«Me parece obsceno tratar al peregrino como cliente»

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

PEDRAFITA DO CEBREIRO

ALBERTO LÓPEZ

Cree que el legado del cura de O Cebreiro es fundamental para mantener el espíritu del Camino

26 jul 2017 . Actualizado a las 22:55 h.

La escritora canadiense, Laura Dennett, afincada en A Lagoa, Pedrafita, que fue colaboradora directa de Elías Valiña, el cura de O Cebreiro que impulsó el Camino de Santiago confía en que la Xunta reflexiones y reponga el premio al que daba nombre el sacerdote. Reconocía a personas y organizaciones que promocionaban el espíritu xacobeo. En caso de que la administración no dé el paso, asegura que lo harán las asociaciones.

-¿Qué gestiones están realizando?

-No debería de ser una causa reponer el premio. Es una lástima que lo hayan retirado. Me pregunto si la decisión la tomaron conscientes de la influencia que tuvo Elías Valiña en las asociaciones de peregrinos, que se fundaron por su inspiración en los años 80. Posiblemente no valoraron que las alemanas, italianas y de casi todos los países tomaron inspiración de sus boletines. El origen de la nuestra, la Confraternity of St James, del Reino Unido, empezamos con seis socios y somos dos millones, también está ahí.

-¿Cuál fue esta inspiración?

-Sus obras son el núcleo: «Caminos a Compostela», su primera guía, que imprimió en una edición de bolsillo en Vigo, en 1971 y que fue distribuida mano a mano; su tesis doctoral y la guía de 1985 del Ministerio de Turismo. La última fue póstuma. Elías conocía el Camino punto por punto. Hizo una cartografía que dibujó a mano. Es un tesoro. Fue un intento de rectificar la guía de Everest. Todavía quedan ejemplares a la venta, que se pueden encontrar en las tiendas de sus sobrinos en O Cebreiro. Este libro es un documento histórico muy valioso, un recuerdo de cómo era antes del año 1990. Desde entonces cambió mucho. Algunos peregrinos no pasan ya por determinados sitios porque han cambiado el trazado. El editor que la publicó era el especialista en cartografía Roger Lascelles. En España la distribuidora tuvo problemas y quedaron muchos ejemplares sin vender. La edición en inglés se imprimió en dos ocasiones.

-¿Cuándo fue el último premio?

-El último fue en 2014. En 2015 anunciaron que no iban a convocar más. Siento profundamente lo que ocurrió porque Elías Valiña se lo merece. Era un premio que honraba a la Xunta y a Galicia. La cantidad de dinero era muy modesta, un millón de pesetas. El primero se lo concedieron a mi asociación. Se otorgaba a iniciativas que habían desarrollado proyectos que ejemplificaban el espíritu de Elías.

-¿Por qué se lo dieron?

-Por el albergue de peregrinos de Rabanal. Se puso en marcha con 50 millones de pesetas de aportaciones individuales para reconstruir el edificio de la rectoral en ruinas. Sigue funcionando de maravilla. En él pernoctaron 150.000 peregrinos. Lo atienden hospitaleros voluntarios de 24 países, que reciben una comida al día y ya está cubierto para todo el año que viene.

-¿Cuándo conoció a Valiña?

-Lo conocí en 1986 cuando pasé por O Cebreiro como peregrina, en el comedor de la hospedería. Un amigo lo había llamado para hablarle de mí. Yo estaba realizando el Camino para llamar la atención sobre la esclerosis múltiple. Tengo tres casos en la familia y estoy muy sensibilizada con esta enfermedad. Después coincidimos en congresos en Alemania y en Jaca. En uno de ellos me preguntó si estaba preparada para traducir su última guía al inglés. Le dije que sí, pero que antes tenía que acabar un proyecto en marcha en Londres y mi libro sobre el Camino de Santiago. Le escribí en la Navidad de 1988 para decirle que estaría libre a partir de la primavera y no me contestó. Me sorprendió y en marzo vine a verle. Descubrí que lo habían operado dos veces de un cáncer. Me dijo que no había terminado la guía.

-¿Le ayudó a acabarla?

-Cuando llegué estaba bastante mal y empeorando, por lo que decidí no regresar a Londres. Me parecía importante acabar el trabajo. Estuve hasta después de su fallecimiento. Me habría sentido fatal yéndome antes. Realmente no nos conocíamos mucho pero en los últimos meses establecimos una amistad que valoraba. El 99% de las veces hablábamos del Camino y de la guía. Una de las cosas que le prometí fue que la publicaría. Junto a otra persona buscamos una editorial y lo hizo Galaxia cuando Elías ya había muerto.

-¿Qué cree que pensaría Elías Valiña del Camino ahora?

-Yo no sé que pensaría. No siento que tenga el derecho a especular sobre ello. Creo que algunas cosas le harían feliz y en otras se le caería el alma a los pies. El Camino tiene su economía, pero debería dejar espacio para iniciativas voluntarias, que están siendo presionadas por gente que ha montado negocios en el Camino y que creen que merecen un trato especial y eso no es así. Hay una asociación en Castilla que quiere prohibir iniciativas como la de Rabanal. Para hacerle frente está surgiendo una asociación de albergues de donativo. No nos vamos a quedar quietos. La fraternidad y la solidaridad es lo que más impacta al peregrino y creo que es la única manera de transformar el mundo. El peregrino que recibe cuando regresa a su vida habitual generalmente ha experimentado un cambio.

-¿Usted que opina?

-El premio Elías Valiña es fundamental en esta visión de cambiar el mundo La Xunta debería ser consciente de ello y de que está en su mano que el mundo cambie si deja espacio a este tipo de iniciativas. Si pierden su espacio, el espíritu del Camino quedaría desvirtuado y sería otro ejemplo de senderismo. Iniciativas altruistas son las que han hecho que el Camino sea lo que es. Hoy día está muy mercantilizado. Es necesario que quede el espacio y la libertad para contestar al peregrino como ser humano, no como cliente o consumidor. Eso me parece casi obsceno.

-¿Qué harán las asociaciones?

-Pues crearemos otro porque tiene que existir. Nació por iniciativa de investigadores como Paolo Caucci o Robert Plötz. Espero que la Xunta tome la iniciativa. No sé a que gran obra quiere dedicar los 6.000 euros. Lo que hizo Elías Valiña es de un valor incalculable. Cada año que pasa noto más su falta, no solo por la señalización del Camino, sino por sus obras de investigación. Planeaba un congreso de caminos secundarios antes de fallecer y en los que nadie pensó antes de los 90.

«El premio tiene que existir, si la Xunta no lo repone, lo crearemos las asociaciones»

«El peregrino que recibe cuando regresa a su vida habitual ha cambiado»