Catálogo de mejoras necesarias en la ruta de los dos puentes

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

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En la senda fluvial hay árboles caídos, la maleza crece en el entorno de la fábrica de la luz y es preciso mejorar la señalización

25 jul 2017 . Actualizado a las 21:52 h.

El recorrido por la senda del Miño que comienza en la pasarela peatonal a la altura del Club Fluvial, discurre por ambas orillas y acaba de nuevo en ella tras cruzar el río por el llamado puente ecológico (antigua potabilizadora, en la carretera de Ombreiro), es una de las rutas cortas (8,6 kilómetros) del entorno urbano más utilizadas por los lucenses que gustan de caminar, correr o montar en bicicleta. Hay algunos aspectos que precisan ser mejorados cuanto antes; no requieren mayor gasto.

A la altura de la pasarela peatonal próxima al Club Fluvial se nota la negativa incidencia de las obras paralizadas para la antigua fábrica de la luz. La valla que cierra el paseo por uno de los laterales no realza precisamente el paisaje en esta parte. La imagen que mejor refleja lo que han supuesto para este entorno las obras paradas, la da la plaza, con fuente, existen al pie de la pasarela. El olvido al que está sometida por la Administración esta parte de la ciudad a causa de las frustradas obras queda claramente reflejado en los arbustos que crecen, hasta alcanzar ya un notable tamaño, en las escaleras que dan acceso a la plaza. Y no es una parte afectada por las obras. Es una vista que dice muy poco a favor de los que tienen la responsabilidad de gestionar la ciudad en unos días en los que Lugo recibe, como se pudo apreciar el pasado fin de semana, a numerosos visitantes.

En la senda fluvial, siguiendo la carretera de Ombreiro, hay carteles informativos; están tan sucios, que es necesario acercarse a ellos para saber de qué informan. Es un problema que se resuelve con un poco de agua.

En el otro lado del río, hay tramos en los que el caminante tiene dos opciones: puede elegir el camino más alejado del río o el más cercano a él. Si toma este último, podrá disfrutar de la proximidad del Miño, pero, a cambio, habrá de sortear los árboles caídos que atraviesan el sendero. En un punto hay tres troncos juntos; en otro dos. Además hay varios ejemplares que están a medio caer, apoyados en otros.

En algunas de las plataformas de madera que facilitan el paso por esta senda se efectuaron reparaciones recientemente. Pese a todo, alguna de ellas, especialmente una, es casi impracticable cuando está húmeda por lo muy resbaladiza que resulta.