Noticia del lobo

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

LUGO CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

17 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado 20 de agosto, ganaderos del concello de Ourol colgaron de un puente, sobre la carretera que une Viveiro con Lugo, una oveja a la que presuntamente le había dado muerte un lobo. Pretendían de esta manera llamar la atención acerca de lo que para los campesinos se ha convertido en un problema, la supremacía del lobo.

Debo decir que personalmente y desde niño siento cierta fascinación por la nación luparia, por las manadas de lobos que recorren las noches del bosque gallego en una peregrinación incesante como si fueran, todos a una, a rendir pleitesía a nuestro señor Santiago, o si el camino de las estrellas los condujera a Lugo para ver al patrón Froilán, que en su imagen de la catedral se acompaña de un lobo.

Mi simpatía es una secuela de infancia que no me impide ver el problema en su dimensión real. En Galicia la estimación mas equilibrada, entre la Xunta y los ecologistas, totaliza más o menos noventa manadas con de tres a cinco ejemplares cada una: 600-700 lobos, lobas y lobeznos deambulando por todos los caminos del país. La mayoría están hambrientos, cazan para comer y matan por un extraño y atávico placer.

Si antes sus víctimas eran preferentemente potros salvajes, criados en el monte, tras la obligatoriedad de dotarlos de filiación censal mermó la cabaña y el hermano lobo comenzó a atacar de forma mayoritaria e indiscriminada al ganado ovino, matando más de 2.500 ovejas al año. La Administración compensa a los propietarios campesinos con su cabaña dañada con un montante total de 260.000 euros anuales.

Los cuentos de lobos, los relatos de Ánxel Fole o Cunqueiro, las falsa historias reales imaginadas en las frías noches de invierno a la luz de un candil inexistente, forman parte de mi memoria literaria y popular. Siempre voy a estar al lado del lobo, del nuestro, del amado y odiado a partes iguales, del que huye del fuego y nunca ataca a los hombres, del animal que es leyenda y amo y señor del bosque.

No voy a anteponer, a primar, el bicho frente al ganadero, aunque es muy difícil mostrarse ecuánime.

El grito desesperado de quienes colgaron de un puente la oveja degollada demandaba soluciones. Seguramente, aquel ejemplar bovino había sido muerto por un ejemplar adulto de la manada que vive en los montes de O Xistral, donde se oculta el sol al caer la tarde.