Un pescador lucense relata cómo se le cruzó un oso pardo en un río de A Fonsagrada

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

DANIEL R. PORTELA

La aparición de un ejemplar atravesando un afluente del Navia confirma su presencia en las montañas de Lugo

06 jun 2017 . Actualizado a las 22:45 h.

Los animales no saben de fronteras diseñadas por el hombre. Y entre los mamíferos más viajeros, los osos son capaces de romper barreras para conseguir la comida y la tranquilidad que buscan. Un pescador de Lugo ciudad, aunque natural de Valdeferreiros, en el municipio asturiano de Ibias, se encontraba pescando el pasado domingo 28 de mayo en Ferreira do Vilar de Cuíña, en A Fonsagrada, cuando de repente se cruzó en su camino con un oso pardo.

«Eran algo máis das sete e media da mañá, e estaba no medio do río Lamas cando de repente oín un ruído e apareceu cruzando as augas un oso. Ao verme foi en dirección miña uns metros pero logo tivo que asustarse, cruzou o río e parouse a mirarme antes de fuxir monte arriba». Este es el relato del pescador Segundo Guerra Pérez, que durante en poco más de un minuto vivió todo tipo de sensaciones, desde la incredulidad, pasando por el miedo y la alegría. «Ao principio impresiona moito e non sabes como vai reaccionar, polo que algo asustado quedas, pero logo dinme conta que o oso tamén asustou ao verme e non se esperaba a alguén metido no río», explica Segundo Guerra.

La aparición del oso se produjo en una zona de abundante bosque, donde el río Lamas separa los municipios de A Fonsagrada y de Navia y a escasos kilómetros de la frontera con Asturias. El propio oso, al cruzar el río, estaba atravesando ambos municipios de la montaña lucense. Se trata de un espacio con apenas núcleos de población, cerca de una de las cascadas más espectaculares de Galicia (A Seimeira de Vilagocende) y junto a caminos que usan colectivos de senderistas. «Levo vinte anos pescando neste mesmo río e nunca vin nin oín falar da presenza de osos. Sempre sabes historias de que apareceron pegadas ou de que de noite camiñaban por estradas, pero non coñezo a ninguén que o vise así de fronte e polo día», explicaba el pescador que se vio sorprendido por la presencia del plantígrado.

Desde la Fundación Oso Pardo, la entidad que investiga y controla la presencia de este animal en la Cordillera Cantábrica y los Pirineos, su presidente, Guillermo Palomero, explica que en la actualidad hay más de doscientos ejemplares de osos repartidos entre León y Asturias, pero que cada vez son más frecuentes las incursiones en las montañas lucenses, especialmente a través del municipio de Ibias, que limita con A Fonsagrada y Navia, así como a través de los Ancares leoneses, para acceder a las tierras de Navia y Cervantes.

En el caso del oso que vio el pescador se trataría de un macho, ya que suelen ir en solitario en busca de hierbas, frutos y restos de carne. Si fuese una hembra lo habitual es que junto a ella fuesen las crías. El oso pardo, según los especialistas de la fundación, suele tener una vista mediocre, pero sí tienen muy desarrollado el oído y, especialmente, el olfato. El aumento de la población de osos en el norte es evidente en los últimos años. Si en 1989 apenas había cuatro osas con crías, en el 2015 ya son 34. Ante este incremento, la Xunta acaba de poner en marcha en Os Ancares y O Courel un proyecto para favorecer el asentamiento de los osos pardos. Serán 1,6 millones, financiados a través del programa europeo Life, y pretende a largo plazo que las poblaciones de osos cantábricos lleguen hacia el suroeste. «En algún momento una hembra se acomodará en Galicia para criar a su oseznos», señala Palomero.