El dulce sin relleno, o con sabores tradicionales, es el que triunfa en las confiterías de la ciudad
04 ene 2024 . Actualizado a las 19:41 h.Los paladares lucenses son clásicos cuando de roscón de Reyes se trata. Así lo testan en las confiterías de la ciudad, en las que el dulce tradicional sin relleno sigue teniendo más adeptos, y cuando se elige algún aderezo, la nata o la trufa son las que triunfan.
La innovación de Yomar: un relleno de crema de dulce de leche y queso mascarpone
El obrador de la confitería Yomar es otro de los que estos días no dan abasto. Cuenta Honorio Gómez que los encargos para el día 6 se multiplican. «Se mantiene la tendencia conservadora de encargar sobre todo roscones sin relleno, aunque este año nos hemos dado cuenta que entre los rellenos lo que está triunfando, clarísimamente, es la nata».
Cada año, en Yomar experimentan y ofrecen a sus clientes más aventureros un relleno novedoso. Si el año pasado era el de pistacho, este año la propuesta innovadora es la crema de dulce de leche y queso mascarpone.
Sobre su elaboración, Honorio lo tiene claro. «Nosotros hacemos el roscón de forma tradicional, con masa madre que lleva bastante tiempo de levedado, lo que hace que el roscón sea más jugoso y tierno». La calidad de las harinas y la mantequilla juegan un papel fundamental, lo mismo que el agua de azahar y la ralladura de limón. En cuanto a los precios, en Yomar se pueden adquirir roscones a 20 o 35 euros.
Confitería Martín: «Uno de nuestros secretos son unos licores blancos»
El horno de Miguel Ángel Martín, de la confitería Martín, no tiene respiro estos días. Desde el día 2 despachan roscones y para el día 6 ya no admiten más encargos. «Es que es un producto laborioso, artesanal, nada industrial, y requiere su tiempo. Además, el horno tiene la capacidad que tiene», explica el pastelero.
Cuando se le pregunta por la receta que hace famosos sus roscones, la describe como una masa rica en mantequilla y huevos a la que añaden, entre otros ingredientes, dos aderezos clave. «Uno es el agua de azahar, que es fundamental, y otro es nuestro secreto, unos licores blancos», cuenta manteniendo el misterio. La otra clave del éxito está en el amasado y el levedado.
En su obrador triunfan los roscones sin relleno, y los que rellenan tienen nata o trufa. En cuanto a los precios, mantienen los del año pasado a pesar de que todo el cartonaje de los envoltorios se ha disparado. Disponen de tres tamaños que valen 16, 22 o 35 euros.
Madarro: «Lo fundamental es la calidad de los ingredientes»
La tradición y la calidad siguen marcando la hoja de ruta de la centenaria Madarro. En la confitería de la Rúa da Raíña estos días se multiplican los encargos de roscones y, sobre todo, del clásico. «Aquí triunfa sobre todo el que no lleva relleno, aunque siempre hay quién lo prefiere con trufa, nata o crema, que son las tres opciones que tenemos».
La receta clásica es la que siguen en el obrador, aunque Montse González tiene claro el secreto. «Lo fundamental es la calidad de los ingredientes y también el equipo que lo hace. Influye muchísimo la mano en este tipo de productos». La ralladura de limón y el agua de azahar son los que aportan al dulce el sabor propio del día de Reyes, y en cuanto a la presentación, la trufa confitada no falta.
En Madarro el precio de los roscones oscila de los 14,50 del más pequeño a los 41.