el fiscal.

Recuerda que Ibrahima está en situación irregular en España y que tiene antecedentes por tráfico de drogas (le constan dos sentencias condenatorias), que no le computan en este caso. Dice también que mantuvo una relación sentimental con Tatiana desde 2009, y durante más de seis años, con episodios de violencia.

El escrito de acusación, que presentó ya en el juzgado instructor el Ministerio Público, detalla que, durante el noviazgo Ibrahima sometió a su novia a «menosprecios, vejaciones y agresiones físicas con el fin de imponer su voluntad sobre la de ella, menoscabando gravemente la armonía de la pareja; a pesar de ello, la víctima no quiso nunca denunciar los hechos porque temía su venganza y sus reacciones violentas».

Cuarenta años sin aproximarse a los familiares de la víctima

A los dos años y medio de cárcel por violencia habitual y los 25 por el asesinato, el fiscal añade otra serie de penas más. Por el primer caso no podrá aproximarse ni a los padres ni al hermano de Tatiana durante cinco años y, por el asesinato, la prohibición se eleva a 35.

La fiscalía también establece indemnizaciones para los familiares de la víctima. El acusado, en caso de ser condenado, tendrá que indemnizar a los padres con 180.000 euros y al hermano de la fallecida con 35.000.

El fiscal que, de acuerdo con lo establecido por el Código Penal, una vez que el acusado cumpla las dos terceras partes de la condena o bien acceda al tercer grado a o a la libertad condicional, la pena que le quede por cumplir, le será sustituida por la expulsión del territorio español, con la prohibición de la entrada durante un tiempo de diez años. A mayores, la fiscalía solicita que se mantengan las medidas cautelares que estén adoptadas.

El acusado mantiene desde el momento de la detención que es totalmente inocente. Su abogado solicitó en varias ocasiones su puesta en libertad, pero la Audiencia Provincial denegó la petición al considerar que existe un alto riesgo de fuga.

«Permaneció sufriendo dos horas hasta que se produjo la muerte»

Dice el fiscal que Tatiana, debido a la multitud de cuchilladas recibidas y las zonas que resultaron afectadas, «no falleció en el acto, sino que permaneció sufriendo por las heridas causadas un tiempo próximo a las dos horas, hasta que se produjo la muerte en un momento cercano a las 6,20 horas».

La crueldad del hecho se refleja con los informes de los forenses que utiliza el fiscal. En la zona abdominal izquierda la joven tenía 21 incisiones entre 4 y 50 milímetros; en el costado izquierdo dos (una de entrada de 45 milímetros y otra de salida de 25); tres en el cuello; una en la zona de la clavícula; en la mano izquierda, 12 cortes, el más grande de los cuales le seccionó dos tendones del dedo índice y cinco, en la mano derecha.

Al menos diez incisiones penetraron en la cavidad pélvica y el abdomen, lesionando multitud de órganos internos. Dos de ellas cortaron la vena ilíaca. Dos puñaladas del costado izquierdo penetraron en la cavidad torácica y las de la clavícula alcanzaron la cavidad pleural derecha.

Una de las puñaladas le seccionó la octava costilla del lado izquierda y atravesó el hemidiafragma izquierdo y le seccionó el bazo.